/ lunes 25 de julio de 2022

El relevo en Morena y su impacto

El domingo Morena comenzará la toma de decisiones sobre su futuro en Morelos con el proceso de elección de delegados estatales y nacionales del partido, que participarán en la designación de los comités nacional y estatal que tendrían en sus mesas la decisión para repartir las candidaturas a la elección del 2024 que en el plano local deberá relevar la gubernatura, 36 ayuntamientos, 12 diputaciones locales de mayoría, 8 de representación proporcional, y en el federal, la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión.

La contienda en Morelos se ha centrado en las alianzas que han podido lograr los morenistas fundadores entre sí, y las que algunos han hecho con el grupo del gobernador, Cuauhtémoc Blanco, a quien le interesa el partido para asegurar su carrera política en el futuro, y la continuidad de su grupo político en el poder local. No es sencillo porque los grupos de quienes ya están en Morena desde su fundación o algunos meses después no representan una fuerza política por sí mismos, sino la colección de muchos liderazgos, cada uno con su peso específico.

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Porque ya no es útil el análisis que ubicaba a Morena separada en grupos más o menos identificados con personalidades como Rabindranath Salazar, Raúl Iragorri Montoya (qepd), con gremios como el magisterial, los electricistas, los burócratas, los trabajadores de salud, los telefonistas, o con causas como la defensa de los pueblos indígenas. Hoy hay liderazgos mucho más visibles en lo político que han construido sus propios grupos desarticulando otros previamente existentes. Figuras como Rafael Reyes de Jiutepec, Juan Ángel Flores de Jojutla, Paola Cruz en Cuautla, Agustín Alonso en Yautepec, son operadores con respaldo que deberán poder demostrar en la elección del domingo.

Rabindranath Salazar ya no es la única pieza con ánimo y posibilidades de asumir el control de Morena en Morelos, de hecho, algunos de quienes operaban para él, como Ariadna Barrera, parecen hoy mucho más cercanos al equipo del gobernador que a los aliados históricos del ex subsecretario de Gobernación; otros que operan con el equipo del gobernador son la diputada federal Brenda Espinoza, y por supuesto, todos quienes integraron el casi extinto PES, como Eliacín Salgado, José Galindo, Alfonso Sotelo, todos impulsando a Ulises Bravo para que ocupe la dirigencia estatal; los otros, entre ellos Rafael Reyes y Juan Ángel Flores, trabajan en proyectos más de grupo que, para concretarse seguramente requerirán cerrar el paso a los cuauhtemistas, lo que a simple vista parecería fácil, pero en la práctica no lo es tanto.

El relevo en Morena es importante para quienes participan porque creen que, de hacerse con la dirigencia podrían impulsar a alguno de sus prospectos a candidatos para la gubernatura en el 2024. Para algunos en el partido, Rabindranath Salazar lleva mano, pero el equipo del gobernador no lo cree así, por lo que impulsa a sus secretarios Víctor Mercado y Sandra Anaya. Si no fuera Rabindranath pero tampoco alguien del equipo del gobernador, la baraja se abre más o menos ampliamente, Margarita González, Rafael Reyes, Juan Ángel Flores, ya se preparan para ello.

Curioso porque en su enjundia, todos los que disputan la dirigencia de Morena olvidan dos asuntos básicos. Primero, que aunque a Morena le parezca que en lo polìtico se ha vuelto a los tiempos del PRI en que había un partido aplanadora, la vida ha cambiado mucho desde entonces, hay más competencia electoral, el electorado es más enterado y probablemente por lo mismo, mucho más cínico, con una lealtad más ubicada en el terreno personal que en lo político. Así que antes de pensar, como ahora, que cualquiera puede ser candidato, tendría que considerarse las posibilidades que cada uno de los aspirantes tiene para enfrentar a una posición que, no es muy brillante, pero tampoco está coja como para no alcanzarlos.

