/ jueves 4 de mayo de 2023

Ineligencia Artificial: retos en las relaciones internacionales

Es un hecho que la Inteligencia Artificial (IA) ha venido a revolucionar todos los sectores de la humanidad y ya es posible encontrarla en muchos ámbitos de nuestra vida, en ese sentido, las relaciones internacionales no son la excepción, nos estamos enfrentando a una nueva era donde la IA toma el control de decisiones, procesos y empleos; aunque tiene muchos beneficios en la humanidad también debemos enfrentarnos a la realidad de que tenemos una tecnología que no está bien desarrollada.

A pesar de que la IA lleva ya varios años existiendo, con la entrada de ChatGPT entramos en una carrera tecnológica comercial que nos ha dejado una tecnología que aún no está lista para el mercado y se están implementando en una forma no responsable, donde la responsabilidad cae directamente sobre el usuario, situación que nos hace encontramos con desinformación e incluso casos discriminatorios por parte de la IA ya que no podemos negar que ha sido creada con los sesgos y prejuicios humanos. Esta situación nos lleva a un dilema ético y cultural donde es necesaria una regularización mundial de esta tecnología pues la competitividad digital y la autonomía estratégica se han convertido en un objetivo político central en varias naciones y, dependiendo las medidas que se tomen, podría afectar el estatuto de potencia geopolítica de las naciones.

De los factores más preocupantes de la IA son la obsolescencia laboral, la brecha digital y la responsabilización. Como hemos podido observar, esta tecnología ha mostrado la capacidad de tener posiciones políticas que se podrían extender a cuestiones culturales o religiosas, pudiendo acrecentar la desigualdad o la toma de decisiones injustas o discriminatorias, generando mayor exclusión, además del peligro de su uso en cuestiones bélicas, armas configuradas para tomar decisiones que no entienden los principios éticos.

Actualmente, en Latinoamérica se está trabajando en estrategias y programas nacionales para salvaguardar temas éticos y humanitarios para el desarrollo de la IA, buscando que se respeten los derechos humanos, como la no discriminación y la protección de datos. Asimismo, en algunas naciones se está proyectando la creación de consejos o comités para regularizar y garantizar los límites de los creadores para que se consideren las implicaciones éticas y las responsabilidades de esta tecnología. La Comisión Europea nos lleva gran ventaja con la creación del Acta sobre Inteligencia Artificial que entrará en vigor este año y que aborda temas sobre salud, seguridad y derechos humanos.

Es importante que las naciones no se deslinden de las responsabilidades de los actos que cometan la IA, sobre todo en armas autónomas, es importante establecer que siempre pertenecerán a un Estado y por lo tanto será el responsable de poner los límites y contener sus efectos, al tener un responsable de estas inteligencias podremos usarlas efectivamente para el servicio de las personas y de la sociedad.

Entonces, se puede decir que la IA llegó para formar parte de nuestras vidas, que tiene un gran papel en la historia de la humanidad y en la cuarta revolución industrial puesto que ya se ha demostrado que puede aumentar la productividad y eficiencia de las empresas y esto conlleva un crecimiento económico, por lo que bien utilizada la IA puede ser muy provechosa. Su funcionamiento dependerá de cómo las diseñemos, como con un desarrollo sostenible la IA puede favorecer a alcanzar los objetivos medioambientales, ayudando a recopilar y organizar información para la planificación medioambiental, para crear políticas medioambientales y toma de decisiones, como pueden ser la planificación urbana o la ingeniería para reducir las emisiones.

Además, se prevé que los ingresos del mercado mundial de la IA sigan creciendo por lo menos hasta 2030, por lo que las naciones tienen que enfrentarse al reto más importante, crear un marco normativo claro, tener un compromiso político y un desarrollo prospectivo, impulsar la competitividad en beneficio de la prosperidad y el bienestar ciudadano, garantizando que no reemplazara la autonomía del ser humano, que no tendrá efectos perjudiciales en la estabilidad política o en la seguridad social.

