/ jueves 11 de febrero de 2021

De regreso al Morrison Hotel

“Al primer destello del Edén corrimos al mar,

estando de pie en la playa de la libertad,

esperando al sol”.

Jim Morrison.

El 9 de febrero de 1970 The Doors publicó su quinto disco de estudio, Morrison Hotel, un álbum que marcó el regreso triunfal de la banda californiana a sus raíces musicales, siendo considerado por la crítica especializada como su mejor obra desde su álbum debut en 1967.

∝The Doors es considerada una de las bandas de rock más emblemáticas de los años sesenta, y no sólo porque canciones como “Light My Fire”, “People Are Strange”, “Hello, I Love You” y “Touch Me” llegaron a ser éxitos comerciales en la radio en aquellos años sino también porque The Doors representó un rompimiento con los estereotipos de las bandas de rock de esa época tanto en lo musical, en las letras de sus canciones y en una ideología con pensamiento de libertad, de ir más allá de lo conocido.

Y es precisamente esto último lo que inspiró al nombre de la banda, Jim Morrison, vocalista y cofundador del grupo, quería que la agrupación a través de su música fueran la puerta entre lo conocido y lo desconocido, serían ¡las puertas de la percepción!, aludiendo a la obra de Aldous Huxley así como a la cita de William Blake: “si las puertas de la percepción se purificaran las cosas se verían como son, infinitas”.

La banda en mención se conformó con John Densmore en la batería, Robby Krieger en la guitarra, Ray Manzarek en los teclados (quien cumpliría años el próximo 12 de febrero) y Jim Morrison como vocalista y principal compositor de las letras de las canciones, siendo este personaje un referente de lo que es ser un rock star.

Jim Morrison fue un gran apasionado de la literatura por lo que su sueño era ser reconocido como poeta, sin embargo, por azares de la vida ese reconocimiento le llegó a través de la música, pudiendo expresar sus poemas que eran transformados en canciones, y que podían catalogarse como poesía oral, que en palabras de Manzarek, en el caso de Jim era más efectiva su poesía oral que su poesía escrita, y es así que encontramos canciones como “Break On Through” y “The End” donde se puede apreciar la poesía de Morrison convertida en claros ejemplos de lo que deben ser buenas canciones de rock.

The Doors salta a la escena del éxito comercial de manera inmediata con su primer trabajo discográfico, y así continuó con sus siguientes dos álbumes, Strange Days y Waiting For The Sun, llegando a ser Jim Morrison el cantante más popular en 1968 en la Unión Americana, y considerándose a Ray Manzarek como uno de los mejores tres músicos de ese año. En este sentido, el escritor mexicano José Agustín expresó en su momento que le gustó mucho el estilo de The Doors hasta su tercer álbum, pero a partir del cuarto disco, ya no fue así, y es que The Soft Parade fue un álbum sobreproducido dejando a un lado la esencia musical de The Doors, por lo que para muchos, este disco es el más castigado en el gusto de los escuchas dentro de la discografía de Las Puertas, pero con el tiempo se le ha hecho justicia revalorizándolo pues a pesar de que no fue recibido como se esperaba por la crítica logró ser un éxito comercial convirtiéndose en disco de oro, aunado a que Jim Morrison consideraba a dicho álbum como un trabajo con una calidad intelectual al mismo nivel de sus discos antecesores.

Es en este año de 1969 donde comienza la crisis de Morrison y en consecuencia la de The Doors en virtud de que el cantante se había sumergido en el alcoholismo detestando la fama y su figura de sex symbol para las revistas de las adolescentes, por ello se dejó la barba, aumentó de peso y dejó los pantalones de cuero. En marzo de ese año The Doors dio un concierto en Miami, donde Morrison llegó en estado de ebriedad siendo un desastre dicha presentación y que traería consecuencias legales para Morrison y una censura para la banda en las estaciones de radio así como cancelaciones de sus conciertos por todo Estados Unidos. La banda sería objeto de persecución por parte de las autoridades y del ala conservadora de la sociedad norteamericana.

Ante este panorama desolador Morrison fue enjuiciado por acusaciones como ebriedad y faltas a la moral, situación que lo llevó a una depresión y que vino a afectar su desempeño en las presentaciones de The Doors, las cuales disminuyeron cuantitativamente por el veto del que fueron objeto por parte de los promotores de conciertos. Y es en este contexto que en junio de 1969 se presentó la oportunidad para que The Doors diera una serie de conciertos en la Ciudad de México con la pretensión de hacerlo en la majestuosa Plaza de Toros México con capacidad para cuarenta mil espectadores, pero no se consiguió que otorgaran los permisos las autoridades mexicanas principalmente por dos motivos: 1) el gobierno mexicano no quería que un gran número de jóvenes se reunieran en mismo punto derivado de los antecedentes de octubre de 1968 y; 2) por la mala reputación de Jim Morrison como un agente del caos.

Este último aspecto marcaría la fama de Jim Morrison como un personaje que iba en contra de lo establecido, de las instituciones de autoridad a las cuales desafiaba constantemente, pues Morrison desde pequeño sintió aversión por las figuras de autoridad pues su filosofía de vida era la de ser un hombre libre, y que chocaba con los dispositivos de dominación impuestos en la sociedad de los años sesenta a los que toda una generación de jóvenes se oponía, recordemos que en estos años surge la contracultura que quiere romper con el status quo que se imponía por sus predecesores.

Y ante la falta de presentaciones de The Doors es que para finales de 1969 la banda entra nuevamente a un estudio de grabación para lo que sería su quinto álbum, Morrison Hotel, un disco que significó un retorno a sus raíces musicales respecto a un rock duro mezclado con un buen blues. El título del disco se toma del nombre de un hotel en el centro de Los Ángeles donde Los Doors posaron sin autorización para ser fotografiados por Henry Diltz para la portada del disco.

En Morrison Hotel escuchamos a un Jim Morrison más compenetrado para cantar los once temas que conforman el álbum, se tratan de canciones escritas todas por Jim Morrison y algunas coescritas con Robby Krieger, cuyas temáticas son el amor, viajes, y la libertad, siendo este último aspecto lo que caracteriza el pensamiento de El Rey Lagarto. Cabe mencionar que la guitarra de Krieger, los teclados de Manzarek y la precisión de la batería de Densmore son sobresalientes, es increíble como con tan solo tres instrumentos agregando el bajo de Ray Neopolitan y la ocasional armónica de G. Puglese (John Sebastian, vocalista de The Lovin´ Spoonful) pudieron hacer magia musical en un disco de 35 minutos de duración.

Como se mencionó, algo que puede definir a Jim Morrison es el tema de la libertad, aspecto que siempre buscó y trató de experimentar en una nación que a pesar de manejar el discurso de ser el paladín de la libertad y la igualdad, en los años sesenta fue objeto de una serie de movimientos sociales que protestaban en contra del racismo, la desigualdad, la política bélica e intervencionista del gobierno estadounidense, que al final configuraba una paradoja entre los ideales bajo los que se fundó dicho país y lo que en realidad demostraba su gobierno: autoritarismo sutil. Y Morrison fue objeto de esa contradicción política, pues a pesar de haber nacido y crecido en la nación de la libertad, él siempre la buscó al sentirse inmerso desde su niñez en contextos que reflejaban dominación, desde la figura de autoridad de su padre, un almirante de la Marina de Estados Unidos, hasta instituciones como la policía o los juzgados, que en conceptos de Althusser son aparatos represivos del Estado.

De regreso a Morrison Hotel, este disco demuestra una cohesión musical que se perdió por momentos en 1969, y que a pesar de que el único single extraído que fue el binomio musical de “Roadhouse Blues-You Make Me Real” no llegó a los primeros lugares de popularidad, a Jim Morrison le tenía sin cuidado eso pues para ese entonces lo último que quería era tener una canción comercialmente exitosa pues a él le interesaba más escribir canciones para un público inteligente, por lo que Morrison Hotel sintetiza la base de un buen rock acompañado de un buen blues que son las raíces de la música de The Doors y que era lo que más disfrutaba hacer Jim Morrison musicalmente hablando. Siendo así, Morrison Hotel es un disco que posiblemente entraría entre tres mejores álbumes de la banda The Doors.

