Los cubrebocas y objetos de higiene relacionadas a la pandemia por Covid-19 han dejado de ser el principal consumo de la población, y es que de acuerdo a comerciantes informales del primer cuadro de la ciudad de Cuernavaca las ventas de estas han caído a tal grado que el giro de sus ventas ha cambiado a productos de venta regular.
En la calle Guerrero del Centro Histórico de Cuernavaca, la oferta de los vendedores pasó del “pásele, pásele lleve su cubre bocas o careta”, al “lleve su bolsa, maquillaje a buen precio”, pues estos últimos se han convertido en parte de la recuperación de la realidad que percibe la población.
Caretas, cubrebocas, guantes, y mascarillas en general se venden menos meses atrás; vendedores semifijos comparten que si en una semana llegaban a vender hasta “8 mil pesos en productos, hoy vendemos 200 pesos”, cuando mucho.
Y es que desde que las autoridades sanitarias adelantaron sobre el posible retiro de los cubrebocas como medida obligatoria, y la eliminación del semáforo de riesgo, estos se han dejado de vender como antes.
“Los traemos del Estado de México, ellos siguen haciéndolos pero nosotros ya no compramos porque la gente ya no compra”, dijo uno de los vendedores de calle Guerrero.
Zapatos, perfumes, bolsas, maquillaje, accesorios para el cabello, raspados, globos, aguas frescas, cazuelas y hasta pabellones, son las ofertas desde las banquetas del centro de la capital.
Aquí la movilidad es testigo del aumento de actividades cotidianas, mientras los pequeños corren sobre la Plaza de Armas persiguiendo un globo, familias disfrutan de un raspado, otros solo caminan, se sientan un rato en las bancas y luego se van.
“La situación está de la fregada”, dice uno de los fotógrafos que buscan vender retratos instantáneos en Plaza de Armas, y quien a pesar de no querer hablar frente a las cámaras, comparte que la gente poco adquiere su servicio.
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