/ sábado 3 de julio de 2021

[Ocio] Cantinflas vivió en la Ciudad de la Eterna Primavera

Su casa conserva una interpretación de la diosa griega Gaia, que Diego Rivera realizó en 1950

Cuando alguien trata de recapitular los nombres de la gente famosa que ha vivido en Cuernavaca puede pensar de inmediato en personajes como Rufino Tamayo, Robert Brady o, incluso, Malcolm Lowry, pero rara vez se asomará el nombre de uno de los artistas más talentosos que ha dado México al mundo: el mismísimo Mario Moreno “Cantinflas”.

Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes nació el 12 de agosto de 1911. Fue mimo, actor, productor, guionista y comediante, cuyo trabajo destacó durante la Época de Oro del cine mexicano. Sexto de catorce hijos, durante su infancia y juventud se dedicó a varios trabajos, entre ellos el de ayudante de zapatero, limpiabotas, cartero, taxista, empleado de billar y boxeador. Cuando las mieles del éxito le permitieron darse ciertos gustos, no dudó en vivir en los sitios turísticos más importantes de su época, como Acapulco y Cuernavaca.

“Él no era muy visto. De los más comentados eran Robert Brady, Tamayo, Ana Luisa Peluffo, María Félix o Elsa Aguirre”, expresa el pintor, psicólogo y promotor cultural Fernando Hidalgo, que a fines de la década de los setentas conoció a Cantinflas.

“Lo conocí en el aeropuerto de Acapulco. Había ido a apoyar a un candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional), era un gran activista del partido en el poder. Lo abordé y le platiqué que vivía en Cuernavaca y me dijo que adoraba su casa, la cual fue visitada por grandes estrellas y políticos”, recuerda Hidalgo.

La casa de Mario Moreno se ubicaba (y todavía) en el Centro Histórico de la ciudad, sobre la calle Fray Bartolomé de Las Casas y el bulevar Benito Juárez, a sólo unos pasos de Palacio de Cortés. Hoy convertida en el Museo Cassa Gaia, se trata de una construcción de casi un siglo de antigüedad, que cuenta con obras de reconocidos artistas nacionales e internacionales, entre ellos el pintor muralista Diego Rivera y Frida Kahlo.

“Seguro se veían y visitaban María Félix y Don Mario. Era muy amigo de Bejarano y Lauro Ortega. Cantinflas más bien trató y sí logró vivir en Cuernavaca fuera de reflectores y discretamente, pero todo mundo lo sabía”, detalla Hidalgo.

Si un detalle destaca de la casa en la que vivió el señor Moreno, entre todas las obras que hoy resguardan sus paredes, es la interpretación de la diosa griega Gaia, diosa de la tierra, madre de Cronos y Rea, en la alberca del hogar, un trabajo de Rivera hecho a petición del protagonista de “Around the World in Eighty Days” en la década de 1950.

“Prestó su casa a Rivera, Frida y su equipo frente al Palacio de Cortés, cuando Diego pintaba el mural en palacio. Cantinflas le contrató un mural en alberca e hizo la figura de Gaia", agrega

Ídolo e inspiración de miles de artistas y comediantes que han seguido sus pasos, Mario Moreno falleció de un infarto al corazón el 20 de abril de 1993. Sus cenizas descansan en el Panteón Español de la CdMx, pero sus recuerdos perduran en los lugares en los que trabajó y vivió. En el congreso de Estados Unidos fue homenajeado con un minuto de silencio. En México, su funeral duró tres días.

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Cuando alguien trata de recapitular los nombres de la gente famosa que ha vivido en Cuernavaca puede pensar de inmediato en personajes como Rufino Tamayo, Robert Brady o, incluso, Malcolm Lowry, pero rara vez se asomará el nombre de uno de los artistas más talentosos que ha dado México al mundo: el mismísimo Mario Moreno “Cantinflas”.

Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes nació el 12 de agosto de 1911. Fue mimo, actor, productor, guionista y comediante, cuyo trabajo destacó durante la Época de Oro del cine mexicano. Sexto de catorce hijos, durante su infancia y juventud se dedicó a varios trabajos, entre ellos el de ayudante de zapatero, limpiabotas, cartero, taxista, empleado de billar y boxeador. Cuando las mieles del éxito le permitieron darse ciertos gustos, no dudó en vivir en los sitios turísticos más importantes de su época, como Acapulco y Cuernavaca.

“Él no era muy visto. De los más comentados eran Robert Brady, Tamayo, Ana Luisa Peluffo, María Félix o Elsa Aguirre”, expresa el pintor, psicólogo y promotor cultural Fernando Hidalgo, que a fines de la década de los setentas conoció a Cantinflas.

“Lo conocí en el aeropuerto de Acapulco. Había ido a apoyar a un candidato del PRI (Partido Revolucionario Institucional), era un gran activista del partido en el poder. Lo abordé y le platiqué que vivía en Cuernavaca y me dijo que adoraba su casa, la cual fue visitada por grandes estrellas y políticos”, recuerda Hidalgo.

La casa de Mario Moreno se ubicaba (y todavía) en el Centro Histórico de la ciudad, sobre la calle Fray Bartolomé de Las Casas y el bulevar Benito Juárez, a sólo unos pasos de Palacio de Cortés. Hoy convertida en el Museo Cassa Gaia, se trata de una construcción de casi un siglo de antigüedad, que cuenta con obras de reconocidos artistas nacionales e internacionales, entre ellos el pintor muralista Diego Rivera y Frida Kahlo.

“Seguro se veían y visitaban María Félix y Don Mario. Era muy amigo de Bejarano y Lauro Ortega. Cantinflas más bien trató y sí logró vivir en Cuernavaca fuera de reflectores y discretamente, pero todo mundo lo sabía”, detalla Hidalgo.

Si un detalle destaca de la casa en la que vivió el señor Moreno, entre todas las obras que hoy resguardan sus paredes, es la interpretación de la diosa griega Gaia, diosa de la tierra, madre de Cronos y Rea, en la alberca del hogar, un trabajo de Rivera hecho a petición del protagonista de “Around the World in Eighty Days” en la década de 1950.

“Prestó su casa a Rivera, Frida y su equipo frente al Palacio de Cortés, cuando Diego pintaba el mural en palacio. Cantinflas le contrató un mural en alberca e hizo la figura de Gaia", agrega

Ídolo e inspiración de miles de artistas y comediantes que han seguido sus pasos, Mario Moreno falleció de un infarto al corazón el 20 de abril de 1993. Sus cenizas descansan en el Panteón Español de la CdMx, pero sus recuerdos perduran en los lugares en los que trabajó y vivió. En el congreso de Estados Unidos fue homenajeado con un minuto de silencio. En México, su funeral duró tres días.

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