/ lunes 6 de abril de 2020

Apoyos simulados

Si verdaderamente queremos superar rápidamente la pandemia del Covid-19 y sus efectos en la salud y la economía del país, es urgente dejar a un lado la simulación. Particularmente ayudaría mucho hacer a un lado la simulación y hacer los sacrificios requeridos para minimizar las pérdidas que, advertimos, todos sufriremos en algún momento y que se agravarán exponencialmente si seguimos sin escuchar las medidas para evitar contagios mayores; por un lado, y si se continúan regateando los apoyos gubernamentales a empresas como se ha hecho en la mayor parte del país (cualquier esfuerzo será insuficiente, pero lo ofrecido hasta ahora no ayudará a evitar la quiebra de miles de empresas, especialmente pequeñas y medianas).

Si consideramos las proyecciones de caída del producto interno bruto hechas por las calificadoras internacionales que ubican pérdidas de entre 4 y 8% para la economía mexicana en el 2020, tendríamos que estar ya desde ahora anticipando acciones de rescate a la actividad productiva. En entidades en quiebra, como Morelos, esa condición es mucho más urgente en tanto la caída local podría superar el 10%, y si bien no pareciera haber una relación inmediata en el comportamiento del empleo formal y el crecimiento económico en los datos de Morelos, ahora estamos ciertos de que la caída en la economía tendrá efectos directos en el empleo formal (sólo en 2019 el estado perdió 776 plazas). Esto porque el mayor efecto del cierre obligado lo empiezan a sentir empresas medianas y pequeñas que son las que concentran el mayor número de empleos (de acuerdo con INEGI, los micro y pequeños negocios tienen el 53% de los empleados en el plano nacional).

La tenacidad con que el gobierno de Morelos, similar a la del gobierno federal, para defender las políticas económicas con que suponen enfrentar la crisis, parece irresponsable para muchos empresarios que esperan un salvavidas gubernamental que supere la incapacidad social para restaurar el flujo económico. La incapacidad es derivada primordialmente del encierro, pero también se trata de una disfunción morelense para establecer alianzas productivas y empresariales en tiempos no catastróficos, un problema que nos acompaña hace varios años y que podría atribuirse a causas múltiples, entre las que destaca la profunda partidización de la clase empresarial y los círculos de interés que durante mucho tiempo se han tejido alrededor de los gobiernos para permitirse ambos actuaciones discrecionales y hasta cadenas de corrupción.

El problema es que aparentemente los empresarios esperan respuestas de los gobernantes mientras que ellos asumen ya haber respondido. A decir de las representaciones empresariales, si hay una parte que no ha mostrado creatividad alguna es la gubernamental, pues los programas de apoyo que ofrece ya existían antes de la pandemia. Así que los gobiernos federal y estatales que carecían de un conjunto de políticas para atender emergencias sanitarias (ahí radica la necesidad de diseñadores de tiempo completo para las políticas públicas), sólo están aplicando soluciones para tiempos no extraordinarios.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Si verdaderamente queremos superar rápidamente la pandemia del Covid-19 y sus efectos en la salud y la economía del país, es urgente dejar a un lado la simulación. Particularmente ayudaría mucho hacer a un lado la simulación y hacer los sacrificios requeridos para minimizar las pérdidas que, advertimos, todos sufriremos en algún momento y que se agravarán exponencialmente si seguimos sin escuchar las medidas para evitar contagios mayores; por un lado, y si se continúan regateando los apoyos gubernamentales a empresas como se ha hecho en la mayor parte del país (cualquier esfuerzo será insuficiente, pero lo ofrecido hasta ahora no ayudará a evitar la quiebra de miles de empresas, especialmente pequeñas y medianas).

Si consideramos las proyecciones de caída del producto interno bruto hechas por las calificadoras internacionales que ubican pérdidas de entre 4 y 8% para la economía mexicana en el 2020, tendríamos que estar ya desde ahora anticipando acciones de rescate a la actividad productiva. En entidades en quiebra, como Morelos, esa condición es mucho más urgente en tanto la caída local podría superar el 10%, y si bien no pareciera haber una relación inmediata en el comportamiento del empleo formal y el crecimiento económico en los datos de Morelos, ahora estamos ciertos de que la caída en la economía tendrá efectos directos en el empleo formal (sólo en 2019 el estado perdió 776 plazas). Esto porque el mayor efecto del cierre obligado lo empiezan a sentir empresas medianas y pequeñas que son las que concentran el mayor número de empleos (de acuerdo con INEGI, los micro y pequeños negocios tienen el 53% de los empleados en el plano nacional).

La tenacidad con que el gobierno de Morelos, similar a la del gobierno federal, para defender las políticas económicas con que suponen enfrentar la crisis, parece irresponsable para muchos empresarios que esperan un salvavidas gubernamental que supere la incapacidad social para restaurar el flujo económico. La incapacidad es derivada primordialmente del encierro, pero también se trata de una disfunción morelense para establecer alianzas productivas y empresariales en tiempos no catastróficos, un problema que nos acompaña hace varios años y que podría atribuirse a causas múltiples, entre las que destaca la profunda partidización de la clase empresarial y los círculos de interés que durante mucho tiempo se han tejido alrededor de los gobiernos para permitirse ambos actuaciones discrecionales y hasta cadenas de corrupción.

El problema es que aparentemente los empresarios esperan respuestas de los gobernantes mientras que ellos asumen ya haber respondido. A decir de las representaciones empresariales, si hay una parte que no ha mostrado creatividad alguna es la gubernamental, pues los programas de apoyo que ofrece ya existían antes de la pandemia. Así que los gobiernos federal y estatales que carecían de un conjunto de políticas para atender emergencias sanitarias (ahí radica la necesidad de diseñadores de tiempo completo para las políticas públicas), sólo están aplicando soluciones para tiempos no extraordinarios.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx