/ miércoles 22 de noviembre de 2023

Laudería, un arte que se mantiene vigente

Andrés Rubio se ha dedicado gran parte de su vida a la elaboración de instrumentos, oficio que busca seguir preservando

La laudería, es el arte que se encarga de la construcción de instrumentos de cuerda, es uno de los oficios más antiguos en México, y, en Yautepec, Andrés Rubio se ha desempeñado en el arte de la música y la laudería, principalmente para crear sus propios instrumentos y preservar la tradición musical en el estado.

Pese a su importancia, este oficio es muy poco conocido en el país, pero aún hay personas dispuestas a conservar esta tradición.

Te puede interesar: Presenta Edith Zepeda su segundo libro titulado 'La Pausa'

El arte de la laudería en Andrés surge gracias a las enseñanzas de su padre, a quien desde pequeño acompañaba a su taller y le ayudaba a limpiar las máquinas y a pegar algunas cosas de los instrumentos. La inquietud de construir sus propios instrumentos lo lleva a comenzar en el oficio en 2017.

Me dio la curiosidad de hacer un instrumento que se llama Guitarra de Golpe y poco a poco seguí haciendo más instrumentos musicales; ya después surgieron los bajo quintos. Comencé a trabajar en la laudería cuando me solicitaron dos bajos quintos para el evento La Ruta del Bajo Quinto que se realizó en Cuernavaca”, recuerda

Andrés Rubio Zavala se enfoca específicamente en la creación de los instrumentos de cuerda pulsada que se utilizan en la música mexicana, como los son el:

  • Bajo quinto
  • Bajo sexto
  • Guitarra séptima
  • Guitarra
  • Jarana huasteca
  • Jarana jarocha
  • Arpa, requinto
  • Guitarrón
  • Vihuela.

Para el proceso de crear un instrumento, lo principal es tener una plantilla, que es una copia de otro instrumento de referencia, por supuesto con detalles de acuerdo al gusto del laudero y después se elige el tipo de madera para la tapa, los aros y el fondo”.

Andrés comparte que dependiendo el instrumento es el tipo de madera que se va a utilizar, ya que de eso dependerá el sonido final de cada uno de ellos.

“Para las tapas se ocupan maderas blandas para poder darle una vibración y que tenga un mejor sonido, como pino abeto, pino abeto alemán, pino abeto canadiense y tacote. Para la caja son maderas más sólidas que van desde el cedro hasta el palo de rosa de Brasil. Y para el brazo, se requiere madera sólida y dura como cirimo, caoba, cedro y nogal”.

En el arte de la laudería, siempre hay algo que distingue a los instrumentos, pues el sello de cada laudero se ve reflejado en la ornamentación, y Andrés menciona que, en su caso, especialmente es el diseño del cabezal, la maquinaria o el cordal.

En este oficio, el joven se ha enfrentado a diversos retos, pues realmente no es nada fácil construir instrumentos, todo tiene su complejidad y ardua labor.

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En la laudería lo que más se cuida es que el diseño y la sonoridad estén a la perfección. Lograr el sonido que el cliente espera es un tema muy complejo porque realmente yo puedo decir, conociendo las maderas, este instrumento sonará de tal forma, sin embargo, depende de la combinación de maderas y sus cortes, y finalmente el sonido lo determina el instrumento”.

Respecto a la labor de otros lauderos en Morelos, Andrés destaca a la familia Castelo, especialmente a Catalina Castelo, de quien aprendió mucho sobre el oficio.

Catalina Castelo no me dio clases, pero asistí mucho a su taller y recibí muchos consejos. A su vez, ella le aprendió a su papá, Francisco Castelo, que, además de preservar el bajo quinto, preservaba las maderas que le dan identidad al instrumento”.

Andrés comparte que dependiendo el instrumento es el tipo de madera que se va a utilizar, ya que de eso dependerá el sonido final de cada uno de ellos. / Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

La música, parte de su vida

Su gusto por la música comenzó desde muy temprana edad, al crecer rodeado de esta arte, gracias a sus padres, y a lo largo de los años se ha dedicado a este ámbito de manera profesional, especialmente en la interpretación y difusión de la música mexicana.