Al mismo tiempo, las normativas tienen que ser aptas para competir mundialmente, sin poner obstáculos para tener éxito, sobre todo para las PyMEs y empresas emergentes que veremos nacer de este sector, dando apoyos y haciendo inversiones públicas y privadas para desarrollar este tipo de tecnologías. Las naciones que lo cumplan podrán generar un inmenso valor económico y ser líderes tecnológicos, entre mejor se adapten los Estados y las empresas a este cambio, mayores serán los beneficios y crecimiento económico, además de que llegará el punto de que cada vez más productos y servicios estén interconectados, por lo que la automatización desempeñará un papel importante en las industrias, acelerando la innovación, mejorando los procesos de fabricación y ayudando a supervisar las cadenas de suministro para que no se vean interrumpidas como pasó durante la pandemia de COVID-19.

Por el momento las regulaciones de las naciones están siendo rebasadas en este tema, la tecnología está teniendo un rápido crecimiento y nos está dejando un peligroso vacío, generando tensión con los casos de discriminación, plagio y robo de datos. Los Estados y las empresas deben de estar preparados para tener problemáticas totalmente nuevas por el uso de IA, como modificar las legislaciones de propiedad intelectual, teniendo que convertirse en legislaciones claras y transparentes o la adquisición de datos biométricos que pueden ser perjudicial, intrusivo o beneficioso dependiendo del uso que se les dé.

La regulación debe considerar políticas antimonopolio, ya que a pesar de que las PyMEs y empresas emergentes están demostrando tener un papel fundamental en el desarrollo de esta tecnología, están siendo adquiridas por empresas tecnológicas más grandes, esto debido a la falta de financiación, procedimientos administrativos complejos y competencia desigual. Quedarse al margen no es una opción, la IA nos permitirá ejercer poder duro y blando, favorecer o perjudicar la geopolítica de los Estados, concentrar los recursos y el poder en unas cuantas naciones y depende de nosotros el uso que les queramos dar, así que es de vital importancia especializarnos para poder regularla y dirigirla al beneficio de la humanidad.


Diana Laura Domínguez Martínez

Alumna de la Licenciatura en Negocios Internacionales de la ESCA Santo Tomás


Es un hecho que la Inteligencia Artificial (IA) ha venido a revolucionar todos los sectores de la humanidad y ya es posible encontrarla en muchos ámbitos de nuestra vida, en ese sentido, las relaciones internacionales no son la excepción, nos estamos enfrentando a una nueva era donde la IA toma el control de decisiones, procesos y empleos; aunque tiene muchos beneficios en la humanidad también debemos enfrentarnos a la realidad de que tenemos una tecnología que no está bien desarrollada.

A pesar de que la IA lleva ya varios años existiendo, con la entrada de ChatGPT entramos en una carrera tecnológica comercial que nos ha dejado una tecnología que aún no está lista para el mercado y se están implementando en una forma no responsable, donde la responsabilidad cae directamente sobre el usuario, situación que nos hace encontramos con desinformación e incluso casos discriminatorios por parte de la IA ya que no podemos negar que ha sido creada con los sesgos y prejuicios humanos. Esta situación nos lleva a un dilema ético y cultural donde es necesaria una regularización mundial de esta tecnología pues la competitividad digital y la autonomía estratégica se han convertido en un objetivo político central en varias naciones y, dependiendo las medidas que se tomen, podría afectar el estatuto de potencia geopolítica de las naciones.

De los factores más preocupantes de la IA son la obsolescencia laboral, la brecha digital y la responsabilización. Como hemos podido observar, esta tecnología ha mostrado la capacidad de tener posiciones políticas que se podrían extender a cuestiones culturales o religiosas, pudiendo acrecentar la desigualdad o la toma de decisiones injustas o discriminatorias, generando mayor exclusión, además del peligro de su uso en cuestiones bélicas, armas configuradas para tomar decisiones que no entienden los principios éticos.

Actualmente, en Latinoamérica se está trabajando en estrategias y programas nacionales para salvaguardar temas éticos y humanitarios para el desarrollo de la IA, buscando que se respeten los derechos humanos, como la no discriminación y la protección de datos. Asimismo, en algunas naciones se está proyectando la creación de consejos o comités para regularizar y garantizar los límites de los creadores para que se consideren las implicaciones éticas y las responsabilidades de esta tecnología. La Comisión Europea nos lleva gran ventaja con la creación del Acta sobre Inteligencia Artificial que entrará en vigor este año y que aborda temas sobre salud, seguridad y derechos humanos.

Es importante que las naciones no se deslinden de las responsabilidades de los actos que cometan la IA, sobre todo en armas autónomas, es importante establecer que siempre pertenecerán a un Estado y por lo tanto será el responsable de poner los límites y contener sus efectos, al tener un responsable de estas inteligencias podremos usarlas efectivamente para el servicio de las personas y de la sociedad.

Entonces, se puede decir que la IA llegó para formar parte de nuestras vidas, que tiene un gran papel en la historia de la humanidad y en la cuarta revolución industrial puesto que ya se ha demostrado que puede aumentar la productividad y eficiencia de las empresas y esto conlleva un crecimiento económico, por lo que bien utilizada la IA puede ser muy provechosa. Su funcionamiento dependerá de cómo las diseñemos, como con un desarrollo sostenible la IA puede favorecer a alcanzar los objetivos medioambientales, ayudando a recopilar y organizar información para la planificación medioambiental, para crear políticas medioambientales y toma de decisiones, como pueden ser la planificación urbana o la ingeniería para reducir las emisiones.

Además, se prevé que los ingresos del mercado mundial de la IA sigan creciendo por lo menos hasta 2030, por lo que las naciones tienen que enfrentarse al reto más importante, crear un marco normativo claro, tener un compromiso político y un desarrollo prospectivo, impulsar la competitividad en beneficio de la prosperidad y el bienestar ciudadano, garantizando que no reemplazara la autonomía del ser humano, que no tendrá efectos perjudiciales en la estabilidad política o en la seguridad social.

Al mismo tiempo, las normativas tienen que ser aptas para competir mundialmente, sin poner obstáculos para tener éxito, sobre todo para las PyMEs y empresas emergentes que veremos nacer de este sector, dando apoyos y haciendo inversiones públicas y privadas para desarrollar este tipo de tecnologías. Las naciones que lo cumplan podrán generar un inmenso valor económico y ser líderes tecnológicos, entre mejor se adapten los Estados y las empresas a este cambio, mayores serán los beneficios y crecimiento económico, además de que llegará el punto de que cada vez más productos y servicios estén interconectados, por lo que la automatización desempeñará un papel importante en las industrias, acelerando la innovación, mejorando los procesos de fabricación y ayudando a supervisar las cadenas de suministro para que no se vean interrumpidas como pasó durante la pandemia de COVID-19.

Por el momento las regulaciones de las naciones están siendo rebasadas en este tema, la tecnología está teniendo un rápido crecimiento y nos está dejando un peligroso vacío, generando tensión con los casos de discriminación, plagio y robo de datos. Los Estados y las empresas deben de estar preparados para tener problemáticas totalmente nuevas por el uso de IA, como modificar las legislaciones de propiedad intelectual, teniendo que convertirse en legislaciones claras y transparentes o la adquisición de datos biométricos que pueden ser perjudicial, intrusivo o beneficioso dependiendo del uso que se les dé.

La regulación debe considerar políticas antimonopolio, ya que a pesar de que las PyMEs y empresas emergentes están demostrando tener un papel fundamental en el desarrollo de esta tecnología, están siendo adquiridas por empresas tecnológicas más grandes, esto debido a la falta de financiación, procedimientos administrativos complejos y competencia desigual. Quedarse al margen no es una opción, la IA nos permitirá ejercer poder duro y blando, favorecer o perjudicar la geopolítica de los Estados, concentrar los recursos y el poder en unas cuantas naciones y depende de nosotros el uso que les queramos dar, así que es de vital importancia especializarnos para poder regularla y dirigirla al beneficio de la humanidad.


Diana Laura Domínguez Martínez

Alumna de la Licenciatura en Negocios Internacionales de la ESCA Santo Tomás