Segundo, como Morena se parece mucho al PRI de antes en sus métodos para seleccionar candidatos, es muy probable que a la mera hora se designe al aspirante a la gubernatura desde la dirigencia nacional o la presidencia de la República y los que hoy pelean la dirigencia deban repartirse entonces lo que quede, aunque sean regidurías.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

El domingo Morena comenzará la toma de decisiones sobre su futuro en Morelos con el proceso de elección de delegados estatales y nacionales del partido, que participarán en la designación de los comités nacional y estatal que tendrían en sus mesas la decisión para repartir las candidaturas a la elección del 2024 que en el plano local deberá relevar la gubernatura, 36 ayuntamientos, 12 diputaciones locales de mayoría, 8 de representación proporcional, y en el federal, la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión.

La contienda en Morelos se ha centrado en las alianzas que han podido lograr los morenistas fundadores entre sí, y las que algunos han hecho con el grupo del gobernador, Cuauhtémoc Blanco, a quien le interesa el partido para asegurar su carrera política en el futuro, y la continuidad de su grupo político en el poder local. No es sencillo porque los grupos de quienes ya están en Morena desde su fundación o algunos meses después no representan una fuerza política por sí mismos, sino la colección de muchos liderazgos, cada uno con su peso específico.

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Porque ya no es útil el análisis que ubicaba a Morena separada en grupos más o menos identificados con personalidades como Rabindranath Salazar, Raúl Iragorri Montoya (qepd), con gremios como el magisterial, los electricistas, los burócratas, los trabajadores de salud, los telefonistas, o con causas como la defensa de los pueblos indígenas. Hoy hay liderazgos mucho más visibles en lo político que han construido sus propios grupos desarticulando otros previamente existentes. Figuras como Rafael Reyes de Jiutepec, Juan Ángel Flores de Jojutla, Paola Cruz en Cuautla, Agustín Alonso en Yautepec, son operadores con respaldo que deberán poder demostrar en la elección del domingo.

Rabindranath Salazar ya no es la única pieza con ánimo y posibilidades de asumir el control de Morena en Morelos, de hecho, algunos de quienes operaban para él, como Ariadna Barrera, parecen hoy mucho más cercanos al equipo del gobernador que a los aliados históricos del ex subsecretario de Gobernación; otros que operan con el equipo del gobernador son la diputada federal Brenda Espinoza, y por supuesto, todos quienes integraron el casi extinto PES, como Eliacín Salgado, José Galindo, Alfonso Sotelo, todos impulsando a Ulises Bravo para que ocupe la dirigencia estatal; los otros, entre ellos Rafael Reyes y Juan Ángel Flores, trabajan en proyectos más de grupo que, para concretarse seguramente requerirán cerrar el paso a los cuauhtemistas, lo que a simple vista parecería fácil, pero en la práctica no lo es tanto.

El relevo en Morena es importante para quienes participan porque creen que, de hacerse con la dirigencia podrían impulsar a alguno de sus prospectos a candidatos para la gubernatura en el 2024. Para algunos en el partido, Rabindranath Salazar lleva mano, pero el equipo del gobernador no lo cree así, por lo que impulsa a sus secretarios Víctor Mercado y Sandra Anaya. Si no fuera Rabindranath pero tampoco alguien del equipo del gobernador, la baraja se abre más o menos ampliamente, Margarita González, Rafael Reyes, Juan Ángel Flores, ya se preparan para ello.

Curioso porque en su enjundia, todos los que disputan la dirigencia de Morena olvidan dos asuntos básicos. Primero, que aunque a Morena le parezca que en lo polìtico se ha vuelto a los tiempos del PRI en que había un partido aplanadora, la vida ha cambiado mucho desde entonces, hay más competencia electoral, el electorado es más enterado y probablemente por lo mismo, mucho más cínico, con una lealtad más ubicada en el terreno personal que en lo político. Así que antes de pensar, como ahora, que cualquiera puede ser candidato, tendría que considerarse las posibilidades que cada uno de los aspirantes tiene para enfrentar a una posición que, no es muy brillante, pero tampoco está coja como para no alcanzarlos.

Segundo, como Morena se parece mucho al PRI de antes en sus métodos para seleccionar candidatos, es muy probable que a la mera hora se designe al aspirante a la gubernatura desde la dirigencia nacional o la presidencia de la República y los que hoy pelean la dirigencia deban repartirse entonces lo que quede, aunque sean regidurías.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx