/ miércoles 23 de junio de 2021

Sí a las pluris, no hagamos mitos

Recuerdo aquel 1 de septiembre del año 2000 con gran emoción. Iniciaba la legislatura XLVIII en el Congreso del estado de Morelos y yo tomaría protesta como diputado local. Formé parte de la fracción parlamentaria del PRD, la cual estaba integrada por la diputada Sylvia de Granada y Terreros, el inolvidable diputado José Luis Correa Villanueva y un servidor. Una bancada de sólo tres legisladores en un Congreso de treinta integrantes: 27 hombres y tres mujeres, quince diputados del PAN, doce del PRI y nosotros tres del PRD, la inmensa minoría.

En aquel discurso inicial en el cual fijamos la postura como bancada, señalé claramente que el tamaño de nuestro grupo parlamentario no reflejaba la votación que teníamos como partido en las urnas. Me explico: en las elecciones de julio de ese año en el cual se dio la primera alternancia en la presidencia de la República y en la gubernatura del estado, el partido en el que militábamos había obtenido el 20 % de la votación total en el estado, y sin embargo en el Congreso tan sólo representábamos el 10 %, estábamos subrepresentados en un cien por ciento. Así lo dije desde la máxima tribuna estatal: "que nadie se confunda con el tamaño de nuestro grupo parlamentario, en el PRD somos mucho más que tres ", y la frase se quedó en las memorias del Congreso morelense.

Los tres diputados entramos por la vía plurinominal; me gané la posibilidad de encabezar la lista en una una elección interna en el Congreso Estatal del partido y posteriormente coordinar al grupo parlamentario.

Hoy se está debatiendo la posibilidad de desaparecer a los diputados de representación proporcional o plurinominales como se les conoce comúnmente. Afortunadamente es difícil que avance esta iniciativa presentada por el Presidente de la República, sería un gran error y un enorme retroceso democrático para nuestro país.

El sistema de representación proporcional en el caso de los congresos estatales y en el Federal le da la posibilidad a las minorías de estar representadas, tener voz y voto. De no existir esta posibilidad, los congresos no representarían la pluralidad de la sociedad mexicana. Excluyendo a grupos muy importantes del debate político nacional y estatal. En el caso del Senado de la República es diferente, ahí no se justifica la elección de senadores de representación proporcional ya que el Senado se conforma con el mismo número de integrantes por cada estado de la República: entran 2 senadores de mayoría y uno de la primera minoría de cada entidad federativa. No se justifican senadores de partido porque entonces se rompe la equidad en la integración como pacto federal. Algunos estados tienen más senadores que otros.

Regresando al caso de Morelos, desde mi punto de vista sí se requiere de una reforma electoral para ajustar ciertos temas.

Se necesita una reforma para legislar y quitar la cláusula de gobernabilidad que otorga la posibilidad de sobre representarse hasta por el 8 por ciento a los partidos, y en su lugar privilegiar a los partidos que teniendo votos y no habiendo ganado ningún distrito puedan tener representación en el Congreso, si cumplen con el tres por ciento de la votación.

Aumentar la representación y hacer una redistritación de tal manera que tengamos más distritos con una lógica territorial más coherente que lo que hoy tenemos. Crecer el pleno a 25 diputados, 20 de mayoría y dejando 5 plurinominales para las minorías.

Señalar con mucha claridad los requisitos para participar en las acciones afirmativas en los temas de indígenas , minorías y grupos vulnerables. Evitar simulaciones de candidatos que con una simple carta de algún comisariado agrario se registren como indígenas. Hablar una lengua originaria sería un buen requisito, por ejemplo.

Regresando a las pluris, es necesario dejar a un lado el discurso excluyente y dejar de insistir en ver esa figura de representación como algo caro e innecesario, no es así. Contar con diputados plurinominales es reconocer a la sociedad diversa y plural.

Veámoslo como es, la posibilidad de darle voz a las minorías y de incluir en el debate político a todas y todos.


Recuerdo aquel 1 de septiembre del año 2000 con gran emoción. Iniciaba la legislatura XLVIII en el Congreso del estado de Morelos y yo tomaría protesta como diputado local. Formé parte de la fracción parlamentaria del PRD, la cual estaba integrada por la diputada Sylvia de Granada y Terreros, el inolvidable diputado José Luis Correa Villanueva y un servidor. Una bancada de sólo tres legisladores en un Congreso de treinta integrantes: 27 hombres y tres mujeres, quince diputados del PAN, doce del PRI y nosotros tres del PRD, la inmensa minoría.

En aquel discurso inicial en el cual fijamos la postura como bancada, señalé claramente que el tamaño de nuestro grupo parlamentario no reflejaba la votación que teníamos como partido en las urnas. Me explico: en las elecciones de julio de ese año en el cual se dio la primera alternancia en la presidencia de la República y en la gubernatura del estado, el partido en el que militábamos había obtenido el 20 % de la votación total en el estado, y sin embargo en el Congreso tan sólo representábamos el 10 %, estábamos subrepresentados en un cien por ciento. Así lo dije desde la máxima tribuna estatal: "que nadie se confunda con el tamaño de nuestro grupo parlamentario, en el PRD somos mucho más que tres ", y la frase se quedó en las memorias del Congreso morelense.

Los tres diputados entramos por la vía plurinominal; me gané la posibilidad de encabezar la lista en una una elección interna en el Congreso Estatal del partido y posteriormente coordinar al grupo parlamentario.

Hoy se está debatiendo la posibilidad de desaparecer a los diputados de representación proporcional o plurinominales como se les conoce comúnmente. Afortunadamente es difícil que avance esta iniciativa presentada por el Presidente de la República, sería un gran error y un enorme retroceso democrático para nuestro país.

El sistema de representación proporcional en el caso de los congresos estatales y en el Federal le da la posibilidad a las minorías de estar representadas, tener voz y voto. De no existir esta posibilidad, los congresos no representarían la pluralidad de la sociedad mexicana. Excluyendo a grupos muy importantes del debate político nacional y estatal. En el caso del Senado de la República es diferente, ahí no se justifica la elección de senadores de representación proporcional ya que el Senado se conforma con el mismo número de integrantes por cada estado de la República: entran 2 senadores de mayoría y uno de la primera minoría de cada entidad federativa. No se justifican senadores de partido porque entonces se rompe la equidad en la integración como pacto federal. Algunos estados tienen más senadores que otros.

Regresando al caso de Morelos, desde mi punto de vista sí se requiere de una reforma electoral para ajustar ciertos temas.

Se necesita una reforma para legislar y quitar la cláusula de gobernabilidad que otorga la posibilidad de sobre representarse hasta por el 8 por ciento a los partidos, y en su lugar privilegiar a los partidos que teniendo votos y no habiendo ganado ningún distrito puedan tener representación en el Congreso, si cumplen con el tres por ciento de la votación.

Aumentar la representación y hacer una redistritación de tal manera que tengamos más distritos con una lógica territorial más coherente que lo que hoy tenemos. Crecer el pleno a 25 diputados, 20 de mayoría y dejando 5 plurinominales para las minorías.

Señalar con mucha claridad los requisitos para participar en las acciones afirmativas en los temas de indígenas , minorías y grupos vulnerables. Evitar simulaciones de candidatos que con una simple carta de algún comisariado agrario se registren como indígenas. Hablar una lengua originaria sería un buen requisito, por ejemplo.

Regresando a las pluris, es necesario dejar a un lado el discurso excluyente y dejar de insistir en ver esa figura de representación como algo caro e innecesario, no es así. Contar con diputados plurinominales es reconocer a la sociedad diversa y plural.

Veámoslo como es, la posibilidad de darle voz a las minorías y de incluir en el debate político a todas y todos.


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