LEER: Eric Ledoux se inspira en la 'comedia del arte' en su nueva exposición

Es algo que le debo a mis papás, porque desde chico me han inculcado la música regional de todo México, al poner discos en la casa, en el carro y llevarme a fandangos y conciertos, todo eso poco a poco se fue interiorizando, pero llegó un momento en el que yo no quería hacer nada relacionado con las Artes; sin embargo, me desbloqueé esa parte y le hice caso a mi gusto e instinto, y decidí estudiar Artes especialmente por las tradiciones. Y en este caso en Morelos, lo que más me rodea es el corrido suriano que me encantó por el instrumento, que es el bajo quinto y la complejidad del verso”, expresó Andrés Rubio Zavala.

Respecto a sus influencias musicales, Andrés menciona que realmente ha conocido a pocas personas ya mayores dedicados al arte del Corrido suriano, y ha sido esa conexión con las nuevas generaciones que le han permitido ampliar sus conocimientos.

Mis influencias han sido por grabaciones musicales, pero más allá de la frialdad de una grabación, mayormente he aprendido al compartir con maestros, compañeros y amigos que han sido el eslabón entre los señores viejos y esta generación. Me he acercado a ellos, porque no sólo es la música, es el entorno, lo que comen, lo que escriben, lo que ven y lo que son, lo que nos da la característica principal de una tradición original, para entender lo que dicen y quieren transmitir”.

En la música, Andrés trabaja como músico independiente, pero también forma parte de diversos proyectos y agrupaciones como el Dueto Alazán y Rosillo. / Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

El otro oficio

En la música, Andrés trabaja como músico independiente, pero también forma parte de diversos proyectos y agrupaciones como el Dueto Alazán y Rosillo, que tiene junto a su mamá Rocío Zavala y el grupo de música calentana de Guerrero, Los Gavilanes de Tierra Caliente, entre otras.

Asimismo, es el principal impulsor y promotor de La Rueda de San Miguel, un encuentro nacional de corridistas que se realiza anualmente en el municipio de Yautepec, y que, en septiembre pasado, celebró su séptima edición.

Es un proyecto que nació con el objetivo de juntar a los músicos, una tarea que está en mis manos. En septiembre, realizamos la séptima edición y con el devenir del tiempo, el proyecto ha recibido no sólo a músicos de Morelos, sino de Guerrero, Puebla y Estado de México, entre otros estados”.

Definitivamente, a través de su labor en la música y en la laudería, Andrés Rubio aporta un importante granito de arena para preservar las tradiciones en el estado de Morelos.

Considero que lo que mi trabajo puede aportar es a través de la creación y ejecución de los bajo quintos, porque nos da una identidad como morelenses y a nuestras tradiciones, en este caso en lo musical”.

Con información de Emmanuel Ruiz


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La laudería, es el arte que se encarga de la construcción de instrumentos de cuerda, es uno de los oficios más antiguos en México, y, en Yautepec, Andrés Rubio se ha desempeñado en el arte de la música y la laudería, principalmente para crear sus propios instrumentos y preservar la tradición musical en el estado.

Pese a su importancia, este oficio es muy poco conocido en el país, pero aún hay personas dispuestas a conservar esta tradición.

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El arte de la laudería en Andrés surge gracias a las enseñanzas de su padre, a quien desde pequeño acompañaba a su taller y le ayudaba a limpiar las máquinas y a pegar algunas cosas de los instrumentos. La inquietud de construir sus propios instrumentos lo lleva a comenzar en el oficio en 2017.

Me dio la curiosidad de hacer un instrumento que se llama Guitarra de Golpe y poco a poco seguí haciendo más instrumentos musicales; ya después surgieron los bajo quintos. Comencé a trabajar en la laudería cuando me solicitaron dos bajos quintos para el evento La Ruta del Bajo Quinto que se realizó en Cuernavaca”, recuerda

Andrés Rubio Zavala se enfoca específicamente en la creación de los instrumentos de cuerda pulsada que se utilizan en la música mexicana, como los son el:

  • Bajo quinto
  • Bajo sexto
  • Guitarra séptima
  • Guitarra
  • Jarana huasteca
  • Jarana jarocha
  • Arpa, requinto
  • Guitarrón
  • Vihuela.

Para el proceso de crear un instrumento, lo principal es tener una plantilla, que es una copia de otro instrumento de referencia, por supuesto con detalles de acuerdo al gusto del laudero y después se elige el tipo de madera para la tapa, los aros y el fondo”.

Andrés comparte que dependiendo el instrumento es el tipo de madera que se va a utilizar, ya que de eso dependerá el sonido final de cada uno de ellos.

“Para las tapas se ocupan maderas blandas para poder darle una vibración y que tenga un mejor sonido, como pino abeto, pino abeto alemán, pino abeto canadiense y tacote. Para la caja son maderas más sólidas que van desde el cedro hasta el palo de rosa de Brasil. Y para el brazo, se requiere madera sólida y dura como cirimo, caoba, cedro y nogal”.

