/ viernes 1 de noviembre de 2019

Cárceles

La Rue

A casi 20 años de haber sido construida y ocupada, la cárcel de Atlacholoaya es obsoleta; autogobierno y hacinamiento, el común denominador. Suele decirse que nadie conoce realmente cómo es una nación hasta haber estado en una de sus cárceles.

Una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada”: Nelson Mandela

El sistema de readaptación social en Morelos padece una de sus peores crisis. Las cuatro cárceles, tres distritales y una estatal, se encuentran sumergidas en graves fenómenos de corrupción, impunidad, tráfico de influencias y violación de los derechos humanos. Cada interno le cuesta al estado cerca de mil 500 pesos diarios. A casi 20 años de haber sido construida y ocupada, la cárcel de “alta seguridad” de Atlacholoaya sufre de hacinamiento y peor aún, destacan la formación de autogobiernos. El sistema penitenciario en México violenta casi en su totalidad las “Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos” (Reglas Nelson Mandela)

Debido a la sobrepoblación en la cárcel estatal de Atlacomulco y los graves problemas internos, el gobierno estatal, con recursos federales construyó, hace ya casi 20 el penal de Atlacholoaya, en el municipio de Xochitepec, al sur de la entidad, que ofrecería, en su momento mejores condiciones de vida de los internos. El proyecto, con grandes expectativas, permitiría el verdadero desarrollo de la reinserción social, fracasó.

El autogobierno del que hablan Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos se tergiversa, o sea, se aplican de forma contraria en la protección de las garantías de los reclusos.

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 17 de diciembre de 2015 una Resolución que establece Reglas Mínimas de Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos. Se trata de un conjunto de 122 reglas que revisan e incorporan nuevos conceptos a las antiguas normas de Naciones Unidas sobre esta materia de 1955. Otorgan gran importancia a la protección de las garantías básicas de las personas privadas de la libertad, por ser uno de los grupos más vulnerables y en riesgo de sufrir abusos y malos tratos.

Las reglas reciben el nombre de Nelson Mandela, uno de los grandes defensores de los derechos humanos. El documento habla sobre la Dignidad Humana, prohibición de la tortura y reinserción; Gestión de los expedientes de los reclusos; Servicios médicos y sanidad penitenciaria.

Sin embargo, las reglas Mandela hablan sobre el autogobierno en las prisiones, que son organizaciones de los propios reclusos con fines de tratamiento, actividades y tareas de orden social y deportivo; En el sistema penitenciario, los autogobiernos trabajan contrariamente. Los grupos de poder en el interior de los penales deciden y coaccionan a los demás internos para beneficio personal, y se comenten un sin número de arbitrariedades.

En la cárcel de Atlacholoaya todo cuesta, tanto para los internos como para los familiares y visitantes. Se vende protección, privilegios, así como la utilización de celulares. Donde muchos de ellos tienen acceden a internet y utilizan Instagram, Facebook, entre otras redes sociales, y se conoce que estos medios son utilizados para la comisión de delitos como secuestro y extorsión.

La cárcel de Atlacholoaya, en su infraestructura, cuenta con grandes áreas de esparcimiento y recreación. Talleres para la industria penitencia, grupos de autoayuda y religiosos. Establece la separación de áreas como observación y clasificación, nuevo ingreso, procesados y sentenciados, así como sujetos a protección e inclusive se habla de lugares específicos de personas infectadas con VIH, sin embargo, esto quedo atrás; a pesar de que la cárcel no ha sido rebasada en su población, estas normas y protocolos literalmente no existen. Hay un verdadero descontrol en todas sus áreas de seguridad y custodia que hoy, con los acontecimientos violentos ocurridos, pone al descubierto un sin número de irregularidades, todas violatorias de los derechos humanos.

A casi 20 años de haber sido construida y ocupada, la cárcel de Atlacholoaya es obsoleta; autogobierno y hacinamiento, el común denominador. Suele decirse que nadie conoce realmente cómo es una nación hasta haber estado en una de sus cárceles.

Una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada”: Nelson Mandela

El sistema de readaptación social en Morelos padece una de sus peores crisis. Las cuatro cárceles, tres distritales y una estatal, se encuentran sumergidas en graves fenómenos de corrupción, impunidad, tráfico de influencias y violación de los derechos humanos. Cada interno le cuesta al estado cerca de mil 500 pesos diarios. A casi 20 años de haber sido construida y ocupada, la cárcel de “alta seguridad” de Atlacholoaya sufre de hacinamiento y peor aún, destacan la formación de autogobiernos. El sistema penitenciario en México violenta casi en su totalidad las “Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos” (Reglas Nelson Mandela)

Debido a la sobrepoblación en la cárcel estatal de Atlacomulco y los graves problemas internos, el gobierno estatal, con recursos federales construyó, hace ya casi 20 el penal de Atlacholoaya, en el municipio de Xochitepec, al sur de la entidad, que ofrecería, en su momento mejores condiciones de vida de los internos. El proyecto, con grandes expectativas, permitiría el verdadero desarrollo de la reinserción social, fracasó.

El autogobierno del que hablan Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos se tergiversa, o sea, se aplican de forma contraria en la protección de las garantías de los reclusos.

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 17 de diciembre de 2015 una Resolución que establece Reglas Mínimas de Naciones Unidas para el Tratamiento de los Reclusos. Se trata de un conjunto de 122 reglas que revisan e incorporan nuevos conceptos a las antiguas normas de Naciones Unidas sobre esta materia de 1955. Otorgan gran importancia a la protección de las garantías básicas de las personas privadas de la libertad, por ser uno de los grupos más vulnerables y en riesgo de sufrir abusos y malos tratos.

Las reglas reciben el nombre de Nelson Mandela, uno de los grandes defensores de los derechos humanos. El documento habla sobre la Dignidad Humana, prohibición de la tortura y reinserción; Gestión de los expedientes de los reclusos; Servicios médicos y sanidad penitenciaria.

Sin embargo, las reglas Mandela hablan sobre el autogobierno en las prisiones, que son organizaciones de los propios reclusos con fines de tratamiento, actividades y tareas de orden social y deportivo; En el sistema penitenciario, los autogobiernos trabajan contrariamente. Los grupos de poder en el interior de los penales deciden y coaccionan a los demás internos para beneficio personal, y se comenten un sin número de arbitrariedades.

En la cárcel de Atlacholoaya todo cuesta, tanto para los internos como para los familiares y visitantes. Se vende protección, privilegios, así como la utilización de celulares. Donde muchos de ellos tienen acceden a internet y utilizan Instagram, Facebook, entre otras redes sociales, y se conoce que estos medios son utilizados para la comisión de delitos como secuestro y extorsión.

La cárcel de Atlacholoaya, en su infraestructura, cuenta con grandes áreas de esparcimiento y recreación. Talleres para la industria penitencia, grupos de autoayuda y religiosos. Establece la separación de áreas como observación y clasificación, nuevo ingreso, procesados y sentenciados, así como sujetos a protección e inclusive se habla de lugares específicos de personas infectadas con VIH, sin embargo, esto quedo atrás; a pesar de que la cárcel no ha sido rebasada en su población, estas normas y protocolos literalmente no existen. Hay un verdadero descontrol en todas sus áreas de seguridad y custodia que hoy, con los acontecimientos violentos ocurridos, pone al descubierto un sin número de irregularidades, todas violatorias de los derechos humanos.

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