“Al primer destello del Edén corrimos al mar,

estando de pie en la playa de la libertad,

esperando al sol”.

Jim Morrison.

El 9 de febrero de 1970 The Doors publicó su quinto disco de estudio, Morrison Hotel, un álbum que marcó el regreso triunfal de la banda californiana a sus raíces musicales, siendo considerado por la crítica especializada como su mejor obra desde su álbum debut en 1967.

∝The Doors es considerada una de las bandas de rock más emblemáticas de los años sesenta, y no sólo porque canciones como “Light My Fire”, “People Are Strange”, “Hello, I Love You” y “Touch Me” llegaron a ser éxitos comerciales en la radio en aquellos años sino también porque The Doors representó un rompimiento con los estereotipos de las bandas de rock de esa época tanto en lo musical, en las letras de sus canciones y en una ideología con pensamiento de libertad, de ir más allá de lo conocido.

Y es precisamente esto último lo que inspiró al nombre de la banda, Jim Morrison, vocalista y cofundador del grupo, quería que la agrupación a través de su música fueran la puerta entre lo conocido y lo desconocido, serían ¡las puertas de la percepción!, aludiendo a la obra de Aldous Huxley así como a la cita de William Blake: “si las puertas de la percepción se purificaran las cosas se verían como son, infinitas”.

La banda en mención se conformó con John Densmore en la batería, Robby Krieger en la guitarra, Ray Manzarek en los teclados (quien cumpliría años el próximo 12 de febrero) y Jim Morrison como vocalista y principal compositor de las letras de las canciones, siendo este personaje un referente de lo que es ser un rock star.

Jim Morrison fue un gran apasionado de la literatura por lo que su sueño era ser reconocido como poeta, sin embargo, por azares de la vida ese reconocimiento le llegó a través de la música, pudiendo expresar sus poemas que eran transformados en canciones, y que podían catalogarse como poesía oral, que en palabras de Manzarek, en el caso de Jim era más efectiva su poesía oral que su poesía escrita, y es así que encontramos canciones como “Break On Through” y “The End” donde se puede apreciar la poesía de Morrison convertida en claros ejemplos de lo que deben ser buenas canciones de rock.

The Doors salta a la escena del éxito comercial de manera inmediata con su primer trabajo discográfico, y así continuó con sus siguientes dos álbumes, Strange Days y Waiting For The Sun, llegando a ser Jim Morrison el cantante más popular en 1968 en la Unión Americana, y considerándose a Ray Manzarek como uno de los mejores tres músicos de ese año. En este sentido, el escritor mexicano José Agustín expresó en su momento que le gustó mucho el estilo de The Doors hasta su tercer álbum, pero a partir del cuarto disco, ya no fue así, y es que The Soft Parade fue un álbum sobreproducido dejando a un lado la esencia musical de The Doors, por lo que para muchos, este disco es el más castigado en el gusto de los escuchas dentro de la discografía de Las Puertas, pero con el tiempo se le ha hecho justicia revalorizándolo pues a pesar de que no fue recibido como se esperaba por la crítica logró ser un éxito comercial convirtiéndose en disco de oro, aunado a que Jim Morrison consideraba a dicho álbum como un trabajo con una calidad intelectual al mismo nivel de sus discos antecesores.

Es en este año de 1969 donde comienza la crisis de Morrison y en consecuencia la de The Doors en virtud de que el cantante se había sumergido en el alcoholismo detestando la fama y su figura de sex symbol para las revistas de las adolescentes, por ello se dejó la barba, aumentó de peso y dejó los pantalones de cuero. En marzo de ese año The Doors dio un concierto en Miami, donde Morrison llegó en estado de ebriedad siendo un desastre dicha presentación y que traería consecuencias legales para Morrison y una censura para la banda en las estaciones de radio así como cancelaciones de sus conciertos por todo Estados Unidos. La banda sería objeto de persecución por parte de las autoridades y del ala conservadora de la sociedad norteamericana.

