En cada temporada de lluvias, las rancherías de la sierra de Huautla en Tlaquiltenango se recuperan en cuanto al ganado, pues durante el estiaje muere una parte del ganado; además reproduce el ataque de parásitos como la garrapata, causante de descensos en el sector.
Obed Cazares Carreño, asesor técnico de la Asociación Ganadera Local “General Real de Huautla”, comentó que las garrapatas del ganado vacuno son parásitos artrópodos hematófagos que ocasionan anemia, enfermedad parasitaria extrema que afecta a los bovinos en todas sus edades y que causa pérdidas a los productores.
Las enfermedades como la anaplasmosis y piroplasmosis son causadas por estos holoparásitos, mejor conocidos como garrapatas
Además, indicó que cuando un animal es atacado por esos parásitos, entonces, cualquier enfermedad que les dé la agrava, lo cual se debe a la anemia que les produce ya que esos insectos son cada vez más resistentes a los desparasitantes, los cuales, además, son caros para los productores de esa zona, en donde no hay fuentes de trabajo.
Los ganaderos saben que esos parásitos generan baja en la producción, pues ocasionan que los especímenes adelgacen y mueran. La disminución en los rendimientos productivos se acentúan en los casos letales de animales jóvenes, viejos, las hembras lactantes o aquéllos cuyo sistema inmunológico esté afectado en forma temporal o permanente.
La garrapata sobrevive en la tierra y fácilmente invade al ganado de la región que en esta temporada se viste de hermosos paisajes verdes, los cuales se ven manchados por el olor fétido y apestoso de un animal muerto a consecuencia de la presencia de dichos parásitos. Los animales carroñeros se aprovechan de los cádaveres las vacas y los becerros.
Para Cazares Carreño encontrar dos o tres animales muertos es indicio de las enfermedades producidas por la garrapata. En ese sentido, precisó que el ganado en la región está libre de brucelosis y tuberculosis, pues los productores participan en las campañas con subsidio.
En tiempo de sequías las vacas enflacan y es común observar ejemplares muertos en los caminos de Quilamula-Valle de Vázquez, en Tlaquiltenango. También en esa zona se encuentran dos cementerios de animales: uno en la carretera Quilamula-Valle de Vázquez y otro en Huautla-Santiopan, los cuales se implementaron para evitar la contaminación.