/ lunes 15 de abril de 2024

Irán ataca a Israel: "El asunto puede considerarse concluido"

Por David Hernández López

En la noche del sábado 13 al 14 de abril, por primera vez de manera directa, Irán atacó a Israel. La agresión respondió al bombardeo israelí a principios de abril contra el consulado iraní en Damasco, Siria, donde murieron al menos siete personas, entre ellas un alto cargo de las Guardias Revolucionarias.

En los últimos años, Siria ha sido objetivo del ejército de Israel en sitios con influencia iraní; campaña intensificada frente al conflicto con Hamas y los enfrentamientos con Hezbolá, en Líbano. Estas operaciones forman parte del proyecto israelí de protección en la región, principalmente, para disminuir las capacidades militares iraníes y sus posiciones estratégicas en la zona.

Por su parte, Irán ha buscado mantener su “paciencia estratégica”, una política en donde la retórica frente a estos ataques se compone de amenazas directas, pero sin una respuesta militar. Las autoridades iraníes han intentado evitar un conflicto regional directo. En su lugar, han impulsado a grupos aliados en la zona, desde Yemen hasta Líbano, Siria e Irak, para que sean ellos los que presionen militarmente a Israel.

Es claro que Irán no se encuentra preparado para emprender un conflicto armado de tal magnitud. Las autoridades aún lidian con los efectos económicos que dejó la pandemia de Covid-19 en su territorio; con las protestas populares en su contra por la muerte de Mahsa Amini y el endurecimiento reciente de las leyes de vestimenta islámica obligatoria para las mujeres; y el restablecimiento de sanciones económicas desde Estados Unidos tras su salida del acuerdo nuclear de 2015.

En pocas palabras, el deteriorado estado financiero de Irán y el descontento popular al interior del país son factores que explican el rehúyo a una guerra regional, por mencionar sólo un par de elementos.

¿Los ataques directos contra Israel cambian esa posición? ¿Irán está buscando un enfrentamiento directo? Todo indica que no. Aunque la operación se compuso por el lanzamiento de 300 drones —probablemente una de las maniobras más grandes en su tipo— y es la primera vez que Irán ataca directamente territorio israelí, es claro que la intención no era causar daños devastadores.

Lo cierto es que el ataque estuvo milimétricamente medido. Las víctimas humanas y físicas en cero lo demuestran. Las notificaciones con horas de anticipación y el contacto indirecto de Irán con Estados Unidos a través de Türkiye durante el ataque también son señal de que se buscaba dañar lo menos posible el territorio israelí. Insistir: parecería que bajo estás condiciones Irán no está buscando una guerra regional.

La Misión Permanente de Irán en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó un comentario en X (Twitter) en donde justifica la agresión como parte de su derecho a la legítima defensa (tras el ataque a sus instalaciones consulares en Siria).

Pero lo que se destaca es que en la publicación se indica “El asunto puede considerarse concluido” en referencia a qué la operación con drones es equivalente a la primera agresión, sólo si “Israel no comete otro error”.

Desde la perspectiva de las autoridades en Irán este ataque no debería de llevarlos a un conflicto regional. En su lugar, al interior, buscaría abonar a su imagen como un gobierno fuerte que responde frente a las agresiones exteriores. Es probable que de alguna manera se haya logrado. Tras la operación sobre Israel cientos de personas se congregaron en Terán en apoyo a la medida. Hacia el exterior, la agresión buscaría demostrar que es un país capaz y dispuesto a responder los ataques. Un mecanismo de disuasión directa.

Este escenario no ignora las posibilidades de un conflicto real, sobre todo, si la respuesta israelí se mantiene en esa misma línea. Los ataques “disuasorios” podrían ocasionar daños no previstos que obliguen a un conflicto armado formal.

Sin embargo, de ser así, el presidente Joe Biden comunicó que su país no participaría directamente en un conflicto contra Irán en apoyo a Israel. Lo que, afortunadamente, reduce las posibilidades de que, sin este apoyo, las autoridades israelíes decidan emprender una campaña de tal magnitud.

En suma, es claro que las agresiones desde Irán aumentan la tensión entre ambos países. Además, abrió la posibilidad de nuevos ataques directos sobre territorio israelí en el futuro. Sin embargo, por las características de la operación se puede pensar que no se buscaba un conflicto abierto, sino enviar una advertencia de los límites a los que están dispuestos a llegar.

DAVID HERNÁNDEZ LÓPEZ es subdirector de análisis en el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques del Senado de la República. Licenciado en Relaciones Internacionales por la Facultad de Estudios Superiores Acatlán (FES Acatlán) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y, actualmente, maestreando en el Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de esa misma universidad. También es profesor de asignatura en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. A su vez, es miembro asociado del Programa de Jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacional (PJ Comexi) y de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI). Twitter @DavidHdzLpz

Por David Hernández López

En la noche del sábado 13 al 14 de abril, por primera vez de manera directa, Irán atacó a Israel. La agresión respondió al bombardeo israelí a principios de abril contra el consulado iraní en Damasco, Siria, donde murieron al menos siete personas, entre ellas un alto cargo de las Guardias Revolucionarias.

En los últimos años, Siria ha sido objetivo del ejército de Israel en sitios con influencia iraní; campaña intensificada frente al conflicto con Hamas y los enfrentamientos con Hezbolá, en Líbano. Estas operaciones forman parte del proyecto israelí de protección en la región, principalmente, para disminuir las capacidades militares iraníes y sus posiciones estratégicas en la zona.

Por su parte, Irán ha buscado mantener su “paciencia estratégica”, una política en donde la retórica frente a estos ataques se compone de amenazas directas, pero sin una respuesta militar. Las autoridades iraníes han intentado evitar un conflicto regional directo. En su lugar, han impulsado a grupos aliados en la zona, desde Yemen hasta Líbano, Siria e Irak, para que sean ellos los que presionen militarmente a Israel.

Es claro que Irán no se encuentra preparado para emprender un conflicto armado de tal magnitud. Las autoridades aún lidian con los efectos económicos que dejó la pandemia de Covid-19 en su territorio; con las protestas populares en su contra por la muerte de Mahsa Amini y el endurecimiento reciente de las leyes de vestimenta islámica obligatoria para las mujeres; y el restablecimiento de sanciones económicas desde Estados Unidos tras su salida del acuerdo nuclear de 2015.

En pocas palabras, el deteriorado estado financiero de Irán y el descontento popular al interior del país son factores que explican el rehúyo a una guerra regional, por mencionar sólo un par de elementos.

¿Los ataques directos contra Israel cambian esa posición? ¿Irán está buscando un enfrentamiento directo? Todo indica que no. Aunque la operación se compuso por el lanzamiento de 300 drones —probablemente una de las maniobras más grandes en su tipo— y es la primera vez que Irán ataca directamente territorio israelí, es claro que la intención no era causar daños devastadores.

Lo cierto es que el ataque estuvo milimétricamente medido. Las víctimas humanas y físicas en cero lo demuestran. Las notificaciones con horas de anticipación y el contacto indirecto de Irán con Estados Unidos a través de Türkiye durante el ataque también son señal de que se buscaba dañar lo menos posible el territorio israelí. Insistir: parecería que bajo estás condiciones Irán no está buscando una guerra regional.

La Misión Permanente de Irán en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó un comentario en X (Twitter) en donde justifica la agresión como parte de su derecho a la legítima defensa (tras el ataque a sus instalaciones consulares en Siria).

Pero lo que se destaca es que en la publicación se indica “El asunto puede considerarse concluido” en referencia a qué la operación con drones es equivalente a la primera agresión, sólo si “Israel no comete otro error”.

Desde la perspectiva de las autoridades en Irán este ataque no debería de llevarlos a un conflicto regional. En su lugar, al interior, buscaría abonar a su imagen como un gobierno fuerte que responde frente a las agresiones exteriores. Es probable que de alguna manera se haya logrado. Tras la operación sobre Israel cientos de personas se congregaron en Terán en apoyo a la medida. Hacia el exterior, la agresión buscaría demostrar que es un país capaz y dispuesto a responder los ataques. Un mecanismo de disuasión directa.

Este escenario no ignora las posibilidades de un conflicto real, sobre todo, si la respuesta israelí se mantiene en esa misma línea. Los ataques “disuasorios” podrían ocasionar daños no previstos que obliguen a un conflicto armado formal.

Sin embargo, de ser así, el presidente Joe Biden comunicó que su país no participaría directamente en un conflicto contra Irán en apoyo a Israel. Lo que, afortunadamente, reduce las posibilidades de que, sin este apoyo, las autoridades israelíes decidan emprender una campaña de tal magnitud.

En suma, es claro que las agresiones desde Irán aumentan la tensión entre ambos países. Además, abrió la posibilidad de nuevos ataques directos sobre territorio israelí en el futuro. Sin embargo, por las características de la operación se puede pensar que no se buscaba un conflicto abierto, sino enviar una advertencia de los límites a los que están dispuestos a llegar.

DAVID HERNÁNDEZ LÓPEZ es subdirector de análisis en el Centro de Estudios Internacionales Gilberto Bosques del Senado de la República. Licenciado en Relaciones Internacionales por la Facultad de Estudios Superiores Acatlán (FES Acatlán) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y, actualmente, maestreando en el Programa de Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales de esa misma universidad. También es profesor de asignatura en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. A su vez, es miembro asociado del Programa de Jóvenes del Consejo Mexicano de Asuntos Internacional (PJ Comexi) y de la Asociación Mexicana de Estudios Internacionales (AMEI). Twitter @DavidHdzLpz