/ lunes 30 de octubre de 2023

Un apellido, por destacado que sea, no te ayuda a tocar el violín: Román Revueltas Retes (III)

“Cada uno en su tiempo y en su campo artístico e intelectual, los hermanos Revueltas contribuyeron en el desarrollo de la revolución cultural del país, aunque al hacerlo enfrentaron la censura, el veto y la persecución de regímenes autoritarios que intentaron borrarlos de la historia”, afirma la nieta de Rosaura Revueltas, la escritora y documentalista Eva Bodenstedt, que escribió el prólogo de la reedición del libro de su abuela, libro publicado por primera vez en 1980 y por segunda ocasión en 2008. “Por eso para qué hablar de mí si ya todo lo escribí en el libro de mi familia” (Los Revueltas: Biografía de una familia), me dijo Rosaura la última vez que la vi.

Me sorprendió saber que Eva fue su nieta. La conocí, más bien coincidimos ella, su hermana y quien esto escribe a mediados de los años 90, en casa de Alberto Vadas Kuhn, un activo promotor cultural de Cuernavaca, con un grupo de sus amigos. Pero cuando leo que, a Eva, su abuela Rosaura le aconsejó hace ya tiempo no hablar de su familia para evitar el rechazo que ella y sus hermanos vivieron, entendí el porqué del recelo de la exactirz a ser entrevistada.

Como parte de los recuerdos de Rosaura Revueltas, y por si todo ese talento que desplegó no bastara, llegó a afirmar: “Fui amada intensamente”, al repetirlo, pese al brillo de su mirada, se calla y no habla más del tema. Respeto su silencio mientras hojeo un libro de su hermano José que tiene cerca: “El Apando”. ¿Es tu favorito? –le pregunto-. Se me queda viendo fijamente. No me contesta. Sé lo que piensa, me lanza una mirada intencionada como diciendo ya sé que no vienes por el yoga. Sonrío. Luego dice: “De Pepe me gustan todos sus libros”, responde. A mí también, le digo. Pero me llama mucho la atención, además de sus maravillosas crónicas, su novela “El Apando” (nombre de la celda de castigo). De este libro que incluso se ha llevado al cine, me atrae no tanto el tema de los métodos de introducción de droga al entonces Palacio Negro de Lecumberri, -hoy Archivo General de la Nación desde 1982-, y que su hermano José Revueltas escribió a partir de su tercer ingreso político a una cárcel, en esta ocasión en 1968, sino leer cómo José, a partir de un sórdido y terrible relato que gira en torno a drogas y castigos, construye una metáfora filosófica sobre la prisión mental y la libertad humana. Este libro es considerado por varios críticos como una de las obras maestras de la literatura mexicana del siglo XX.

Pero ¡qué creen, queridos amigos!, esta columna que escribo con amor cada lunes para el Sol de Cuernavaca y el de Cuautla, vuela por todo México a través de las redes, así, de pronto me llegan preciosos comentarios como el del Arq. Martín Arellano, que me escribe desde Aguascalientes diciéndome que el director de la Orquesta Sinfónica de ese bello estado es el Mtro. Román Revueltas Retes, ¡hijo de José Revueltas y sobrino del músico y compositor Silvestre Revueltas! Y lo mejor, es que Revueltas Retes, actualmente de apenas 71 años de edad, no solo es un reconocido director de orquestas sinfónicas y un talentosísimo violinista con estudios en Alemania, Bélgica y presentaciones como solista y como director en varios países del mundo, sino también es poeta, columnista en varios diarios, amante del deporte y por si fuera poco, hereda el espíritu polifacético e inquieto de José Revueltas, su padre. Leo en una publicación, en la imposibilidad de entrevistarlo personalmente por el momento, que el violinista: “He recibido comentarios de todo tipo, incluso en una ocasión me preguntaron si no pienso que mi éxito como solista se debe a mi apellido. Yo solo contesté: Un apellido, por destacado o famoso que sea, no te ayuda a tocar el violín”.

Finalizo este tema con dos opiniones de estos dos descendientes acerca de sus familiares: “Mi abuela, -escribió Eva Bodenstedt-, fue una mujer que levantó la voz por otras mujeres y que por lo mismo fue vetada del cine a partir de su participación en La Sal de la Tierra”. A su vez, Rubén Revueltas Retes, ha dicho: “En los libros de mi padre José Revueltas, siempre es posible encontrar una oposición entre un mundo olvidado y uno privilegiado”. Y, pues, queridos lectores, con mucho pesar doy fin a este fascinante tema.

