/ sábado 23 de junio de 2018

La gente arriesga su vida en las barrancas: Altafi

"Me identifiqué con ellos porque aunque no tienen servicios, ni apoyos, y todos los días se juegan la vida, salen adelante"

A Daniel Altafi Valladares, candidato independiente a la diputación federal por el distrito 1, con cabecera en Cuernavaca, andar en campaña “de a pie” le cambió más que el calzado deportivo, la vida. Anduvo por los sitios de Cuernavaca que ni los políticos ven, las zonas donde no llegan servicios públicos y la gente “arriesga la vida todos los días para salir de las barrancas, de las cuevas”, esa ciudad de la otra historia, sin servicios, sin apoyos, pero a la que los políticos no acuden nunca.

En Ampliación Lagunilla, la familia de Boli, un paciente con hemodiálisis, y Marco, su hijo que no puede caminar, es atendida por la jefa de familia, Doña Margarita, que a pesar de lo dura que es su vida nunca pierde la sonrisa, narra Daniel Altafi en su entrevista exclusiva con El Sol de Cuernavaca, ellos que ni siquiera viven al día porque no les alcanza ni para eso, le invitaron a su casa y le ofrecieron alimento. “Me di cuenta de todo lo que hemos perdido” parte de la educación pero más de la humanidad que arrebata la urbanización, ellos no tienen nada, y ofrecen mucho.

-¿Y qué les dices a ellos, qué les puedes ofrecer?- preguntamos

- Lo único que puedes hacer es ser honesto, yo no finjo nada, y cumplir. Ellos necesitaban una silla de ruedas para que Marco pudiera empezar a moverse mientras fortalece sus piernas, y regresé al día siguiente y se las entregué”- responde.

Pero además, le han servido de ejemplo, “me identifiqué con ellos porque aunque no tienen servicios, ni apoyos, y todos los días se juegan la vida, salen adelante; igual que yo, me arriesgo con esta campaña; y por eso me ven con esperanza, porque al ser independiente no obedezco a dos amos, sino a la ciudadanía”.

Su campaña se ha centrado en los ciudadanos “empecemos por escuchar”, es su principio y escuchar a la gente le ha sorprendido “hay dos historias en Cuernavaca, la que muchos vivimos, con servicios que tienen problemas pero están; y la de la marginación total”, y por eso ha ido a las barrancas, a ver gente que vive en cuevas, “son asentamientos irregulares, pero también son humanos”, comenta y reitera su compromiso por ayudarlos. “La política se hace en las calles, no desde un escritorio”, señala al recordar una casa en la barranca de Lomas de Ahuatlán en la que “corre el agua porque las láminas del techo ya están muy dañadas, y le han tenido que hacer canaletas para que se vaya el líquido”.

En esas barrancas, donde la gente tiene que subir sin escaleras por empinadas laderas y que en tiempo de lluvias se convierten en un peligro para todos, Daniel Altafi confiesa haberse refundado, “me sigo sorprendiendo tras estos meses de campaña de todo lo que falta a la ciudad” y enumera los problemas, fallas en el servicio de agua potable, en la pavimentación de las calles, en el alumbrado público, en la recolección de basura, y la casi ausencia de programas efectivos de apoyo a la gente.

Lamenta la escasa cobertura educativa, sólo el 40 por ciento entra a preparatorias y eso lleva más problemas de inseguridad.

Recuerda también su visita a la colonia Antonio Barona, que le parece un ejemplo de lo absurdo en las políticas públicas en los últimos años. “No puede ser que la colonia más poblada de Cuernavaca no tenga un centro de salud que pueda atender dignamente a esa población; que no tenga una preparatoria, una unidad deportiva”, todo eso muestra que hay mucho por hacer, considera, pero para eso hace falta el compromiso y para ello hay que vivir lo que vive la gente en las calles de la ciudad.

Altafi se ha planteado una meta, ser mejor político que Alfonso Sandoval, quien administró la ciudad de 1994 a 1997, y luego fue diputado federal por unos meses hasta el día de su muerte. “Me voy a enfocar en etiquetar recursos federales para educación, salud y generación de empleos y voy a trabajar con quien esté”, asegura recordando que su origen independiente no le representa compromiso con grupos políticos, pero tampoco enfrentamiento con ninguno.

Hasta ahora, recuerda, no hay quien lo vea con desagrado en su caminar por Cuernavaca. “Me han dicho que votarán por mí para sentirse orgullosos de no dar un voto a la corrupción de los partidos políticos”. Y el fenómeno Altafi crece, al grado que ha completado representantes para todas las casillas del primer distrito federal y representantes generales para la defensa de sus votos. Mientras, todavía quedan calles por recorrer en Cuernavaca.


