/ lunes 29 de abril de 2024

El mejor arroz del mundo podría dejar de producirse en Morelos

Las condiciones climáticas, aunado a la falta de apoyos a productores, han provocado que cada vez menos hectáreas del grano se siembren en Morelos

El riesgo de que el cultivo de arroz en Morelos desaparezca es latente. Las condiciones climáticas, que hoy dificulta a los productores anticipar las lluvias y limita la disponibilidad del agua en todo el país, así como la falta de apoyo de los gobiernos estatal y federal ha generado que los arroceros opten por la siembra de otros granos y la caña, cuya producción genera mayor rendimiento.

Las condiciones en las que se produce hoy el arroz morelense han cambiado mucho y en muy poco tiempo: en cinco años, la escasez de lluvia, la poca disponibilidad del agua y el precio ofrecido por las autoridades han llevado a que la producción de arroz en municipios como Zacatepec y Jojutla bajara de 150 hectáreas a 30, de 2023 a 2024, mientras que en Cuautla la producción ha disminuido en un 70 por ciento en cinco años.

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“Yo veo que es un problema natural. El año pasado llovió poco, los mantos acuíferos no se cargaron y por lógica va a haber menos agua, así que no hay suficiente para hacer nuestras labores agrícolas, como es la bordada y el trasplante”, dice Jesús Solís, representante de la Unión de Arroceros de la Región Sur del Estado de Morelos.

A diferencia del cultivo de caña y jícama, que demandan menos agua, el arroz demanda demasiada. Prácticamente, la siembra requiere inundar el área en la que se encuentran las semillas, lo que es prácticamente imposible si las lluvias escasean y hay poca agua en los canales, por lo que muchos productores están optando por la jícama y la caña, mientras que el arroz pierde terreno.

En Cuautla, la situación también es grave. A la fecha hay solo 10 productores de arroz. “Ya somos pocos y cada vez somos menos”, dice Carlos Domínguez, tesorero del Comisariado Ejidal de Cuautla.

Mauricio Rodríguez, presidente del Comisariado Ejidal, considera que esta situación se debe al abandono del campo por parte del gobierno federal y estatal, que podrían hacer mucho más para rescatar el cultivo.

Nos han abandonado. La producción de arroz en el estado ha caído de manera alarmante. Aquí, donde tenemos el mejor arroz del mundo, cada vez va disminuyendo. Este año disminuyó un 50 por ciento y es debido a la falta de apoyos y una comercialización inadecuada. El gobierno federal pone un precio supuestamente justo, pero está muy por debajo de lo que nosotros artesanalmente plantamos, que sale excesivamente caro, y aparte el agua, que va escaseando.

Nadie se atreve a pronosticar cuántos años de vida, bajo estas condiciones, le quedan al cultivo de arroz en Cuautla, pero todos consideran que, si las condiciones prevalecen, eventualmente desaparecerá.

Arroz orgánico, una alternativa

Hace varios años que José Candanosa, presidente de la Asociación de Productores de Arroz Plan de Ayala, dio un paso que pocos arroceros dan y que, hasta ahora, le ha permitido no solo hacer sobrevivir sus cultivos, sino aumentarlos: el cultivo de arroz orgánico.

Candanosa lanzó desde Cuautla la marca “Aires del campo”, que no compite con el producto importado desde Asia, al que califica como arroz muy barato y de muy baja calidad, sino que, a través de la segmentación de mercado, ha logrado llegar a las grandes tiendas de autoservicio con un producto que bebe de lixiviados naturales: mientras que el kilo de arroz asiático ronda los 15 pesos, el suyo se vende a 70 pesos:

La producción de arroz en la región oriente se redujo en los últimos cinco años hasta 70 por ciento. / Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

“Lo que hacemos es segmentar el mercado, buscar cuáles son las necesidades de la gente, lo que establecen las estrategias de mercadotecnia, porque el gobierno siempre pone gente que no tiene visión empresarial, no tiene servicio al pueblo, ellos van por ver qué se roban”.

José Candanosa comparte así algunas de las claves que han permitido mejorar su cultivo con nuevas tecnologías, elevar la productividad, reducir hasta en un 60 por ciento la necesidad de agua e incursionar en mercados que valoran la calidad de la semilla.

“Nosotros no dependemos del gobierno, porque si dependiéramos del gobierno ya hubiéramos dejado de sembrar arroz o seríamos empleados de alguna trasnacional”.

Historia del arroz en Morelos

El cultivo de arroz en el estado comenzó en 1863, cuando Don Ricardo Sánchez, quien era originario de Jalisco, lo introdujo en Jojutla. A partir de entonces se llevaron a cabo varios estudios para mejorar su genética y los métodos del cultivo. Esta semilla, traída originalmente de Filipinas, marcó de forma profunda la identidad morelense: en Cuautla, el equipo de fútbol oficial, que jugó en la primera división de 1954 a 1959, tomó su nombre de la comunidad dedicada a la semilla blanca.

En Jojutla, municipio que concentra la mayor producción de arroz, ésta alcanzó las 12 mil toneladas en 1910 y para 1935 alcanzó las 30 mil toneladas. En 2012, las autoridades otorgaron la Denominación de Origen para el arroz morelense. Este distintivo se otorga a los productos alimenticios cuya calidad y características dependen exclusivamente de la región geográfica en la que se produce, procesa, elabora y empaqueta, protegiendo así tres variedades distintas desarrolladas por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) en Zacatapec.

