Ecocidio, la mina de Huautla

Pone en riesgo la zona arqueológica de Xochicalco

Susana Paredes

  · martes 24 de abril de 2018

Xochicalco se nos va a caer cuando empiecen a detonar y a moverse: Silvia Garza Tarazona /Foto:Jackeline López

El proyecto de la mina de Huautla representa un ecocidio para el estado, pues, además de causar afectaciones en la salud de los morelenses, podría provocar la desaparición de la zona arqueológica de Xochicalco, ya que los trabajos mineros se ubican en el subsuelo de esa área que es patrimonio cultural de la humanidad, informó la arqueóloga y también encargada del proyecto Xochicalco en el Instituto de Antropología e Historia (INAH) en Morelos, Silvia Garza Tarazona.

Ésta expresó que todas las excavaciones de ese tipo deben ser consideradas ecocidios e inclusive genocidios, pues, explicó, la forma en que efectúan los trabajos ya no es en túnel, como antiguamente se sabía, sino que ahora realizan una perforación con la que arrasan con todo, además de que la tierra que utilizan y llenan con ácidos, para obtener los minerales deseados, la vuelven a esparcir, ya contaminada, en la mina.

La investigadora afirmó que en 2009 el subsuelo de Xochicalco fue otorgado en concesión a la empresa canadiense Esperanza Silver por la Secretaría de Economía. Terreno que equivale a 278 hectáreas y permiso que tiene vencimiento al 14 de mayo de 2059.

Recordó que a pesar de que el gobernador de Morelos manifestó que no quería minas a tajo abierto en la entidad, la de Huautla, que es manejada por Alamos Gold y cuya compra se efectuó en julio de 2013, sigue operando de manera normal; en ese sentido, explicó que tal acción es porque "en este país las leyes nos las pasamos por el arco del triunfo".

Foto: Jackeline López

Asimismo, mencionó que cuando la primera empresa presentó su proyecto se señaló que había suficiente agua para hacer la mina; pero esa investigación no fue certera, ya que se basó en números de años pasados, por lo que hoy en día se requiere de los suministros del poblado de Coatetelco, del río Tembembe y de Cuernavaca.

En cuanto a los impactos en la salud de la población, manifestó que los vientos provenientes de Xochicalco pueden ocasionar que el polvo de las excavaciones llegue a la capital del estado, lo que derivaría en enfermedades graves de la piel, problemas en los ojos, riñones, hígado y pulmones, incluso podría incapacitar permanentemente o hasta provocar la muerte, puesto que, refirió, los tóxicos de los metales viajan en el aire y el agua.

La investigadora aseguró que la zona arqueológica de Xochicalco se encuentra en riesgo, pues se ubica en los límites de la concesión minera y cuando decidan a utilizar explosivos se podrían generar daños graves en la región.

En 2013, ambientalistas, trabajadores académicos y habitantes de comunidades afectadas se manifestaron para exigir no más minas a tajo abierto; sin embargo, actualmente continúan las labores de ese sector en el cerro del Jumil, a unos kilómetros de distancia de la zona arqueológica.

Garza Tarazona confirmó que si las labores de minería continúan, entonces, el área arqueológica desaparecerá y, además, podría dejar a Cuernavaca sin agua potable.

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