/ jueves 7 de marzo de 2024

¿Qué ha pasado en Argentina durante el inicio de este año?

Por Axel Ariel Ibañez Yañez

Después de casi dos meses de la toma de protesta del presidente Javier Milei en Argentina, el día 31 de enero del año en curso, el Fondo Monetario Internacional (FMI) autorizó y ordenó un desembolso de 4.700 millones de dólares al país sudamericano, decisión respaldada por la directora del Fondo, Kristalina Georgieva, quien se amparó con las siguientes palabras:

“En medio de esta difícil herencia (inflación elevada y creciente, reservas agotadas y altos niveles de pobreza), la nueva administración está tomando medidas audaces para restaurar la estabilidad macroeconómica y comenzar a abordar los impedimentos de larga data al crecimiento. Estas medidas iniciales evitaron una crisis de balanza de pagos, aunque el camino hacia la estabilización será complicado”.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina, el país se posicionó como la nación con mayor inflación a nivel mundial durante el 2023 con una tasa de 211%. A raíz de esto, el FMI destaca que Milei recibió un gobierno con grandes distorsiones y desafíos debido a las políticas aplicadas por los gobiernos anteriores lo cual acentuó una crisis que, según la Universidad Católica de Argentina, coloca al 45% de los argentinos en la pobreza.

Sin embargo, gracias a la postura de los accionistas del FMI y al respaldo de los Estados Unidos, quien tiene mayor poder de voto en el organismo, Argentina recibió lo acordado con el nuevo gobierno, del cual más de la mitad será utilizado para pagar vencimientos de deuda del mes de febrero y el resto cubrirá la deuda de abril. Podría decirse que Argentina pidió un préstamo para solventar la deuda de 44.000 millones de dólares que Macri obtuvo en 2018; no obstante, surge la pregunta del por qué el FMI le sigue prestando dinero al mayor moroso de los países emergentes.Este cuestionamiento tiene varias respuestas.

Primero, el FMI ha tenido relación con Argentina desde mediados del siglo XX, conexión que se ha visto plagada de controversias entre los gobiernos argentinos y el directorio del FMI durante más de media década. En 1990, el, prestamista global por excelencia, fue una pieza fundamental que otorgó financiamiento y asistencia técnica al gobierno argentino quien estableció una paridad del peso con el dólar estadounidense. Pasada una década, la deuda externa y la crisis económica del país se dispararon, lo que llevó a Néstor Kirchner, presidente en 2003, a una postura agresiva frente al FMI pagando 10.000 millones de dólares. Después de 15 años de no pedir préstamos, en 2018 Mauricio Macri solicitó un rescate de 44.000 millones de dólares a través de un plan que terminó siendo un fracaso y que ahora fue remplazado por el plan de Milei.

Además, el FMI ha manifestado que el dinero desembolsado a finales de enero forma parte del plan de pagos propuesto en 2022 para cumplir con las cuotas adeudadas por el gobierno del 2018. Este apoyo ha sido parte del reconocimiento que el organismo está dando a las fuertes políticas del actual presidente para mejorar las finanzas del país, estabilizar la inflación a largo plazo y reducir las consecuencias de la crisis en la sociedad. También, se incluye la devaluación de la moneda del 50% y propuestas de reducción al gasto público (En materia de transporte público, subsidios educativos, reducción de las cuotas provinciales, entre otras), así como la ambiciosa “Ley ómnibus” que comprende un proyecto de más de 366 reformas que pretenden modificar la ley en materia tributaria, laboral, penal, energética y electoral.

Sin embargo,no todo es miel sobre hojuelas en las predicciones para las acciones de Milei, puesto a que el FMI resalta que, a pesar de los esfuerzos del gobierno para restaurar la estabilidad macroeconómica, el panorama luce desafiante para Argentina debido a que han pronosticado una caída del PIB del 2.8% y una inflación anual de 150%, cifra favorable a comparación de la inflación del 2023.

