/ miércoles 26 de enero de 2022

El desaire a los periodistas

No que sirviera mucho, pero antes, cuando los periodistas en Morelos se manifestaban casi de inmediato salían políticos y líderes ciudadanos locales para solidarizarse con sus causas; ofrecían apoyo y hasta llegaron a redactar (o cometer) leyes que suponían ofrecer una mayor protección a los comunicadores en el estado. Poco ayudaban esas cosas, pero resultaban por lo menos en una evidencia de preocupación por el gremio y lo que representa: la vigilancia del poder, el instrumento mayor de la democracia, la libertad de expresión, y todos esos valores sobre los que se sustentan las libertades y certezas sociales y a los que el periodismo vuelve posibles.

Ayer, el país vivió la manifestación de comunicadores más grande de la que se tenga registro. En decenas de ciudades, los periodistas se plantaron para exigir justicia en los casos de reporteros y fotógrafos asesinados (tres en lo que va del año y los 145 registrados desde el año 2000). Hubo quejas sobre las amenazas constantes que ponen en riesgo al gremio periodístico por el ejercicio de su labor, por las fallas evidentes en los mecanismos de protección de periodistas y defensores de los derechos humanos, y la demanda necesaria en torno a la seguridad, justicia y respeto que merece la labor de los periodistas.

Esta vez, los políticos de Morelos, a lo mejor ocupados en sus escándalos o tomándose fotos (guiño, guiño), no han reaccionado. A más de 24 horas de que iniciaron las manifestaciones, al momento no hemos registrado ninguna muestra, ya no de solidaridad, sino de elemental escucha por parte de los líderes morelenses. A lo mejor tiene que ver con las dinámicas propias del estado. Los diputados que podrían abanderar reformas y adiciones necesarias y urgentes al cuestionadísimo mecanismo de protección local están divididos y clavados en resolver la repartición del poder en el Legislativo; el gobierno estatal probablemente está empecinado en que su mecanismo instalado el 22 de octubre del 2021 sin la presencia de periodistas locales, es suficiente para cumplir; y los dirigentes sociales se han estacionado en sus cosas.

Lo que ha pasado en las 24 horas posteriores a la manifestación que en Morelos tuvo turnos matutino y nocturno, en la probable metáfora de siempre. Los periodistas están sólos.

Y es grave porque la situación de la prensa en Morelos, no es mejor que en otras partes del país y las condiciones parecen deteriorarse día con día debido al crecimiento de la inseguridad, la impunidad, la descomposición política, y la enorme polarización que los hechos políticos y criminales recientes. Porque la polarización, por cierto, ha alcanzado hasta a parte del gremio.

Aclaración pertinente, poco más de 24 horas después de la primera manifestación, la diputada Tania Valentina reconoció que los derechos del gremio periodístico no se cumplen a cabalidad y llamó al secretario de gobierno a revisar el mecanismo de protección a periodistas. Y puede que el llamado, por las condiciones del estado, quede en nada, aunque hay una guía marcada por grupos de comunicadores y la red de mujeres periodistas, sobre ajustes que deben hacerse al mecanismo. Veremos si en eso sí pueden consensuar los políticos locales.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

No que sirviera mucho, pero antes, cuando los periodistas en Morelos se manifestaban casi de inmediato salían políticos y líderes ciudadanos locales para solidarizarse con sus causas; ofrecían apoyo y hasta llegaron a redactar (o cometer) leyes que suponían ofrecer una mayor protección a los comunicadores en el estado. Poco ayudaban esas cosas, pero resultaban por lo menos en una evidencia de preocupación por el gremio y lo que representa: la vigilancia del poder, el instrumento mayor de la democracia, la libertad de expresión, y todos esos valores sobre los que se sustentan las libertades y certezas sociales y a los que el periodismo vuelve posibles.

Ayer, el país vivió la manifestación de comunicadores más grande de la que se tenga registro. En decenas de ciudades, los periodistas se plantaron para exigir justicia en los casos de reporteros y fotógrafos asesinados (tres en lo que va del año y los 145 registrados desde el año 2000). Hubo quejas sobre las amenazas constantes que ponen en riesgo al gremio periodístico por el ejercicio de su labor, por las fallas evidentes en los mecanismos de protección de periodistas y defensores de los derechos humanos, y la demanda necesaria en torno a la seguridad, justicia y respeto que merece la labor de los periodistas.

Esta vez, los políticos de Morelos, a lo mejor ocupados en sus escándalos o tomándose fotos (guiño, guiño), no han reaccionado. A más de 24 horas de que iniciaron las manifestaciones, al momento no hemos registrado ninguna muestra, ya no de solidaridad, sino de elemental escucha por parte de los líderes morelenses. A lo mejor tiene que ver con las dinámicas propias del estado. Los diputados que podrían abanderar reformas y adiciones necesarias y urgentes al cuestionadísimo mecanismo de protección local están divididos y clavados en resolver la repartición del poder en el Legislativo; el gobierno estatal probablemente está empecinado en que su mecanismo instalado el 22 de octubre del 2021 sin la presencia de periodistas locales, es suficiente para cumplir; y los dirigentes sociales se han estacionado en sus cosas.

Lo que ha pasado en las 24 horas posteriores a la manifestación que en Morelos tuvo turnos matutino y nocturno, en la probable metáfora de siempre. Los periodistas están sólos.

Y es grave porque la situación de la prensa en Morelos, no es mejor que en otras partes del país y las condiciones parecen deteriorarse día con día debido al crecimiento de la inseguridad, la impunidad, la descomposición política, y la enorme polarización que los hechos políticos y criminales recientes. Porque la polarización, por cierto, ha alcanzado hasta a parte del gremio.

Aclaración pertinente, poco más de 24 horas después de la primera manifestación, la diputada Tania Valentina reconoció que los derechos del gremio periodístico no se cumplen a cabalidad y llamó al secretario de gobierno a revisar el mecanismo de protección a periodistas. Y puede que el llamado, por las condiciones del estado, quede en nada, aunque hay una guía marcada por grupos de comunicadores y la red de mujeres periodistas, sobre ajustes que deben hacerse al mecanismo. Veremos si en eso sí pueden consensuar los políticos locales.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx