/ jueves 24 de junio de 2021

Reunionitis gubernamental...

¿Se han fijado como en los últimos años los gobiernos locales en Morelos son tan inoperantes que festejan reunirse? Basta echar un clavado a la comunicación oficial de los poderes del estado, o de los municipios, para constatar que a gobernadores, secretarios de estado, diputados, magistrados, alcaldes y regidores, eso de reunirse les causa un placer extraordinario que los lleva al impulso de comunicar cualquier sentada en común.

Hay reuniones para todo, mesas de seguridad, mesas de concertación, mesas de diálogo, mesas para formular, encuentros conspiracionistas, encuentros para discutir los temas del estado, mesas revisoras, y la mayoría de ellos se comunican con infaltables gráficas y descripciones ambientales que de alguna forma impiden el seguimiento de los temas tratados o los acuerdos logrados (uno supondría), en esas juntas.

No se trata de las tertulias aquellas de Alfonso Reyes o Salvador Novo, que obligaban a la descripción puntual de la comida, el trago, la indumentaria y la charla; al contrario, son ensambles con mesas rusas o en herradura con un programa que incluye discursos preelaborados de varias cuartillas que se van leyendo en orden para que al final cada quien vuelva a sus presuntas actividades muy satisfecho de haber salido en múltiples gráficas que podrá compartir presumido en sus redes sociales con la gran noticia “yo estuve ahí”.

Los hechos se han suplido con encuentros. Es el desplazamiento último de la función gubernamental que ha renunciado a actuar y pretende suplir todo con discursos cada vez menos esperanzadores.

La tendencia parece llegar a su máximo cuando personeros estatales y municipales se han juntado en algo que llamaron “Inicio de la formulación de los programas de ordenación de las zonas metropolitanas de Cuernavaca y Cuautla. Planeación Metropolitana en el Ámbito del Ordenamiento Ecológico”. Convocados por la Secretaría de Desarrollo Sustentable del gobierno estatal, más de una veintena de notables se juntaron a intercambiar discursos sobre la necesidad de un ordenamiento urbano profundo en las zonas conurbadas de la capital del estado y la Heroica; lo que es más que obvio desde hace por lo menos tres décadas.

Pero el cínico título del acto permite ver su poco alcance. Se trata del “inicio”, (deberá haber más encuentros con el mismo objetivo), “de la formulación” (una suerte de recopilación y estructura de información para identificar el problema a tratar, describirlo integralmente, identificar las tareas y subtareas, y planificar cada una de las actividades a realizar), “de los programas” (aún inexistentes por lo que se puede concluir) “de ordenación” (o sea para reorganizar la distribución y disposición de las áreas urbanas), en este caso de las zonas metropolitanas de Morelos: Cuernavaca y Cuautla.

Es imposible negar la importancia de un plan de ordenamiento urbano de largo plazo para las dos regiones. Diversos candidatos a las alcaldías refirieron a ello como parte de sus discursos de campaña. Pretender iniciarlo a seis meses de que los actuales alcaldes entreguen sus despachos es lo notorio. Cierto que los problemas de las ciudades no suelen ajustarse a los tiempos políticos, pero no deja de ser sospechoso.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

¿Se han fijado como en los últimos años los gobiernos locales en Morelos son tan inoperantes que festejan reunirse? Basta echar un clavado a la comunicación oficial de los poderes del estado, o de los municipios, para constatar que a gobernadores, secretarios de estado, diputados, magistrados, alcaldes y regidores, eso de reunirse les causa un placer extraordinario que los lleva al impulso de comunicar cualquier sentada en común.

Hay reuniones para todo, mesas de seguridad, mesas de concertación, mesas de diálogo, mesas para formular, encuentros conspiracionistas, encuentros para discutir los temas del estado, mesas revisoras, y la mayoría de ellos se comunican con infaltables gráficas y descripciones ambientales que de alguna forma impiden el seguimiento de los temas tratados o los acuerdos logrados (uno supondría), en esas juntas.

No se trata de las tertulias aquellas de Alfonso Reyes o Salvador Novo, que obligaban a la descripción puntual de la comida, el trago, la indumentaria y la charla; al contrario, son ensambles con mesas rusas o en herradura con un programa que incluye discursos preelaborados de varias cuartillas que se van leyendo en orden para que al final cada quien vuelva a sus presuntas actividades muy satisfecho de haber salido en múltiples gráficas que podrá compartir presumido en sus redes sociales con la gran noticia “yo estuve ahí”.

Los hechos se han suplido con encuentros. Es el desplazamiento último de la función gubernamental que ha renunciado a actuar y pretende suplir todo con discursos cada vez menos esperanzadores.

La tendencia parece llegar a su máximo cuando personeros estatales y municipales se han juntado en algo que llamaron “Inicio de la formulación de los programas de ordenación de las zonas metropolitanas de Cuernavaca y Cuautla. Planeación Metropolitana en el Ámbito del Ordenamiento Ecológico”. Convocados por la Secretaría de Desarrollo Sustentable del gobierno estatal, más de una veintena de notables se juntaron a intercambiar discursos sobre la necesidad de un ordenamiento urbano profundo en las zonas conurbadas de la capital del estado y la Heroica; lo que es más que obvio desde hace por lo menos tres décadas.

Pero el cínico título del acto permite ver su poco alcance. Se trata del “inicio”, (deberá haber más encuentros con el mismo objetivo), “de la formulación” (una suerte de recopilación y estructura de información para identificar el problema a tratar, describirlo integralmente, identificar las tareas y subtareas, y planificar cada una de las actividades a realizar), “de los programas” (aún inexistentes por lo que se puede concluir) “de ordenación” (o sea para reorganizar la distribución y disposición de las áreas urbanas), en este caso de las zonas metropolitanas de Morelos: Cuernavaca y Cuautla.

Es imposible negar la importancia de un plan de ordenamiento urbano de largo plazo para las dos regiones. Diversos candidatos a las alcaldías refirieron a ello como parte de sus discursos de campaña. Pretender iniciarlo a seis meses de que los actuales alcaldes entreguen sus despachos es lo notorio. Cierto que los problemas de las ciudades no suelen ajustarse a los tiempos políticos, pero no deja de ser sospechoso.


@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx