/ jueves 11 de noviembre de 2021

[Juntos Crecemos] El Tlecuil, comida 100% mexicana

Con platillos con sazón único, este restaurante ha construido una historia de tres años que recientemente inició una nueva etapa

Hoy ver un tlecuil no es cosa de todos los días, pero hay un lugar en Cuautla donde uno de estos braseros, equivalente a la estufa en la época prehispánica, es lo primero que ves cuando atraviesas la puerta. Desde hace tres años, el restaurante El Tlecuil ha hecho de la cocina tradicional mexicana su principal característica, pero no se ha negado a evolucionar por caminos que buscan algo más que ofrecer a sus clientes.

Es sábado y Jaime nos recibe con un entusiasmo que debe ser habitual en él. De otra forma, ¿cómo explicaríamos que El Tlecuil haya superado los momentos más difíciles de una pandemia, cuya crisis económicamente todavía no se acaba? Jaime Ruano tiene 25 años, y su esposa, Brenda, y sus hijas María José y Victoria, son su motivación. Sin ellas, tampoco él habría podido superar este periodo.

“Ellas son mi motor, mi motivación, y también Salvador, que es un gran amigo”, reconoce.

La historia

Originalmente, El Tlecuil era un pequeño restaurante ubicado en la colonia Año de Juárez, cerca de la secundaria Antonio Caso. Su fundador fue Salvador Sierra, quien hoy sigue formando parte del proyecto. Junto a él, Jaime y el personal que trabaja en el restaurante han hecho de este espacio un lugar próspero, ya ubicable para la gente de Cuautla, en sólo tres años, y con un futuro muy prometedor.

“Fue Salvador Sierra quien lo abrió para acercarnos a las tradiciones mexicanas, a la comida mexicana, que es muy amplia. La parte tradicional fue la que nos gustó y es lo que nos sigue motivando”, explica Jaime.

Al cabo de un año, el restaurante fue trasladado a una nueva ubicación, esta vez en la avenida José María Morelos, de la colonia Emiliano Zapata. En este lugar, “El Tlecuil” cuenta con una planta baja con capacidad de atender a unas 30 personas, y una segunda planta con capacidad para 40, pero esta es parte de otra que inició hace apenas un mes.

“Tlecuichelas”

Una vez que subes las escaleras que conectan con la segunda planta, las cosas cambian. Ahora mismo, pasadas las cuatro de la tarde, no hay gente aquí, y sí mesas y sillas que esperan la llegada de sus ocupantes. En unas dos horas, el lugar empezará a cobrar vida: habrá música, conversaciones y risas, y tragos servidos en vasos de licuadora.

“Es una idea que igual tomamos junto con Salvador, de servir la coctelería en una licuadora, desde mojitos, pitufos, coctel bull, entre otros. Este es el vaso”, dice Jaime y nos muestra, efectivamente, un vaso de licuadora. Los hay de colores y, afortunadamente, son de plástico.

El bar “Tlecuichelas” abre los viernes y sábados a partir de las seis de la tarde y se mantiene en servicio hasta la medianoche.

“Nos ha ido bien. La gente apenas se está acostumbrado, pero sí llama mucho la atención esto, que sirvamos en vasos de licuadora”.

Actualmente, el Tlecuil se ubica en la colonia Emiliano Zapata / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Contra la pandemia, la perseverancia

En marzo de 2020, la vida de todos los restauranteros de México cambió drásticamente: la pandemia de la covid-19 los obligó a pararse de frente ante un futuro con pocas certezas y muchas dificultades. Hubo quienes desde el primer momento optaron por tirar la toalla y cerrar sus puertas, cediendo locales y ubicaciones a nuevos arrendatarios. Otros cesaron a algunos de sus trabajadores y redujeron sus sueldos. Pero en El Tlecuil nada de eso pasó: motivado por la confianza de que las cosas mejorarían tarde o temprano, Jaime y los suyos siguieron al pie del cañón, trabajando todos los días, e implementando el servicio a domicilio cuando las autoridades impidieron la atención presencial en los establecimientos.

“Al principio fue un golpe, porque nunca habíamos pasado por esto, pero poco a poco nos fuimos haciendo a la idea de que empezaríamos a llevar a domicilio, a acercarnos nosotros, sin costo. En esa época acabábamos de llegar aquí, y así fue como estuvimos, picando, y aguantando, porque las ventas tampoco eran muy buenas”, recuerda Jaime.

En El Tlecuil no hubo despidos ni reducción de sueldo, pero sí hubo que tomar medidas para garantizar que el negocio sobreviviera junto con todos sus trabajadores. La mejor solución para lograrlo fue agregar un día obligatorio de descanso.

“No hubo reducción de personal ni de sueldos, pero sí descansamos un día más, en total dos días a la semana. Intentamos ayudarnos para no cerrar por completo y salir adelante con lo que fuera saliendo”.

Transcurrido el tiempo en que se vieron imposibilitados para recibir a la gente, el restaurante reabrió sus puertas implementando las medidas sanitarias correspondientes, como la desinfección de los comensales al entrar, la aplicación de gel antibacterial y el uso obligatorio de cubrebocas por parte de los trabajadores.

“En la entrada los recibimos con gel antibacterial y desinfectante, y todo el personal cuenta con cubrebocas. Constantemente nos lavamos las manos, durante todo el día, para darles la confianza de que hacemos lo posible por reducir el riesgo de contagio”, cuenta Jaime.

La carta

Cada día, la gente que llega a El Tlecuil puede probar una comida distinta. Esa es una de las características del lugar, y aunque los platillos pueden variar de un día a otro, a todos los distingues el sello de ser preparados con amor a la cocina tradicional mexicana: carne de puerco en salsa roja con verdolagas, pipián con tamales, pollo con huitlacoche y queso gratinado y pozole verde de pollo son sólo algunos de los platillos que se preparan aquí.

Además de la cocina típica mexicana, “El Tlecuil” también ofrece mariscos y hamburguesas. Los fines de semana sí tienen un menú fijo: los viernes se vende birria, los sábados hay buffet y los domingos son de pancita. El restaurante cuenta con un perfil en Facebook, donde es posible conocer más a detalle la carta: “El Tlecuil”. Así como una cuenta de Instagram con atractivas imágenes de sus platillos: tlecuil_cuautla

Gude Servín | El Sol de Cuautla


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Hoy ver un tlecuil no es cosa de todos los días, pero hay un lugar en Cuautla donde uno de estos braseros, equivalente a la estufa en la época prehispánica, es lo primero que ves cuando atraviesas la puerta. Desde hace tres años, el restaurante El Tlecuil ha hecho de la cocina tradicional mexicana su principal característica, pero no se ha negado a evolucionar por caminos que buscan algo más que ofrecer a sus clientes.

Es sábado y Jaime nos recibe con un entusiasmo que debe ser habitual en él. De otra forma, ¿cómo explicaríamos que El Tlecuil haya superado los momentos más difíciles de una pandemia, cuya crisis económicamente todavía no se acaba? Jaime Ruano tiene 25 años, y su esposa, Brenda, y sus hijas María José y Victoria, son su motivación. Sin ellas, tampoco él habría podido superar este periodo.

“Ellas son mi motor, mi motivación, y también Salvador, que es un gran amigo”, reconoce.

La historia

Originalmente, El Tlecuil era un pequeño restaurante ubicado en la colonia Año de Juárez, cerca de la secundaria Antonio Caso. Su fundador fue Salvador Sierra, quien hoy sigue formando parte del proyecto. Junto a él, Jaime y el personal que trabaja en el restaurante han hecho de este espacio un lugar próspero, ya ubicable para la gente de Cuautla, en sólo tres años, y con un futuro muy prometedor.

“Fue Salvador Sierra quien lo abrió para acercarnos a las tradiciones mexicanas, a la comida mexicana, que es muy amplia. La parte tradicional fue la que nos gustó y es lo que nos sigue motivando”, explica Jaime.

Al cabo de un año, el restaurante fue trasladado a una nueva ubicación, esta vez en la avenida José María Morelos, de la colonia Emiliano Zapata. En este lugar, “El Tlecuil” cuenta con una planta baja con capacidad de atender a unas 30 personas, y una segunda planta con capacidad para 40, pero esta es parte de otra que inició hace apenas un mes.

