/ lunes 5 de octubre de 2020

Pueblos Mágicos en Morelos

Antes de asegurar que todo estará bien en los dos Pueblos Mágicos de Morelos ahora que tienen su Día Nacional, tendríamos que revisar antecedentes. El programa de Pueblos Mágicos fue creado en el 2001 para reconocer a las poblaciones del país emblemáticas en el imaginario colectivo del país, y cuyas tradiciones representan por sí mismas un atractivo turístico.

Los primeros Pueblos Mágicos en el país fueron Huasca de Ocampo en Hidalgo, y Real de Catorce en San Luis Potosí; un año después, Tepoztlán en Morelos, recibiría la denominación; a Tlayacapan le tocaría hasta el 2011, en un paquete que entre 2006 y 2012 hizo crecer de 21 a 83 el número de localidades que gozaran de la denominación, que incluía apoyos presupuestales y de promoción turística del gobierno federal, En el 2014, Sectur emitió los lineamientos de incorporación y permanencia, que sirvieron para que sólo 38 pueblos se incorporaran al programa en el sexenio anterior, lo que dejó el número en 121.

El éxito del programa provocó que muchos municipios en todo el país buscaran incluirse en los beneficios, sólo en Morelos Zacualpan de Amilpas, Yecapixtla, Atlatlahucan, Totolapan y Tlaltizapán, se quedaron esperando alcanzar la denominación, como premio de consolación, la anterior administración estatal creó el programa alterno Pueblos con Historia y Tradición, con recursos bastante limitados.

En el 2016, el programa de Pueblos Mágicos recibió recursos por 1571 millones de pesos, una proporción de 14.15 millones por cada uno de los entonces 111 pueblos mágicos; en el 2017, el recurso bajó a menos de 569 millones, la proporción se redujo a 5.12 millones por cada beneficiario; para el 2018, cuando se incrementó a 121 el total de Pueblos Mágicos, se asignaron sólo 586 millones, una proporción de 4.8 millones de pesos por cada localidad. Para el 2019, el recurso para Pueblos Mágicos fue cancelado, igual que en el presupuesto 2020, y en el 2021.

Las quejas de empresarios de Morelos por la cancelación del programa han sido constantes, en el caso de los alcaldes el reclamo no existe o por lo menos no es público aunque los ingresos por Pueblos Mágicos equivaldrían a la tercera parte de los impuestos que cobra Tepoztlán y casi al total de los de Tlayacapan; los dos alcaldes de los Pueblos Mágicos de Morelos son militantes de Morena. En el caso de Tlayacapan, adicionalmente, ha sido incluido por el gobierno federal en un programa para renovar infraestructura, con lo que pareciera cierta la promesa hecha con la desaparición del programa sobre dar recursos a los Pueblos Mágicos a través de otros programas. Cierta a medias, porque en el caso de Tepoztlán, los apoyos del gobierno federal no han aparecido.

La falta de visitantes derivada de la pandemia hace urgente el fortalecimiento de los programas de fomento al turismo. Uno de los mejor armados es Pueblos Mágicos, el destinar un fin de semana al año para promoverlos, además en temporada turística baja, parece condenarlos a permitirse vicios terribles como la venta de alcohol en las calles o la fayuca que borrando su centenaria tradición, los ayudan a sobrevivir.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Antes de asegurar que todo estará bien en los dos Pueblos Mágicos de Morelos ahora que tienen su Día Nacional, tendríamos que revisar antecedentes. El programa de Pueblos Mágicos fue creado en el 2001 para reconocer a las poblaciones del país emblemáticas en el imaginario colectivo del país, y cuyas tradiciones representan por sí mismas un atractivo turístico.

Los primeros Pueblos Mágicos en el país fueron Huasca de Ocampo en Hidalgo, y Real de Catorce en San Luis Potosí; un año después, Tepoztlán en Morelos, recibiría la denominación; a Tlayacapan le tocaría hasta el 2011, en un paquete que entre 2006 y 2012 hizo crecer de 21 a 83 el número de localidades que gozaran de la denominación, que incluía apoyos presupuestales y de promoción turística del gobierno federal, En el 2014, Sectur emitió los lineamientos de incorporación y permanencia, que sirvieron para que sólo 38 pueblos se incorporaran al programa en el sexenio anterior, lo que dejó el número en 121.

El éxito del programa provocó que muchos municipios en todo el país buscaran incluirse en los beneficios, sólo en Morelos Zacualpan de Amilpas, Yecapixtla, Atlatlahucan, Totolapan y Tlaltizapán, se quedaron esperando alcanzar la denominación, como premio de consolación, la anterior administración estatal creó el programa alterno Pueblos con Historia y Tradición, con recursos bastante limitados.

En el 2016, el programa de Pueblos Mágicos recibió recursos por 1571 millones de pesos, una proporción de 14.15 millones por cada uno de los entonces 111 pueblos mágicos; en el 2017, el recurso bajó a menos de 569 millones, la proporción se redujo a 5.12 millones por cada beneficiario; para el 2018, cuando se incrementó a 121 el total de Pueblos Mágicos, se asignaron sólo 586 millones, una proporción de 4.8 millones de pesos por cada localidad. Para el 2019, el recurso para Pueblos Mágicos fue cancelado, igual que en el presupuesto 2020, y en el 2021.

Las quejas de empresarios de Morelos por la cancelación del programa han sido constantes, en el caso de los alcaldes el reclamo no existe o por lo menos no es público aunque los ingresos por Pueblos Mágicos equivaldrían a la tercera parte de los impuestos que cobra Tepoztlán y casi al total de los de Tlayacapan; los dos alcaldes de los Pueblos Mágicos de Morelos son militantes de Morena. En el caso de Tlayacapan, adicionalmente, ha sido incluido por el gobierno federal en un programa para renovar infraestructura, con lo que pareciera cierta la promesa hecha con la desaparición del programa sobre dar recursos a los Pueblos Mágicos a través de otros programas. Cierta a medias, porque en el caso de Tepoztlán, los apoyos del gobierno federal no han aparecido.

La falta de visitantes derivada de la pandemia hace urgente el fortalecimiento de los programas de fomento al turismo. Uno de los mejor armados es Pueblos Mágicos, el destinar un fin de semana al año para promoverlos, además en temporada turística baja, parece condenarlos a permitirse vicios terribles como la venta de alcohol en las calles o la fayuca que borrando su centenaria tradición, los ayudan a sobrevivir.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx