Desde el siglo pasado, libaneses llegaron al país en busca de oportunidades económicas, la mayoría se establecieron en la Ciudad de México, y un menor número prefirió Cuernavaca, también conocida como la ciudad de la eterna primavera; sin embargo, hoy en día muchos han decidió irse, otros continúan en la entidad, pero para aquellos que profesan la religión musulmana les ha sido difícil desarrollarse, debido a que sus creencias no son aceptadas del todo.
Omar Kuri, de ascendencia libanesa, nacido en Ciudad de México, cuenta que al igual que otras familias libanesas radica en México. Desde hace décadas sus familiares llegaron a este país por oportunidades económicas que no encontraban en Líbano, país del medio oriente.
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Aseguró que la cultura libenesa no es tan cerrada como otras de las comunidades que radican en el país, se apoyan entre ellos y han logrado adaptarse sin dejar atrás sus creencias, su cultura, y la mayoría son empresarios y tienen sus propios negocios.
Al menos en Morelos, son pocos los que han experimentado en el sector gastronómico, debido a que por las especias o condimentos que lleva su comida, son díficiles de encontrar en el país y deben importarlos, además de que es limitado el número de gente que consume su comida, como son el tabule, el kibbeh o el baba ganush, entre otros.
El joven que se dedica la fisicoculturismo, indicó que la mayor comunidad se concentra en la Ciudad de México y son más abiertos y les gusta compartir y difundirla cultura libanesa y para ello cuentan con el Centro Libanes.
Dijo que como no existe una asociación como tal en el estado, desconoce el número exacto de libaneses radicados, pero lo que sí es un hecho, es que por la inseguridad muchos han decido irse.
Existe una parte de libaneses concentrados en la entidad que son católicos maronitas, sin embargo, existen otros que son musulmanes, pero hay pocos espacios, uno de ellos es la mezquita que se encuentra en Tequesquitengo.
Omar Kuri señaló que el islam se divide en sunitas y chiítas, y en su caso es chiíta; asimismo, dijo que se ha adapto a la ciudad donde vive, por ejemplo a la comida, sólo no come carne de puerco, no fuma y no toma alcohol.
Como parte de su religión tiene que orar cinco veces al día, y en su trabajo trata de darse sus espacios para poder seguir lo que dicta el Corán.
Señaló que como musulmán ha sido difícil desarrollarse en la entidad, pero está todavía más restringido para las mujeres de su comunidad, porque en esta parte del mundo no es bien vista su religión, la cual relacionan con el terrorismo.