/ sábado 23 de septiembre de 2023

Agua para todos… pero tandeada

(Parte II)

Hace unas semanas escribí sobre los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 (Ensanut 2022). Los resultados son muy reveladores de la intermitencia en el suministro de agua en los hogares de México: sólo un tercio de los hogares en el país (32%) tuvo suministro continuo (24 horas al día, los siete días de la semana) durante las últimas cuatro semanas previas a la entrevista, pero sólo 17% reporto no haber tenido escasez de agua en el último año.

Estos datos son mucho menores comparados con mediciones que se habían hecho con anterioridad en México, por ejemplo, en la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto en Hogares (ENIGH) de INEGI 2020 el 66% de los hogares reportó suministro continuo, medido como suministro cada día durante las últimas cuatro semanas; y otras encuestas reportaron 69% y 65%, pero ninguna de estas encuestas recaba información por horas al día, ni para un periodo mayor a las cuatro semanas, como en el caso de la Ensanut 2022.

Es así que, de acuerdo con los datos de este encuesta, en los últimos 12 meses, poco mas de 107 millones de mexicanos recibimos agua suministrada intermitentemente, o como le llamamos coloquialmente, tandeada. Eso explicaría el por qué 81% de las familias mexicanas reportó almacenar agua, la gran mayoría en tinacos y cisternas, pero muchos tienen que hacerlo con los medios a su alcance.

El almacenamiento del agua potable permite a los hogares mitigar riesgos a causa de la incertidumbre en el suministro de agua. La Ensanut 2022 provee información innovadora sobre algunas estrategias usadas por las familias mexicanas para hacer frente a la intermitencia. Según los resultados de la encuesta, a nivel nacional, 81% de las familias almacenan agua de la red pública y 65% de ellas lo hacen en tinacos o cisternas. Sin embargo, 16% de las familias tiene que recurrir a contenedores portátiles como cubetas, tambos, piletas u otro tipo de medios como ollas o garrafones vacíos. Esto habla de que muchas familias no cuentan con la infraestructura ni la capacidad adecuada de almacenamiento.

Resultaron sorpresivos los patrones de almacenamiento que se observan entre regiones, por ejemplo, en los estados del norte (en particular en la frontera norte) se encontró el mayor porcentaje de hogares que almacenan agua a través de contenedores portátiles (como cubetas); esto, a pesar de que en estos estados se observan también las tasas más altas de suministro constante. Un resultado aparentemente incongruente cuya explicación puede estar en el alto flujo migratorio hacia los Estados Unidos y la creciente necesidad de proveer agua a hogares temporales de miles de personas.

A pesar de su innegable innovación, el estudio presenta algunas limitaciones. Por ejemplo, los datos no permiten analizar la calidad del agua en los hogares, por tanto, no fue posible evaluar hasta qué punto la intermitencia y el almacenamiento podrían implicar riesgos a la salud como se ha encontrado en estudios en otras partes del mundo. Se ha documentado que el almacenaje a causa de la intermitencia puede agravar el deterioro de la calidad del agua y, a su vez, causar enfermedades diarreicas y un mayor consumo de agua embotellada y bebidas azucaradas debido a la desconfianza en el agua potable que llega al hogar. Habrá que diseñar estrategias metodológicas y analíticas que permitan estudiar la intermitencia y la calidad del agua en el futuro a mayor escala en el país.

La baja presión del agua de la red pública podría también afectar el suministro de agua en los hogares y aumentar la necesidad de contar con medios de almacenamiento. Por ende, en el futuro, es importante también tomar en cuenta la presión del agua como un factor en la medición de la intermitencia.

En suma, el acceso universal al agua en la población va mucho más allá que la conexión al agua potable. A pesar de que los datos oficiales refieren que sólo 4% de la población en México no tiene acceso al agua, sólo un tercio de los hogares tienen suministro continuo, los siete días de la semana, las 24 horas del día. Si se observan patrones durante el año, esta cifra se reduce a 17.4%. Por tanto, es necesario desarrollar estrategias metodológicas, que incluyan la recolección de datos, que permitan apreciar mejor la verdadera dimensión de la falta de agua entre la población en México.