El riesgo de que el cultivo de arroz en Morelos desaparezca es latente. Las condiciones climáticas, que hoy dificulta a los productores anticipar las lluvias y limita la disponibilidad del agua en todo el país, así como la falta de apoyo de los gobiernos estatal y federal ha generado que los arroceros opten por la siembra de otros granos y la caña, cuya producción genera mayor rendimiento.

Las condiciones en las que se produce hoy el arroz morelense han cambiado mucho y en muy poco tiempo: en cinco años, la escasez de lluvia, la poca disponibilidad del agua y el precio ofrecido por las autoridades han llevado a que la producción de arroz en municipios como Zacatepec y Jojutla bajara de 150 hectáreas a 30, de 2023 a 2024, mientras que en Cuautla la producción ha disminuido en un 70 por ciento en cinco años.

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“Yo veo que es un problema natural. El año pasado llovió poco, los mantos acuíferos no se cargaron y por lógica va a haber menos agua, así que no hay suficiente para hacer nuestras labores agrícolas, como es la bordada y el trasplante”, dice Jesús Solís, representante de la Unión de Arroceros de la Región Sur del Estado de Morelos.

A diferencia del cultivo de caña y jícama, que demandan menos agua, el arroz demanda demasiada. Prácticamente, la siembra requiere inundar el área en la que se encuentran las semillas, lo que es prácticamente imposible si las lluvias escasean y hay poca agua en los canales, por lo que muchos productores están optando por la jícama y la caña, mientras que el arroz pierde terreno.

En Cuautla, la situación también es grave. A la fecha hay solo 10 productores de arroz. “Ya somos pocos y cada vez somos menos”, dice Carlos Domínguez, tesorero del Comisariado Ejidal de Cuautla.

Mauricio Rodríguez, presidente del Comisariado Ejidal, considera que esta situación se debe al abandono del campo por parte del gobierno federal y estatal, que podrían hacer mucho más para rescatar el cultivo.

Nos han abandonado. La producción de arroz en el estado ha caído de manera alarmante. Aquí, donde tenemos el mejor arroz del mundo, cada vez va disminuyendo. Este año disminuyó un 50 por ciento y es debido a la falta de apoyos y una comercialización inadecuada. El gobierno federal pone un precio supuestamente justo, pero está muy por debajo de lo que nosotros artesanalmente plantamos, que sale excesivamente caro, y aparte el agua, que va escaseando.

Nadie se atreve a pronosticar cuántos años de vida, bajo estas condiciones, le quedan al cultivo de arroz en Cuautla, pero todos consideran que, si las condiciones prevalecen, eventualmente desaparecerá.

Arroz orgánico, una alternativa

Hace varios años que José Candanosa, presidente de la Asociación de Productores de Arroz Plan de Ayala, dio un paso que pocos arroceros dan y que, hasta ahora, le ha permitido no solo hacer sobrevivir sus cultivos, sino aumentarlos: el cultivo de arroz orgánico.

Candanosa lanzó desde Cuautla la marca “Aires del campo”, que no compite con el producto importado desde Asia, al que califica como arroz muy barato y de muy baja calidad, sino que, a través de la segmentación de mercado, ha logrado llegar a las grandes tiendas de autoservicio con un producto que bebe de lixiviados naturales: mientras que el kilo de arroz asiático ronda los 15 pesos, el suyo se vende a 70 pesos:

La producción de arroz en la región oriente se redujo en los últimos cinco años hasta 70 por ciento. / Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

“Lo que hacemos es segmentar el mercado, buscar cuáles son las necesidades de la gente, lo que establecen las estrategias de mercadotecnia, porque el gobierno siempre pone gente que no tiene visión empresarial, no tiene servicio al pueblo, ellos van por ver qué se roban”.

José Candanosa comparte así algunas de las claves que han permitido mejorar su cultivo con nuevas tecnologías, elevar la productividad, reducir hasta en un 60 por ciento la necesidad de agua e incursionar en mercados que valoran la calidad de la semilla.

“Nosotros no dependemos del gobierno, porque si dependiéramos del gobierno ya hubiéramos dejado de sembrar arroz o seríamos empleados de alguna trasnacional”.

Historia del arroz en Morelos

El cultivo de arroz en el estado comenzó en 1863, cuando Don Ricardo Sánchez, quien era originario de Jalisco, lo introdujo en Jojutla. A partir de entonces se llevaron a cabo varios estudios para mejorar su genética y los métodos del cultivo. Esta semilla, traída originalmente de Filipinas, marcó de forma profunda la identidad morelense: en Cuautla, el equipo de fútbol oficial, que jugó en la primera división de 1954 a 1959, tomó su nombre de la comunidad dedicada a la semilla blanca.

En Jojutla, municipio que concentra la mayor producción de arroz, ésta alcanzó las 12 mil toneladas en 1910 y para 1935 alcanzó las 30 mil toneladas. En 2012, las autoridades otorgaron la Denominación de Origen para el arroz morelense. Este distintivo se otorga a los productos alimenticios cuya calidad y características dependen exclusivamente de la región geográfica en la que se produce, procesa, elabora y empaqueta, protegiendo así tres variedades distintas desarrolladas por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) en Zacatapec.

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