/ miércoles 3 de abril de 2024

Dignidad de la mujer en el trabajo doméstico (II)

Decía en la columna anterior que se encuentra una resistencia sistemática a proporcionar a las personas dedicadas al trabajo doméstico o del hogar prestaciones y otros beneficios. Y de manera general, se comentó el avance que en este rubro se ha venido dando en Latinoamérica y en nuestro país. Toca ahora señalar algunos datos nacionales al respecto. Lo anterior con motivo del día internacional de la trabajosa del hogar, el pasado 30 de marzo, y del que el INEGI nos deja interesantes estadísticas.

En nuestro país son trabajadores domésticos 2.5 millones de personas de 15 años y más. De las cuales el 90% son mujeres. Las personas ocupadas en esta actividad tienen en promedio 44.5 años y el grupo más numeroso se encuentra en el rango de edad de 30 a 59 años.

Aproximadamente 7 de cada 10 tiene primaria o secundaria terminada, los demás cuentan incluso con estudios de educación media o superior o no concluyeron la primaria. Como puede observarse se trata mayoritariamente de personas que necesitan mucho apoyo para una mejor calidad de vida en diversos rubros. Aunque tenemos culturalmente un prototipo en el sentido de considerar al trabajo doméstico como aseo en el hogar, es preciso decir que no sólo se limita a ello. Las actividades domésticas también incluyen: cuidar personas, chofer, jardinero, planchadores y lavadores, vigilantes y porteros, entre otras más. Evidentemente la mayoría se emplea en la primera actividad, seguida de la jardinería y chofer. Sus jornadas laborales son variadas siendo los dos grupos principales: de 15 a 34 y de 35 a 48 horas semanales. La remuneración por el trabajo realizado es mayoritariamente de hasta 1 salario mínimo (57%), el 30% aproximadamente percibe entre 1 y 2 salarios mínimos. El 69.5% de las personas no reciben prestación alguna, sólo el 7.8% tienen servicio de salud y otras prestaciones y el 27.1% no cuenta con servicio de salud, pero si otras prestaciones. Señala el INEGI en su encuesta al tercer trimestre del 2023.

Sin duda, un tema urgente a atender por parte de las autoridades. Por mi parte, estaré sensibilizando a los legisladores para encontrar normas que regulen mejor tan noble actividad, pues merecen un trato más digno.



Decía en la columna anterior que se encuentra una resistencia sistemática a proporcionar a las personas dedicadas al trabajo doméstico o del hogar prestaciones y otros beneficios. Y de manera general, se comentó el avance que en este rubro se ha venido dando en Latinoamérica y en nuestro país. Toca ahora señalar algunos datos nacionales al respecto. Lo anterior con motivo del día internacional de la trabajosa del hogar, el pasado 30 de marzo, y del que el INEGI nos deja interesantes estadísticas.

En nuestro país son trabajadores domésticos 2.5 millones de personas de 15 años y más. De las cuales el 90% son mujeres. Las personas ocupadas en esta actividad tienen en promedio 44.5 años y el grupo más numeroso se encuentra en el rango de edad de 30 a 59 años.

Aproximadamente 7 de cada 10 tiene primaria o secundaria terminada, los demás cuentan incluso con estudios de educación media o superior o no concluyeron la primaria. Como puede observarse se trata mayoritariamente de personas que necesitan mucho apoyo para una mejor calidad de vida en diversos rubros. Aunque tenemos culturalmente un prototipo en el sentido de considerar al trabajo doméstico como aseo en el hogar, es preciso decir que no sólo se limita a ello. Las actividades domésticas también incluyen: cuidar personas, chofer, jardinero, planchadores y lavadores, vigilantes y porteros, entre otras más. Evidentemente la mayoría se emplea en la primera actividad, seguida de la jardinería y chofer. Sus jornadas laborales son variadas siendo los dos grupos principales: de 15 a 34 y de 35 a 48 horas semanales. La remuneración por el trabajo realizado es mayoritariamente de hasta 1 salario mínimo (57%), el 30% aproximadamente percibe entre 1 y 2 salarios mínimos. El 69.5% de las personas no reciben prestación alguna, sólo el 7.8% tienen servicio de salud y otras prestaciones y el 27.1% no cuenta con servicio de salud, pero si otras prestaciones. Señala el INEGI en su encuesta al tercer trimestre del 2023.

Sin duda, un tema urgente a atender por parte de las autoridades. Por mi parte, estaré sensibilizando a los legisladores para encontrar normas que regulen mejor tan noble actividad, pues merecen un trato más digno.