Y hasta el próximo lunes.

“Cada uno en su tiempo y en su campo artístico e intelectual, los hermanos Revueltas contribuyeron en el desarrollo de la revolución cultural del país, aunque al hacerlo enfrentaron la censura, el veto y la persecución de regímenes autoritarios que intentaron borrarlos de la historia”, afirma la nieta de Rosaura Revueltas, la escritora y documentalista Eva Bodenstedt, que escribió el prólogo de la reedición del libro de su abuela, libro publicado por primera vez en 1980 y por segunda ocasión en 2008. “Por eso para qué hablar de mí si ya todo lo escribí en el libro de mi familia” (Los Revueltas: Biografía de una familia), me dijo Rosaura la última vez que la vi.

Me sorprendió saber que Eva fue su nieta. La conocí, más bien coincidimos ella, su hermana y quien esto escribe a mediados de los años 90, en casa de Alberto Vadas Kuhn, un activo promotor cultural de Cuernavaca, con un grupo de sus amigos. Pero cuando leo que, a Eva, su abuela Rosaura le aconsejó hace ya tiempo no hablar de su familia para evitar el rechazo que ella y sus hermanos vivieron, entendí el porqué del recelo de la exactirz a ser entrevistada.

Como parte de los recuerdos de Rosaura Revueltas, y por si todo ese talento que desplegó no bastara, llegó a afirmar: “Fui amada intensamente”, al repetirlo, pese al brillo de su mirada, se calla y no habla más del tema. Respeto su silencio mientras hojeo un libro de su hermano José que tiene cerca: “El Apando”. ¿Es tu favorito? –le pregunto-. Se me queda viendo fijamente. No me contesta. Sé lo que piensa, me lanza una mirada intencionada como diciendo ya sé que no vienes por el yoga. Sonrío. Luego dice: “De Pepe me gustan todos sus libros”, responde. A mí también, le digo. Pero me llama mucho la atención, además de sus maravillosas crónicas, su novela “El Apando” (nombre de la celda de castigo). De este libro que incluso se ha llevado al cine, me atrae no tanto el tema de los métodos de introducción de droga al entonces Palacio Negro de Lecumberri, -hoy Archivo General de la Nación desde 1982-, y que su hermano José Revueltas escribió a partir de su tercer ingreso político a una cárcel, en esta ocasión en 1968, sino leer cómo José, a partir de un sórdido y terrible relato que gira en torno a drogas y castigos, construye una metáfora filosófica sobre la prisión mental y la libertad humana. Este libro es considerado por varios críticos como una de las obras maestras de la literatura mexicana del siglo XX.

Pero ¡qué creen, queridos amigos!, esta columna que escribo con amor cada lunes para el Sol de Cuernavaca y el de Cuautla, vuela por todo México a través de las redes, así, de pronto me llegan preciosos comentarios como el del Arq. Martín Arellano, que me escribe desde Aguascalientes diciéndome que el director de la Orquesta Sinfónica de ese bello estado es el Mtro. Román Revueltas Retes, ¡hijo de José Revueltas y sobrino del músico y compositor Silvestre Revueltas! Y lo mejor, es que Revueltas Retes, actualmente de apenas 71 años de edad, no solo es un reconocido director de orquestas sinfónicas y un talentosísimo violinista con estudios en Alemania, Bélgica y presentaciones como solista y como director en varios países del mundo, sino también es poeta, columnista en varios diarios, amante del deporte y por si fuera poco, hereda el espíritu polifacético e inquieto de José Revueltas, su padre. Leo en una publicación, en la imposibilidad de entrevistarlo personalmente por el momento, que el violinista: “He recibido comentarios de todo tipo, incluso en una ocasión me preguntaron si no pienso que mi éxito como solista se debe a mi apellido. Yo solo contesté: Un apellido, por destacado o famoso que sea, no te ayuda a tocar el violín”.

Finalizo este tema con dos opiniones de estos dos descendientes acerca de sus familiares: “Mi abuela, -escribió Eva Bodenstedt-, fue una mujer que levantó la voz por otras mujeres y que por lo mismo fue vetada del cine a partir de su participación en La Sal de la Tierra”. A su vez, Rubén Revueltas Retes, ha dicho: “En los libros de mi padre José Revueltas, siempre es posible encontrar una oposición entre un mundo olvidado y uno privilegiado”. Y, pues, queridos lectores, con mucho pesar doy fin a este fascinante tema.

Y hasta el próximo lunes.