Morelos en una entidad donde ha aumentado el índice de feminicidios en alta proporción, tanto por el incremento general de la violencia criminal como por la absoluta falta de estrategia de las autoridades locales para enfrentarla.
Frente a este panorama, se ha venido desarrollando un movimiento en defensa de la integridad de las mujeres, encabezado por ellas mismas. Fue en medio de la efervescencia de la lucha popular en Chile, cuando un grupo de mujeres dio vida a un performance llamado Un violador en tu camino, que se reprodujo rápidamente en redes sociales y ha causado gran impacto en la opinión pública de muchos países, incluyendo el nuestro.
El impacto en Morelos ha sido grande. Durante la última manifestación realizada en Cuernavaca el 1 de diciembre, contra la inseguridad en que vivimos, las mujeres adoptaron el modelo y lo usaron para subrayar no solo que exigen seguridad, sino que forman parte de un gran movimiento mundial contra los feminicidios.
Por cuanto al fondo del asunto, en Morelos la situación de la seguridad de las mujeres no puede ser más grave. Morelos es la segunda entidad en el país por cuanto al índice de feminicidios por cada 100 mil mujeres. Solo Veracruz tiene índice más elevado, pero Nuevo León exhibe indicadores más moderados.
Ante este panorama, en Morelos se carece no solo de una estrategia de seguridad, sino de los recursos más indispensables para enfrentar el problema, por la sencilla razón de que a las autoridades estatales no les preocupa, no lo valoran, vaya, ni siquiera tienen ideas claras respecto al asunto.
El feminicidio no es un fenómeno aislado en donde se produce. Siempre se presenta en relación con el entorno social, con la conciencia de la sociedad sobre el tema, y sobre todo con las medidas que la autoridad tome para contener, limitar y finalmente erradicar la violencia contra las mujeres.
En el caso de Morelos, el desamparo de la sociedad quedó de manifiesto con el asesinato del futuro jefe de la policía de Cuernavaca, Juan David Juárez López, próximo a tomar posesión del cargo oficialmente en el próximo enero.
Si en el caso de funcionarios públicos relacionados con la seguridad la autoridad no reacciona más que con palabras; si se puso en evidencia la falta de acuerdos entre el gobierno del estado y el municipio; la falta de coordinación y sobre todo, la falta de interés del gobierno estatal, pues es claro entonces lo que puede pasar –y está pasando—con la seguridad de las mujeres.
El gobernador de Morelos no tiene ninguna experiencia en asuntos de administración pública. Su equipo de trabajo está integrado por amigos y familiares extraídos del ámbito deportivo, y carecen de interés en otros temas.
Como una muestra de su inexperiencia y confusión, citaremos las palabras que el gobernador pronunció en fecha reciente, con relación a la violencia: “Yo creo que hay gente que nunca va a cambiar, eso es una realidad, ojalá que la gente que se involucró en el crimen organizado recapacite, porque lo que se está viendo en el país es lamentable”. Sin comentarios.
Si bien la popularidad de Cuauhtémoc Blanco le sirvió para llegar al gobierno de Cuernavaca, y después lo proyectó como plataforma para conseguir la gubernatura, eso no se ha traducido en interés ni en esfuerzo del funcionario por cuidar la vida, los intereses y la integridad de millones de personas que, en una crisis como la actual, dependen de la calidad de la seguridad pública que se les proporcione.
Y en ese terreno, queda claro el fracaso rotundo del gobernador del Estado para proteger la seguridad de Morelos, y en especial de las mujeres que viven en este estado.