En el arte de la laudería, siempre hay algo que distingue a los instrumentos, pues el sello de cada laudero se ve reflejado en la ornamentación, y Andrés menciona que, en su caso, especialmente es el diseño del cabezal, la maquinaria o el cordal.

En este oficio, el joven se ha enfrentado a diversos retos, pues realmente no es nada fácil construir instrumentos, todo tiene su complejidad y ardua labor.

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En la laudería lo que más se cuida es que el diseño y la sonoridad estén a la perfección. Lograr el sonido que el cliente espera es un tema muy complejo porque realmente yo puedo decir, conociendo las maderas, este instrumento sonará de tal forma, sin embargo, depende de la combinación de maderas y sus cortes, y finalmente el sonido lo determina el instrumento”.

Respecto a la labor de otros lauderos en Morelos, Andrés destaca a la familia Castelo, especialmente a Catalina Castelo, de quien aprendió mucho sobre el oficio.

Catalina Castelo no me dio clases, pero asistí mucho a su taller y recibí muchos consejos. A su vez, ella le aprendió a su papá, Francisco Castelo, que, además de preservar el bajo quinto, preservaba las maderas que le dan identidad al instrumento”.

Andrés comparte que dependiendo el instrumento es el tipo de madera que se va a utilizar, ya que de eso dependerá el sonido final de cada uno de ellos. / Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

La música, parte de su vida

Su gusto por la música comenzó desde muy temprana edad, al crecer rodeado de esta arte, gracias a sus padres, y a lo largo de los años se ha dedicado a este ámbito de manera profesional, especialmente en la interpretación y difusión de la música mexicana.

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Es algo que le debo a mis papás, porque desde chico me han inculcado la música regional de todo México, al poner discos en la casa, en el carro y llevarme a fandangos y conciertos, todo eso poco a poco se fue interiorizando, pero llegó un momento en el que yo no quería hacer nada relacionado con las Artes; sin embargo, me desbloqueé esa parte y le hice caso a mi gusto e instinto, y decidí estudiar Artes especialmente por las tradiciones. Y en este caso en Morelos, lo que más me rodea es el corrido suriano que me encantó por el instrumento, que es el bajo quinto y la complejidad del verso”, expresó Andrés Rubio Zavala.

Respecto a sus influencias musicales, Andrés menciona que realmente ha conocido a pocas personas ya mayores dedicados al arte del Corrido suriano, y ha sido esa conexión con las nuevas generaciones que le han permitido ampliar sus conocimientos.

Mis influencias han sido por grabaciones musicales, pero más allá de la frialdad de una grabación, mayormente he aprendido al compartir con maestros, compañeros y amigos que han sido el eslabón entre los señores viejos y esta generación. Me he acercado a ellos, porque no sólo es la música, es el entorno, lo que comen, lo que escriben, lo que ven y lo que son, lo que nos da la característica principal de una tradición original, para entender lo que dicen y quieren transmitir”.

En la música, Andrés trabaja como músico independiente, pero también forma parte de diversos proyectos y agrupaciones como el Dueto Alazán y Rosillo. / Emmanuel Ruiz | El Sol de Cuautla

El otro oficio

En la música, Andrés trabaja como músico independiente, pero también forma parte de diversos proyectos y agrupaciones como el Dueto Alazán y Rosillo, que tiene junto a su mamá Rocío Zavala y el grupo de música calentana de Guerrero, Los Gavilanes de Tierra Caliente, entre otras.

Asimismo, es el principal impulsor y promotor de La Rueda de San Miguel, un encuentro nacional de corridistas que se realiza anualmente en el municipio de Yautepec, y que, en septiembre pasado, celebró su séptima edición.

Es un proyecto que nació con el objetivo de juntar a los músicos, una tarea que está en mis manos. En septiembre, realizamos la séptima edición y con el devenir del tiempo, el proyecto ha recibido no sólo a músicos de Morelos, sino de Guerrero, Puebla y Estado de México, entre otros estados”.

Definitivamente, a través de su labor en la música y en la laudería, Andrés Rubio aporta un importante granito de arena para preservar las tradiciones en el estado de Morelos.

Considero que lo que mi trabajo puede aportar es a través de la creación y ejecución de los bajo quintos, porque nos da una identidad como morelenses y a nuestras tradiciones, en este caso en lo musical”.

Con información de Emmanuel Ruiz


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