Referencia: “¿Agua para todos? La intermitencia en el suministro de agua en los hogares de México”, escrito por José Luis Figueroa y otros: https://doi.org/10.21149/14783



(Parte II)

Hace unas semanas escribí sobre los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 (Ensanut 2022). Los resultados son muy reveladores de la intermitencia en el suministro de agua en los hogares de México: sólo un tercio de los hogares en el país (32%) tuvo suministro continuo (24 horas al día, los siete días de la semana) durante las últimas cuatro semanas previas a la entrevista, pero sólo 17% reporto no haber tenido escasez de agua en el último año.

Estos datos son mucho menores comparados con mediciones que se habían hecho con anterioridad en México, por ejemplo, en la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto en Hogares (ENIGH) de INEGI 2020 el 66% de los hogares reportó suministro continuo, medido como suministro cada día durante las últimas cuatro semanas; y otras encuestas reportaron 69% y 65%, pero ninguna de estas encuestas recaba información por horas al día, ni para un periodo mayor a las cuatro semanas, como en el caso de la Ensanut 2022.

Es así que, de acuerdo con los datos de este encuesta, en los últimos 12 meses, poco mas de 107 millones de mexicanos recibimos agua suministrada intermitentemente, o como le llamamos coloquialmente, tandeada. Eso explicaría el por qué 81% de las familias mexicanas reportó almacenar agua, la gran mayoría en tinacos y cisternas, pero muchos tienen que hacerlo con los medios a su alcance.

El almacenamiento del agua potable permite a los hogares mitigar riesgos a causa de la incertidumbre en el suministro de agua. La Ensanut 2022 provee información innovadora sobre algunas estrategias usadas por las familias mexicanas para hacer frente a la intermitencia. Según los resultados de la encuesta, a nivel nacional, 81% de las familias almacenan agua de la red pública y 65% de ellas lo hacen en tinacos o cisternas. Sin embargo, 16% de las familias tiene que recurrir a contenedores portátiles como cubetas, tambos, piletas u otro tipo de medios como ollas o garrafones vacíos. Esto habla de que muchas familias no cuentan con la infraestructura ni la capacidad adecuada de almacenamiento.

Resultaron sorpresivos los patrones de almacenamiento que se observan entre regiones, por ejemplo, en los estados del norte (en particular en la frontera norte) se encontró el mayor porcentaje de hogares que almacenan agua a través de contenedores portátiles (como cubetas); esto, a pesar de que en estos estados se observan también las tasas más altas de suministro constante. Un resultado aparentemente incongruente cuya explicación puede estar en el alto flujo migratorio hacia los Estados Unidos y la creciente necesidad de proveer agua a hogares temporales de miles de personas.

A pesar de su innegable innovación, el estudio presenta algunas limitaciones. Por ejemplo, los datos no permiten analizar la calidad del agua en los hogares, por tanto, no fue posible evaluar hasta qué punto la intermitencia y el almacenamiento podrían implicar riesgos a la salud como se ha encontrado en estudios en otras partes del mundo. Se ha documentado que el almacenaje a causa de la intermitencia puede agravar el deterioro de la calidad del agua y, a su vez, causar enfermedades diarreicas y un mayor consumo de agua embotellada y bebidas azucaradas debido a la desconfianza en el agua potable que llega al hogar. Habrá que diseñar estrategias metodológicas y analíticas que permitan estudiar la intermitencia y la calidad del agua en el futuro a mayor escala en el país.

La baja presión del agua de la red pública podría también afectar el suministro de agua en los hogares y aumentar la necesidad de contar con medios de almacenamiento. Por ende, en el futuro, es importante también tomar en cuenta la presión del agua como un factor en la medición de la intermitencia.

En suma, el acceso universal al agua en la población va mucho más allá que la conexión al agua potable. A pesar de que los datos oficiales refieren que sólo 4% de la población en México no tiene acceso al agua, sólo un tercio de los hogares tienen suministro continuo, los siete días de la semana, las 24 horas del día. Si se observan patrones durante el año, esta cifra se reduce a 17.4%. Por tanto, es necesario desarrollar estrategias metodológicas, que incluyan la recolección de datos, que permitan apreciar mejor la verdadera dimensión de la falta de agua entre la población en México.


Referencia: “¿Agua para todos? La intermitencia en el suministro de agua en los hogares de México”, escrito por José Luis Figueroa y otros: https://doi.org/10.21149/14783