Por Jacqueline Miranda Garduño
De acuerdo con Paul Ekman (1979), existen seis emociones básicas universales: miedo, tristeza, ira, alegría, sorpresa y asco. Estas seis emociones son una respuesta o reacción fisiológica de nuestro cuerpo ante determinados estímulos de nuestro entorno. Las emociones nos ayudan a expresar lo que sentimos, sin embargo todas las personas reaccionamos de diferentes maneras. Cuando se experimenta alegría, por lo regular se dibuja una sonrisa en el rostro. Al sentir miedo, el corazón puede latir más rápido de lo común. Si algo te molesta te provoca ira y gritas. Al consumir algo en mal estado puedes sentir asco, queriendo vomitar. Si algo te toma por sorpresa, te provoca abrir los ojos más de lo habitual, saltar o gritar de emoción. Algunas emociones pueden ser agradables y otras desagradables. Lo importante es que nos ayudan a identificar situaciones que mejoran nuestro ánimo o ponernos alerta cuando algo nos puede causar un riesgo. Son importantes para la protección personal y la construcción de relaciones sociales.
Por ello, es necesario que los niños aprendan a reflexionar sobre la importancia de la intensidad con que expresan una emoción. La intensidad de una emoción depende de tres factores: las características de la situación, diferencias individuales y circunstancias específicas, es por esto que cada individuo experimenta de manera diferente las emociones. Algunos pueden sentir una emoción de manera débil, otros moderada y otros de manera intensa, todo depende de su personalidad, carácter, historia de vida, metas y la percepción sobre su capacidad para enfrentar determinada situación. De ahí, la importancia de la educación socioemocional desde niños.
Todos los días, en las escuelas, los estudiantes conviven con sus compañeros dentro y fuera del aula. Cada estudiante ha aprendido en casa a expresar sus emociones de determinada manera, de acuerdo a su historia de vida. La convivencia con su familia les permite apropiarse de ciertos valores y actitudes, que no siempre son iguales a las de sus compañeros.
Al estar interactuando en actividades escolares es inevitable que surjan desacuerdos o problemas entre ellos. Todos los niños expresan sus emociones de diferentes maneras. Por ejemplo: estando en el salón de clases un niño se desplaza a tirar basura al bote, pero sin darse cuenta pasa muy cerca de la mesa de un compañero y sin querer tira su lapicera, entonces ¿Qué puede pasar en esta situación? El dueño de la lapicera puede experimentar enojo al percatarse de la situación y su reacción puede ser débil, moderada o intensa. Si es débil, solo recogerá la lapicera, si es moderada le dice a la maestra que su compañero le tiró su lapicera, pero si su reacción es intensa, puede pararse y gritar o empujar a su compañero por lo sucedido.
Entonces, así como esta situación puede causar enojo a un niño, hay muchos otros ejemplos de situaciones que detonan cada emoción. La manera en que reaccionan es la capacidad que tienen para gestionar sus emociones.
Las emociones que más experimentan los niños en la escuela primaria son: alegría, tristeza, enojo y miedo, las cuales pueden identificarse de la siguiente manera:
- Alegría: salir al recreo, platicar con su mejor amigo, participar en juegos organizados, hacer dibujos, comer su golosina favorita, jugar a lo que más les gusta y correr.
- Enojo: que alguien tome sus objetos personales sin permiso, que tomen su dinero, que sus amigos no quieran jugar a su juego favorito, perder cuando juegan en equipo, sentir que alguien los mira feo, creer que sus compañeros hablan mal de ellos, ser insultados o agredidos físicamente.
- Tristeza: cuando nadie quiere jugar con ellos, perder objetos personales, que sus amigos ya no quieran juntarse con ellos, sentirse incapaces de realizar una actividad y no contar con el material para realizar una actividad.
- Miedo: que alguien les quite su dinero, los amenace o les quieran pegar.
Es por ello que se quiere decir que la educación socioemocional es un proceso de aprendizaje que permite a los niños identificar y conocer cómo se siente en diferentes situaciones. Esta desarrolla habilidades para el autoconocimiento y la convivencia y ayuda a regular la intensidad de las emociones que no son tan agradables, además de mejorar la manera de reaccionar adecuadamente.
La educación socioemocional permite que los niños integren a su vida valores, actitudes y habilidades que les permiten comprender y manejar de manera más adecuada sus emociones. Esto ayuda a establecer relaciones más sanas y afectivas con sus compañeros.
Es importante que en las escuelas se promueva la educación socioemocional al reconocer que los profesores son los actores principales y responsables de promover la educación socioemocional en los alumnos. El profesor debe de tener la capacidad de controlar sus emociones para apoyar a los niños en este proceso de aprendizaje ya que, si estos no cuentan con la capacidad de gestionar sus propias emociones, será muy difícil que sus alumnos adquieran las habilidades socioemocionales necesarias para afrontar situaciones conflictivas dentro y fuera de la escuela.
La Nueva Escuela Mexicana promueve la educación socioemocional en los cuatro campos formativos (Lenguajes, Saberes y Pensamiento Científico, De lo Humano a lo Comunitario y Ética Naturaleza y Sociedad). Por su parte, los libros de texto cuentan con proyectos enfocados en conocer y comprender las emociones, así como las actividades que se promueven en los diferentes proyectos de aula, escolar y comunitario que apoyan el proceso de aprendizaje que promueve el desarrollo de habilidades de autoconocimiento y convivencia. En algunos casos se trabaja el reconocimiento de sus emociones, pero, en otros, la reflexión de las cualidades, actitudes y valores que practican todos los días que, incluso, son parte de su personalidad. De la misma forma reconocen que son personas únicas y valiosas que poseen rasgos y características diferentes a sus compañeros, pero que juntos pueden reforzar sus habilidades para expresar sus emociones de formas respetuosas y así practicar formas de convivencia basadas en la participación y respeto.
Es importante que los profesores se apoyen de estos proyectos para favorecer la educación socioemocional, pero también aprovechar cada situación conflictiva que se dan dentro y fuera del aula para promover el manejo de emociones y la resolución de conflictos.
JACQUELINE MIRANDA GARDUÑO es Licenciada en Intervención Educativa en la Universidad Pedagogía Nacional UPN, maestra y doctora en Educación en el Centro Universitario Humanista en Educación (CUHE).