/ miércoles 7 de febrero de 2024

Tiempo de balances: hay que prestar atención este año en África

Por Omer Freixa

Se viene un año electoral movido en el mundo y el continente africano no es la excepción, entre realineamientos geoestratégicos y conflictos olvidados.

Este 2024 promete ser un año cargado de elecciones en el planeta como nunca. Cerca de la mitad de la población del mundo, unos 4,000 millones de personas, está convocada a las urnas en 64 países con casi una veintena de africanos incluida. Por ejemplo, se esperan unos comicios muy tensos en Senegal. Otros países que también celebrarán elecciones son Sudáfrica, Rwanda, Mozambique y Argelia. Además, en las dos primeras naciones se cumplen importantes efemérides: 30 años del fin del apartheid e igual aniversario del genocidio, respectivamente.

Pese a que una importante cantidad de países africanos elegirá a sus gobernantes, otros no tienen ese derecho o los procesos son amañados, dándose la continuidad de “dinosaurios” de la política africana (como en Guinea Ecuatorial, Uganda o Rwanda, entre otros). Otro país en donde la democracia es muy relativa es Gabón, donde a fin de agosto del año pasado sucumbió el clan Bongo (en el poder desde 1967) tras otro de los tantos golpes de Estado que sacudieron el continente.

Realineamientos e influencias

El 26 de julio Níger tuvo su coup d´État, un presidente democráticamente eyectado del poder y la caída de un aliado de Francia en la región. El repliegue francés en África occidental es continuo, pues la expotencia colonial debió retirar sus ejércitos de este país y, previo a ello, de Malí y Burkina Faso, igualmente sacudidos por golpes en estos últimos años. La misión de la ONU en territorio maliense (Minusma) fue también objeto de retirada con un repunte de la violencia yihadista en la zona en la cual la disminución de la importancia francesa dio espacio para el avance de Rusia y, asimismo, del terrorismo en las naciones costeras aledañas como Costa de Marfil y Ghana.

En efecto, ante estas amenazas y otros asuntos, Moscú aprovecha y 2024 comenzó con una reunión en compañía del gobierno nigerino que busca apoyos del Kremlin y refuerza sus compromisos militares y financieros.

El gobierno de Vladimir Putin muestra interés en los asuntos africanos. Al respecto, a finales de julio de 2023 tuvo lugar la II Cumbre Rusia – África, en la ciudad de San Petersburgo, durante la cual el mandatario ruso reafirmó la importancia de África en el diseño de la política exterior, firmó numerosos acuerdos y proveyó ayuda en abastecimiento alimenticio a algunas de las naciones del continente necesitadas en desmedro de la enemiga Ucrania.

En general, se observa una retracción del peso de las potencias occidentales intervinientes en África reemplazado por China, Rusia, Turquía e India. Las gestiones de la última fueron decisivas para el ingreso de África al G20, en septiembre.

De hambre y exilios

El año pasado fue el más caluroso de la historia desde la existencia de registros, entre otros cataclismos como un terrible terremoto en septiembre en Marruecos, con casi 3.000 muertes, o el paso devastador de un ciclón por Libia que dejó saldo de casi 7.000 víctimas fatales y unas 10.000 personas desaparecidas. Entre otros desastres, en el Cuerno de África el paso de la corriente El Niño protagonizó los últimos meses de 2023, tras una inclemente sequía que asoló la región, la peor en más de cuatro décadas. A resultas de esta sucesión catastrófica, más de 60 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente.

El cambio climático también hace de las suyas en el Sahel, sumado al combo de conflictos y el avance de la desertificación. Según la ONU, en junio pasado 34,5 millones de personas necesitaban ayuda humanitaria urgente en la región central. Buena parte del flujo migratorio que parte diariamente hacia Canarias en una de las rutas más peligrosas del mundo procede de Senegal o Gambia. Según la organización Caminando Fronteras, 6.007 personas fallecieron en 2023, en pateras o cayucos. La cifra representa 16 muertes diarias, más del triple de 2022, cuando contabilizó casi 1.800, siendo el año pasado el más letal desde 2007, momento inicial en que esta agrupación comenzó a llevar conteos.

Las cosas no fueron mejor en el Mediterráneo, otra fosa común acuática hace muchos años. Con más de 2.200 vidas perdidas el año pasado, 2023 se convirtió en el más mortífero desde 2017. Nada indica que esta tendencia se modifique frente a una Europa en la cual arrecian discursos antiinmigración y una postura de blindaje.

Mapa de conflictos

Otro problema que acrecienta las migraciones son las guerras y la conflictividad en general. El año pasado el continente sumó un conflicto más, Sudán, país en el cual a mediados de abril estalló una rivalidad castrense que lo sumió en una nueva conflagración tras haber sufrido dos guerras civiles prolongadas. Sus consecuencias son nefastas: más de 13.000 muertes, por encima de 7 millones de personas obligadas a huir de sus hogares (cifra que representa un récord mundial) y casi la mitad del país de 50 millones de habitantes bajo necesidad de salvataje humanitario urgente. Las posibilidades de pacificación parecen distantes.

La vecina Etiopía comenzó 2023 relativamente pacífica al firmarse la paz en Tigray, en noviembre de 2022, tras dos años de guerra, pero las consecuencias gravitan hoy en la región y el segundo país más poblado de África tiene otros focos de conflicto: la región Amhara, la siempre volátil Oromia y, de principios de 2024, la confrontación con Somalía al reconocer a Somaliland, cruce diplomático que dará que hablar en estos meses venideros además de la administración de las aguas del Nilo por la Gran Represa del Renacimiento Etíope que genera siempre tensiones con Egipto y Sudán.

La noticia en internacionales que sacudió al mundo en 2023 fue el ataque de Hamas en Israel el 7 de octubre y la contraofensiva de Tel Aviv. Los países africanos se dividieron en sus muestras de apoyo al mentado país o a la causa palestina. Sobre ello, el 29 de diciembre último Sudáfrica acudió a la Corte Internacional de Justicia (instancia máxima de la ONU) para acusar a Israel de presunto cometido de genocidio en Gaza. Un proceso que será largo y que ha dividido aún más las aguas no solo entre los países de África.

Omer Freixa de la Universidad Nacional de Tres de Febrero / Universidad de Buenos Aires, Argentina. Pueden seguirlo en Twitter: @OmerFreixa

Por Omer Freixa

Se viene un año electoral movido en el mundo y el continente africano no es la excepción, entre realineamientos geoestratégicos y conflictos olvidados.

Este 2024 promete ser un año cargado de elecciones en el planeta como nunca. Cerca de la mitad de la población del mundo, unos 4,000 millones de personas, está convocada a las urnas en 64 países con casi una veintena de africanos incluida. Por ejemplo, se esperan unos comicios muy tensos en Senegal. Otros países que también celebrarán elecciones son Sudáfrica, Rwanda, Mozambique y Argelia. Además, en las dos primeras naciones se cumplen importantes efemérides: 30 años del fin del apartheid e igual aniversario del genocidio, respectivamente.

Pese a que una importante cantidad de países africanos elegirá a sus gobernantes, otros no tienen ese derecho o los procesos son amañados, dándose la continuidad de “dinosaurios” de la política africana (como en Guinea Ecuatorial, Uganda o Rwanda, entre otros). Otro país en donde la democracia es muy relativa es Gabón, donde a fin de agosto del año pasado sucumbió el clan Bongo (en el poder desde 1967) tras otro de los tantos golpes de Estado que sacudieron el continente.

Realineamientos e influencias

El 26 de julio Níger tuvo su coup d´État, un presidente democráticamente eyectado del poder y la caída de un aliado de Francia en la región. El repliegue francés en África occidental es continuo, pues la expotencia colonial debió retirar sus ejércitos de este país y, previo a ello, de Malí y Burkina Faso, igualmente sacudidos por golpes en estos últimos años. La misión de la ONU en territorio maliense (Minusma) fue también objeto de retirada con un repunte de la violencia yihadista en la zona en la cual la disminución de la importancia francesa dio espacio para el avance de Rusia y, asimismo, del terrorismo en las naciones costeras aledañas como Costa de Marfil y Ghana.

En efecto, ante estas amenazas y otros asuntos, Moscú aprovecha y 2024 comenzó con una reunión en compañía del gobierno nigerino que busca apoyos del Kremlin y refuerza sus compromisos militares y financieros.

El gobierno de Vladimir Putin muestra interés en los asuntos africanos. Al respecto, a finales de julio de 2023 tuvo lugar la II Cumbre Rusia – África, en la ciudad de San Petersburgo, durante la cual el mandatario ruso reafirmó la importancia de África en el diseño de la política exterior, firmó numerosos acuerdos y proveyó ayuda en abastecimiento alimenticio a algunas de las naciones del continente necesitadas en desmedro de la enemiga Ucrania.

En general, se observa una retracción del peso de las potencias occidentales intervinientes en África reemplazado por China, Rusia, Turquía e India. Las gestiones de la última fueron decisivas para el ingreso de África al G20, en septiembre.

De hambre y exilios

El año pasado fue el más caluroso de la historia desde la existencia de registros, entre otros cataclismos como un terrible terremoto en septiembre en Marruecos, con casi 3.000 muertes, o el paso devastador de un ciclón por Libia que dejó saldo de casi 7.000 víctimas fatales y unas 10.000 personas desaparecidas. Entre otros desastres, en el Cuerno de África el paso de la corriente El Niño protagonizó los últimos meses de 2023, tras una inclemente sequía que asoló la región, la peor en más de cuatro décadas. A resultas de esta sucesión catastrófica, más de 60 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente.

El cambio climático también hace de las suyas en el Sahel, sumado al combo de conflictos y el avance de la desertificación. Según la ONU, en junio pasado 34,5 millones de personas necesitaban ayuda humanitaria urgente en la región central. Buena parte del flujo migratorio que parte diariamente hacia Canarias en una de las rutas más peligrosas del mundo procede de Senegal o Gambia. Según la organización Caminando Fronteras, 6.007 personas fallecieron en 2023, en pateras o cayucos. La cifra representa 16 muertes diarias, más del triple de 2022, cuando contabilizó casi 1.800, siendo el año pasado el más letal desde 2007, momento inicial en que esta agrupación comenzó a llevar conteos.

Las cosas no fueron mejor en el Mediterráneo, otra fosa común acuática hace muchos años. Con más de 2.200 vidas perdidas el año pasado, 2023 se convirtió en el más mortífero desde 2017. Nada indica que esta tendencia se modifique frente a una Europa en la cual arrecian discursos antiinmigración y una postura de blindaje.

Mapa de conflictos

Otro problema que acrecienta las migraciones son las guerras y la conflictividad en general. El año pasado el continente sumó un conflicto más, Sudán, país en el cual a mediados de abril estalló una rivalidad castrense que lo sumió en una nueva conflagración tras haber sufrido dos guerras civiles prolongadas. Sus consecuencias son nefastas: más de 13.000 muertes, por encima de 7 millones de personas obligadas a huir de sus hogares (cifra que representa un récord mundial) y casi la mitad del país de 50 millones de habitantes bajo necesidad de salvataje humanitario urgente. Las posibilidades de pacificación parecen distantes.

La vecina Etiopía comenzó 2023 relativamente pacífica al firmarse la paz en Tigray, en noviembre de 2022, tras dos años de guerra, pero las consecuencias gravitan hoy en la región y el segundo país más poblado de África tiene otros focos de conflicto: la región Amhara, la siempre volátil Oromia y, de principios de 2024, la confrontación con Somalía al reconocer a Somaliland, cruce diplomático que dará que hablar en estos meses venideros además de la administración de las aguas del Nilo por la Gran Represa del Renacimiento Etíope que genera siempre tensiones con Egipto y Sudán.

La noticia en internacionales que sacudió al mundo en 2023 fue el ataque de Hamas en Israel el 7 de octubre y la contraofensiva de Tel Aviv. Los países africanos se dividieron en sus muestras de apoyo al mentado país o a la causa palestina. Sobre ello, el 29 de diciembre último Sudáfrica acudió a la Corte Internacional de Justicia (instancia máxima de la ONU) para acusar a Israel de presunto cometido de genocidio en Gaza. Un proceso que será largo y que ha dividido aún más las aguas no solo entre los países de África.

Omer Freixa de la Universidad Nacional de Tres de Febrero / Universidad de Buenos Aires, Argentina. Pueden seguirlo en Twitter: @OmerFreixa