Ejemplifiquemos en el caso de una institución, como es el estudio de caso de Shepsle, en que la rama legislativa produce leyes que impactan en la vida de grupos sociales e individuos. El autor nos habla del funcionamiento de la institución y de los mecanismos de que echa mano para ser operativamente funcional y cumplir su cometido, pero eso no necesariamente redunda en que la sociedad esté satisfecha del producto de sus acuerdos, funcionamiento y resultados –las leyes mismas-.
Y lo mismo hablamos al recurrir a nuestra caracterización, que recae en una institución responsable de la vida pública (el concepto de Daniel Cosío Villegas) como la presidencia de la República, porque procedimentalmente puede ajustarse a las reglas del juego escritas –la constitución, la normatividad para su funcionamiento interno- lo mismo que resolver cualquier controversia que a lo largo del camino surja.
No obstante, es igualmente valedera la interrogante que planteamos en el caso de un Congreso que expide leyes: en el caso del presidente, ¿sus acuerdos internos y su equilibrio estructuralmente inducido generará decisiones que dejarán satisfechos a los directamente afectados para bien o para mal en un proceso electoral? (las mañaneras que influyen en el escenario político hacia los comicios de 2021, por ejemplo).
En el análisis del funcionamiento de las instituciones y sus resultados, es ineludible la contextualización y la caracterización para determinar si existen teorías que pueden predecir su buena operatividad y –por nuestra parte agregamos este elemento- éxito.
Problemas como el diseño institucional, como la selección de quienes presiden las instituciones, los mecanismos de evaluación y desempeño, también explican en gran medida el funcionamiento y hasta el éxito o fracaso de una institución (como la presidencia mexicana) pero no son planteamientos que el autor aborde explícitamente.
Entendemos este tipo de estudios, como el de Shepsle, como un acercamiento tanto a la génesis como la evolución de los análisis en torno de las instituciones, su funcionamiento, evolución, los mecanismos del desarrollo institucional y las herramientas para medir tanto el liderazgo y conducción de quienes las encabezan, sino la evaluación de sus resultados, para calificarlas de exitosas, o para reformarlas.
En la política de la realidad, el éxito o fracaso de una gestión como la del presidente, López Obrador, sería favorable si echara mano del diseño institucional y sus mecanismos para impulsar por ejemplo su reforma administrativa.
Por desgracia, su iniciativa es desaparecer a los órganos autónomos constitucionales para que, como en el caso de los fideicomisos, elimine toda forma de equilibrio y contrapeso en la vida pública. Los escenarios no son favorables al desarrollo del país, ante la desmovilización de la sociedad y la coyuntura crítica global y local de la que echa mano el mandatario para concentrar el poder político y reemplazar las capacidades del Estado por las suyas propias como afirma en el estilo personal de gobernar, Don Daniel Cosío Villegas.
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