A Daniel Altafi Valladares, candidato independiente a la diputación federal por el distrito 1, con cabecera en Cuernavaca, andar en campaña “de a pie” le cambió más que el calzado deportivo, la vida. Anduvo por los sitios de Cuernavaca que ni los políticos ven, las zonas donde no llegan servicios públicos y la gente “arriesga la vida todos los días para salir de las barrancas, de las cuevas”, esa ciudad de la otra historia, sin servicios, sin apoyos, pero a la que los políticos no acuden nunca.

En Ampliación Lagunilla, la familia de Boli, un paciente con hemodiálisis, y Marco, su hijo que no puede caminar, es atendida por la jefa de familia, Doña Margarita, que a pesar de lo dura que es su vida nunca pierde la sonrisa, narra Daniel Altafi en su entrevista exclusiva con El Sol de Cuernavaca, ellos que ni siquiera viven al día porque no les alcanza ni para eso, le invitaron a su casa y le ofrecieron alimento. “Me di cuenta de todo lo que hemos perdido” parte de la educación pero más de la humanidad que arrebata la urbanización, ellos no tienen nada, y ofrecen mucho.

-¿Y qué les dices a ellos, qué les puedes ofrecer?- preguntamos

- Lo único que puedes hacer es ser honesto, yo no finjo nada, y cumplir. Ellos necesitaban una silla de ruedas para que Marco pudiera empezar a moverse mientras fortalece sus piernas, y regresé al día siguiente y se las entregué”- responde.

Pero además, le han servido de ejemplo, “me identifiqué con ellos porque aunque no tienen servicios, ni apoyos, y todos los días se juegan la vida, salen adelante; igual que yo, me arriesgo con esta campaña; y por eso me ven con esperanza, porque al ser independiente no obedezco a dos amos, sino a la ciudadanía”.

Su campaña se ha centrado en los ciudadanos “empecemos por escuchar”, es su principio y escuchar a la gente le ha sorprendido “hay dos historias en Cuernavaca, la que muchos vivimos, con servicios que tienen problemas pero están; y la de la marginación total”, y por eso ha ido a las barrancas, a ver gente que vive en cuevas, “son asentamientos irregulares, pero también son humanos”, comenta y reitera su compromiso por ayudarlos. “La política se hace en las calles, no desde un escritorio”, señala al recordar una casa en la barranca de Lomas de Ahuatlán en la que “corre el agua porque las láminas del techo ya están muy dañadas, y le han tenido que hacer canaletas para que se vaya el líquido”.

En esas barrancas, donde la gente tiene que subir sin escaleras por empinadas laderas y que en tiempo de lluvias se convierten en un peligro para todos, Daniel Altafi confiesa haberse refundado, “me sigo sorprendiendo tras estos meses de campaña de todo lo que falta a la ciudad” y enumera los problemas, fallas en el servicio de agua potable, en la pavimentación de las calles, en el alumbrado público, en la recolección de basura, y la casi ausencia de programas efectivos de apoyo a la gente.

Lamenta la escasa cobertura educativa, sólo el 40 por ciento entra a preparatorias y eso lleva más problemas de inseguridad.

Recuerda también su visita a la colonia Antonio Barona, que le parece un ejemplo de lo absurdo en las políticas públicas en los últimos años. “No puede ser que la colonia más poblada de Cuernavaca no tenga un centro de salud que pueda atender dignamente a esa población; que no tenga una preparatoria, una unidad deportiva”, todo eso muestra que hay mucho por hacer, considera, pero para eso hace falta el compromiso y para ello hay que vivir lo que vive la gente en las calles de la ciudad.

Altafi se ha planteado una meta, ser mejor político que Alfonso Sandoval, quien administró la ciudad de 1994 a 1997, y luego fue diputado federal por unos meses hasta el día de su muerte. “Me voy a enfocar en etiquetar recursos federales para educación, salud y generación de empleos y voy a trabajar con quien esté”, asegura recordando que su origen independiente no le representa compromiso con grupos políticos, pero tampoco enfrentamiento con ninguno.

Hasta ahora, recuerda, no hay quien lo vea con desagrado en su caminar por Cuernavaca. “Me han dicho que votarán por mí para sentirse orgullosos de no dar un voto a la corrupción de los partidos políticos”. Y el fenómeno Altafi crece, al grado que ha completado representantes para todas las casillas del primer distrito federal y representantes generales para la defensa de sus votos. Mientras, todavía quedan calles por recorrer en Cuernavaca.


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