Tras esta serie de hechos y un bimestre de plagado de decisiones apresuradas, Milei ha demostrado una postura pragmática que busca mitigar la crisis rápidamente en Argentina dado que, después de recibir una negativa por parte del congreso hacia su iniciativa de mega reforma, planteó la ley ómnibus aprobada en lo general el pasado 2 de febrero y rechazada en lo particular el 6 del mismo mes. Por lo visto, el presidente argentino piensa que su país puede cambiar de la noche a la mañana, y por ende es tan insistente en su “Ley de emergencia” la cual le otorga facultades del congreso al poder ejecutivo. No obstante, pareciera que estas propuestas están alineadas a una autocracia en lugar del libertarismo que tanto promueve; su falta de paciencia incrementa su necesidad de controlar las leyes del Estado y esta intranquilidad lo ha orillado a querer derogar y crear nuevas reformas en lugar de utilizar su creatividad para modificar lo establecido.

Su deseo por levantar a una Argentina debilitada e inestable lo ha convertido en elgestor de la libertad de expresión y de manifestación en contra de las decisiones de su gobierno, pues con el poder del Estado ha reprimido una serie de protestas en Buenos Aires. Es así como sus propuestas anti-sistema y anti-estado han sido mediáticas y apegadas a una postura populista de oposición, doctrina que no ha tenido fin en Latinoamérica durante las últimas décadas.

Es importante observar la evolución y el comportamiento de las políticas que se aplican en este país debido a que, como se plantea en la teoría de sistemas, el mundo está sumamente interconectado en la actualidad y por ende las decisiones macroeconómicas de un Estado afectan a los demás. Los desafíos venideros no solo involucran a un país, sino que también requieren el apoyo de otros actores. Es así como el FMI y Estados Unidos han tomado una postura a favor de la segunda economía de Sudamérica, pues la crisis imperante en un eslabón del sistema internacional impactaría directa o indirectamente a los demás eslabones de la cadena, incluyendo a México y a todos los países latinos.

Axel Ariel Ibañez Yañez es alumno de la Licenciatura en Negocios Internacionales de la ESCA Santo Tomás

Por Axel Ariel Ibañez Yañez

Después de casi dos meses de la toma de protesta del presidente Javier Milei en Argentina, el día 31 de enero del año en curso, el Fondo Monetario Internacional (FMI) autorizó y ordenó un desembolso de 4.700 millones de dólares al país sudamericano, decisión respaldada por la directora del Fondo, Kristalina Georgieva, quien se amparó con las siguientes palabras:

“En medio de esta difícil herencia (inflación elevada y creciente, reservas agotadas y altos niveles de pobreza), la nueva administración está tomando medidas audaces para restaurar la estabilidad macroeconómica y comenzar a abordar los impedimentos de larga data al crecimiento. Estas medidas iniciales evitaron una crisis de balanza de pagos, aunque el camino hacia la estabilización será complicado”.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina, el país se posicionó como la nación con mayor inflación a nivel mundial durante el 2023 con una tasa de 211%. A raíz de esto, el FMI destaca que Milei recibió un gobierno con grandes distorsiones y desafíos debido a las políticas aplicadas por los gobiernos anteriores lo cual acentuó una crisis que, según la Universidad Católica de Argentina, coloca al 45% de los argentinos en la pobreza.

Sin embargo, gracias a la postura de los accionistas del FMI y al respaldo de los Estados Unidos, quien tiene mayor poder de voto en el organismo, Argentina recibió lo acordado con el nuevo gobierno, del cual más de la mitad será utilizado para pagar vencimientos de deuda del mes de febrero y el resto cubrirá la deuda de abril. Podría decirse que Argentina pidió un préstamo para solventar la deuda de 44.000 millones de dólares que Macri obtuvo en 2018; no obstante, surge la pregunta del por qué el FMI le sigue prestando dinero al mayor moroso de los países emergentes.Este cuestionamiento tiene varias respuestas.

Primero, el FMI ha tenido relación con Argentina desde mediados del siglo XX, conexión que se ha visto plagada de controversias entre los gobiernos argentinos y el directorio del FMI durante más de media década. En 1990, el, prestamista global por excelencia, fue una pieza fundamental que otorgó financiamiento y asistencia técnica al gobierno argentino quien estableció una paridad del peso con el dólar estadounidense. Pasada una década, la deuda externa y la crisis económica del país se dispararon, lo que llevó a Néstor Kirchner, presidente en 2003, a una postura agresiva frente al FMI pagando 10.000 millones de dólares. Después de 15 años de no pedir préstamos, en 2018 Mauricio Macri solicitó un rescate de 44.000 millones de dólares a través de un plan que terminó siendo un fracaso y que ahora fue remplazado por el plan de Milei.

Además, el FMI ha manifestado que el dinero desembolsado a finales de enero forma parte del plan de pagos propuesto en 2022 para cumplir con las cuotas adeudadas por el gobierno del 2018. Este apoyo ha sido parte del reconocimiento que el organismo está dando a las fuertes políticas del actual presidente para mejorar las finanzas del país, estabilizar la inflación a largo plazo y reducir las consecuencias de la crisis en la sociedad. También, se incluye la devaluación de la moneda del 50% y propuestas de reducción al gasto público (En materia de transporte público, subsidios educativos, reducción de las cuotas provinciales, entre otras), así como la ambiciosa “Ley ómnibus” que comprende un proyecto de más de 366 reformas que pretenden modificar la ley en materia tributaria, laboral, penal, energética y electoral.

Sin embargo,no todo es miel sobre hojuelas en las predicciones para las acciones de Milei, puesto a que el FMI resalta que, a pesar de los esfuerzos del gobierno para restaurar la estabilidad macroeconómica, el panorama luce desafiante para Argentina debido a que han pronosticado una caída del PIB del 2.8% y una inflación anual de 150%, cifra favorable a comparación de la inflación del 2023.

Tras esta serie de hechos y un bimestre de plagado de decisiones apresuradas, Milei ha demostrado una postura pragmática que busca mitigar la crisis rápidamente en Argentina dado que, después de recibir una negativa por parte del congreso hacia su iniciativa de mega reforma, planteó la ley ómnibus aprobada en lo general el pasado 2 de febrero y rechazada en lo particular el 6 del mismo mes. Por lo visto, el presidente argentino piensa que su país puede cambiar de la noche a la mañana, y por ende es tan insistente en su “Ley de emergencia” la cual le otorga facultades del congreso al poder ejecutivo. No obstante, pareciera que estas propuestas están alineadas a una autocracia en lugar del libertarismo que tanto promueve; su falta de paciencia incrementa su necesidad de controlar las leyes del Estado y esta intranquilidad lo ha orillado a querer derogar y crear nuevas reformas en lugar de utilizar su creatividad para modificar lo establecido.

Su deseo por levantar a una Argentina debilitada e inestable lo ha convertido en elgestor de la libertad de expresión y de manifestación en contra de las decisiones de su gobierno, pues con el poder del Estado ha reprimido una serie de protestas en Buenos Aires. Es así como sus propuestas anti-sistema y anti-estado han sido mediáticas y apegadas a una postura populista de oposición, doctrina que no ha tenido fin en Latinoamérica durante las últimas décadas.

Es importante observar la evolución y el comportamiento de las políticas que se aplican en este país debido a que, como se plantea en la teoría de sistemas, el mundo está sumamente interconectado en la actualidad y por ende las decisiones macroeconómicas de un Estado afectan a los demás. Los desafíos venideros no solo involucran a un país, sino que también requieren el apoyo de otros actores. Es así como el FMI y Estados Unidos han tomado una postura a favor de la segunda economía de Sudamérica, pues la crisis imperante en un eslabón del sistema internacional impactaría directa o indirectamente a los demás eslabones de la cadena, incluyendo a México y a todos los países latinos.

Axel Ariel Ibañez Yañez es alumno de la Licenciatura en Negocios Internacionales de la ESCA Santo Tomás