“Tlecuichelas”

Una vez que subes las escaleras que conectan con la segunda planta, las cosas cambian. Ahora mismo, pasadas las cuatro de la tarde, no hay gente aquí, y sí mesas y sillas que esperan la llegada de sus ocupantes. En unas dos horas, el lugar empezará a cobrar vida: habrá música, conversaciones y risas, y tragos servidos en vasos de licuadora.

“Es una idea que igual tomamos junto con Salvador, de servir la coctelería en una licuadora, desde mojitos, pitufos, coctel bull, entre otros. Este es el vaso”, dice Jaime y nos muestra, efectivamente, un vaso de licuadora. Los hay de colores y, afortunadamente, son de plástico.

El bar “Tlecuichelas” abre los viernes y sábados a partir de las seis de la tarde y se mantiene en servicio hasta la medianoche.

“Nos ha ido bien. La gente apenas se está acostumbrado, pero sí llama mucho la atención esto, que sirvamos en vasos de licuadora”.

Actualmente, el Tlecuil se ubica en la colonia Emiliano Zapata / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Contra la pandemia, la perseverancia

En marzo de 2020, la vida de todos los restauranteros de México cambió drásticamente: la pandemia de la covid-19 los obligó a pararse de frente ante un futuro con pocas certezas y muchas dificultades. Hubo quienes desde el primer momento optaron por tirar la toalla y cerrar sus puertas, cediendo locales y ubicaciones a nuevos arrendatarios. Otros cesaron a algunos de sus trabajadores y redujeron sus sueldos. Pero en El Tlecuil nada de eso pasó: motivado por la confianza de que las cosas mejorarían tarde o temprano, Jaime y los suyos siguieron al pie del cañón, trabajando todos los días, e implementando el servicio a domicilio cuando las autoridades impidieron la atención presencial en los establecimientos.

“Al principio fue un golpe, porque nunca habíamos pasado por esto, pero poco a poco nos fuimos haciendo a la idea de que empezaríamos a llevar a domicilio, a acercarnos nosotros, sin costo. En esa época acabábamos de llegar aquí, y así fue como estuvimos, picando, y aguantando, porque las ventas tampoco eran muy buenas”, recuerda Jaime.

En El Tlecuil no hubo despidos ni reducción de sueldo, pero sí hubo que tomar medidas para garantizar que el negocio sobreviviera junto con todos sus trabajadores. La mejor solución para lograrlo fue agregar un día obligatorio de descanso.

“No hubo reducción de personal ni de sueldos, pero sí descansamos un día más, en total dos días a la semana. Intentamos ayudarnos para no cerrar por completo y salir adelante con lo que fuera saliendo”.

Transcurrido el tiempo en que se vieron imposibilitados para recibir a la gente, el restaurante reabrió sus puertas implementando las medidas sanitarias correspondientes, como la desinfección de los comensales al entrar, la aplicación de gel antibacterial y el uso obligatorio de cubrebocas por parte de los trabajadores.

“En la entrada los recibimos con gel antibacterial y desinfectante, y todo el personal cuenta con cubrebocas. Constantemente nos lavamos las manos, durante todo el día, para darles la confianza de que hacemos lo posible por reducir el riesgo de contagio”, cuenta Jaime.

La carta

Cada día, la gente que llega a El Tlecuil puede probar una comida distinta. Esa es una de las características del lugar, y aunque los platillos pueden variar de un día a otro, a todos los distingues el sello de ser preparados con amor a la cocina tradicional mexicana: carne de puerco en salsa roja con verdolagas, pipián con tamales, pollo con huitlacoche y queso gratinado y pozole verde de pollo son sólo algunos de los platillos que se preparan aquí.

Además de la cocina típica mexicana, “El Tlecuil” también ofrece mariscos y hamburguesas. Los fines de semana sí tienen un menú fijo: los viernes se vende birria, los sábados hay buffet y los domingos son de pancita. El restaurante cuenta con un perfil en Facebook, donde es posible conocer más a detalle la carta: “El Tlecuil”. Así como una cuenta de Instagram con atractivas imágenes de sus platillos: tlecuil_cuautla

Gude Servín | El Sol de Cuautla


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