Ante este panorama desolador Morrison fue enjuiciado por acusaciones como ebriedad y faltas a la moral, situación que lo llevó a una depresión y que vino a afectar su desempeño en las presentaciones de The Doors, las cuales disminuyeron cuantitativamente por el veto del que fueron objeto por parte de los promotores de conciertos. Y es en este contexto que en junio de 1969 se presentó la oportunidad para que The Doors diera una serie de conciertos en la Ciudad de México con la pretensión de hacerlo en la majestuosa Plaza de Toros México con capacidad para cuarenta mil espectadores, pero no se consiguió que otorgaran los permisos las autoridades mexicanas principalmente por dos motivos: 1) el gobierno mexicano no quería que un gran número de jóvenes se reunieran en mismo punto derivado de los antecedentes de octubre de 1968 y; 2) por la mala reputación de Jim Morrison como un agente del caos.

Este último aspecto marcaría la fama de Jim Morrison como un personaje que iba en contra de lo establecido, de las instituciones de autoridad a las cuales desafiaba constantemente, pues Morrison desde pequeño sintió aversión por las figuras de autoridad pues su filosofía de vida era la de ser un hombre libre, y que chocaba con los dispositivos de dominación impuestos en la sociedad de los años sesenta a los que toda una generación de jóvenes se oponía, recordemos que en estos años surge la contracultura que quiere romper con el status quo que se imponía por sus predecesores.

Y ante la falta de presentaciones de The Doors es que para finales de 1969 la banda entra nuevamente a un estudio de grabación para lo que sería su quinto álbum, Morrison Hotel, un disco que significó un retorno a sus raíces musicales respecto a un rock duro mezclado con un buen blues. El título del disco se toma del nombre de un hotel en el centro de Los Ángeles donde Los Doors posaron sin autorización para ser fotografiados por Henry Diltz para la portada del disco.

En Morrison Hotel escuchamos a un Jim Morrison más compenetrado para cantar los once temas que conforman el álbum, se tratan de canciones escritas todas por Jim Morrison y algunas coescritas con Robby Krieger, cuyas temáticas son el amor, viajes, y la libertad, siendo este último aspecto lo que caracteriza el pensamiento de El Rey Lagarto. Cabe mencionar que la guitarra de Krieger, los teclados de Manzarek y la precisión de la batería de Densmore son sobresalientes, es increíble como con tan solo tres instrumentos agregando el bajo de Ray Neopolitan y la ocasional armónica de G. Puglese (John Sebastian, vocalista de The Lovin´ Spoonful) pudieron hacer magia musical en un disco de 35 minutos de duración.

Como se mencionó, algo que puede definir a Jim Morrison es el tema de la libertad, aspecto que siempre buscó y trató de experimentar en una nación que a pesar de manejar el discurso de ser el paladín de la libertad y la igualdad, en los años sesenta fue objeto de una serie de movimientos sociales que protestaban en contra del racismo, la desigualdad, la política bélica e intervencionista del gobierno estadounidense, que al final configuraba una paradoja entre los ideales bajo los que se fundó dicho país y lo que en realidad demostraba su gobierno: autoritarismo sutil. Y Morrison fue objeto de esa contradicción política, pues a pesar de haber nacido y crecido en la nación de la libertad, él siempre la buscó al sentirse inmerso desde su niñez en contextos que reflejaban dominación, desde la figura de autoridad de su padre, un almirante de la Marina de Estados Unidos, hasta instituciones como la policía o los juzgados, que en conceptos de Althusser son aparatos represivos del Estado.

De regreso a Morrison Hotel, este disco demuestra una cohesión musical que se perdió por momentos en 1969, y que a pesar de que el único single extraído que fue el binomio musical de “Roadhouse Blues-You Make Me Real” no llegó a los primeros lugares de popularidad, a Jim Morrison le tenía sin cuidado eso pues para ese entonces lo último que quería era tener una canción comercialmente exitosa pues a él le interesaba más escribir canciones para un público inteligente, por lo que Morrison Hotel sintetiza la base de un buen rock acompañado de un buen blues que son las raíces de la música de The Doors y que era lo que más disfrutaba hacer Jim Morrison musicalmente hablando. Siendo así, Morrison Hotel es un disco que posiblemente entraría entre tres mejores álbumes de la banda The Doors.

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