/ viernes 23 de febrero de 2024

¡Primera mujer para la presidencia de México!

En un capítulo sin precedentes de la historia política de México, este 2024 consagrará a la primera mujer Presidenta del país. La escena electoral se ve dominada por dos figuras prominentes: Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, cuya rivalidad se intensifica a medida que se acercan las elecciones. Ambas con trayectorias distinguidas y perfiles contrastantes, se han registrado oficialmente como candidatas, marcando el inicio de una campaña, que iniciará oficialmente el 1º de marzo, y promete ser histórica.

Claudia Sheinbaum cuenta con una sólida formación científica y experiencia en la administración pública, particularmente notable durante su gestión como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Su propuesta política se centra en la continuidad de las políticas sociales y ambientales, destacando la importancia de la sostenibilidad y la equidad en el desarrollo nacional. Propone fortalecer los programas de bienestar social y avanzar hacia una economía más verde, en línea con las preocupaciones globales sobre el cambio climático

Xóchitl Gálvez, por su parte, con una experiencia en el ámbito tecnológico y político, se presenta como una candidata de corte transversal, buscando atraer a votantes de diversas ideologías. Su plataforma se enfoca en la innovación y el emprendimiento como motores de desarrollo económico, apuntando a políticas que faciliten la digitalización y modernización de la infraestructura y los servicios públicos. Enfatiza en la transparencia gubernamental y en la lucha contra la corrupción, temas que han ganado relevancia en el discurso político mexicano en los últimos años.

La relevancia jurídica de esta elección se manifiesta en varios aspectos, comenzando por el cumplimiento de las normativas electorales que promueven la equidad y paridad de género. En disposiciones constitucionales que consagran los derechos de la ciudadanía, incluyendo el poder ser votado en condiciones de paridad para todos los cargos de elección popular. Los artículos 35 y 41 de la Constitución Mexicana son fundamentales en este aspecto, al establecer la obligación de los partidos políticos de fomentar el principio de paridad de género

De este modo, estamos presenciando no como testigos, sino como actores sociales, en un momento crucial en el desarrollo democrático de nuestro país. Las propuestas presidenciales no deben percibirse como un monólogo aislado, sino más bien como un diálogo enriquecedor que contrasta y compara sus visiones para el futuro. En una movilización sin igual de diversos sectores de la población, este intercambio de ideas culminará en las urnas, donde las propuestas serán finalmente evaluadas y decididas por la ciudadanía el próximo 2 de junio.

Es una oportunidad para abordar estos desafíos y reafirmar el compromiso del país con la igualdad de género. La elección de la primera mujer presidenta de México es un hito histórico, y un poderoso catalizador para el cambio. Este evento tiene el potencial de inspirar a generaciones futuras y de fomentar una inclusión más amplia de las mujeres en todos los estratos de la toma de decisiones.

Este proceso electoral trasciende su propia naturaleza; se convierte en un espejo de la evolución sociopolítica de México y un claro testimonio del firme compromiso del país con los valores de la democracia y la equidad. La manera en que abordemos y vivamos este proceso reflejará nuestra madurez, tolerancia y determinación como sociedad para construir un futuro más inclusivo y justo.

*Profesor de Derecho Civil y Derecho Familiar de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En un capítulo sin precedentes de la historia política de México, este 2024 consagrará a la primera mujer Presidenta del país. La escena electoral se ve dominada por dos figuras prominentes: Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, cuya rivalidad se intensifica a medida que se acercan las elecciones. Ambas con trayectorias distinguidas y perfiles contrastantes, se han registrado oficialmente como candidatas, marcando el inicio de una campaña, que iniciará oficialmente el 1º de marzo, y promete ser histórica.

Claudia Sheinbaum cuenta con una sólida formación científica y experiencia en la administración pública, particularmente notable durante su gestión como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Su propuesta política se centra en la continuidad de las políticas sociales y ambientales, destacando la importancia de la sostenibilidad y la equidad en el desarrollo nacional. Propone fortalecer los programas de bienestar social y avanzar hacia una economía más verde, en línea con las preocupaciones globales sobre el cambio climático

Xóchitl Gálvez, por su parte, con una experiencia en el ámbito tecnológico y político, se presenta como una candidata de corte transversal, buscando atraer a votantes de diversas ideologías. Su plataforma se enfoca en la innovación y el emprendimiento como motores de desarrollo económico, apuntando a políticas que faciliten la digitalización y modernización de la infraestructura y los servicios públicos. Enfatiza en la transparencia gubernamental y en la lucha contra la corrupción, temas que han ganado relevancia en el discurso político mexicano en los últimos años.

La relevancia jurídica de esta elección se manifiesta en varios aspectos, comenzando por el cumplimiento de las normativas electorales que promueven la equidad y paridad de género. En disposiciones constitucionales que consagran los derechos de la ciudadanía, incluyendo el poder ser votado en condiciones de paridad para todos los cargos de elección popular. Los artículos 35 y 41 de la Constitución Mexicana son fundamentales en este aspecto, al establecer la obligación de los partidos políticos de fomentar el principio de paridad de género

De este modo, estamos presenciando no como testigos, sino como actores sociales, en un momento crucial en el desarrollo democrático de nuestro país. Las propuestas presidenciales no deben percibirse como un monólogo aislado, sino más bien como un diálogo enriquecedor que contrasta y compara sus visiones para el futuro. En una movilización sin igual de diversos sectores de la población, este intercambio de ideas culminará en las urnas, donde las propuestas serán finalmente evaluadas y decididas por la ciudadanía el próximo 2 de junio.

Es una oportunidad para abordar estos desafíos y reafirmar el compromiso del país con la igualdad de género. La elección de la primera mujer presidenta de México es un hito histórico, y un poderoso catalizador para el cambio. Este evento tiene el potencial de inspirar a generaciones futuras y de fomentar una inclusión más amplia de las mujeres en todos los estratos de la toma de decisiones.

Este proceso electoral trasciende su propia naturaleza; se convierte en un espejo de la evolución sociopolítica de México y un claro testimonio del firme compromiso del país con los valores de la democracia y la equidad. La manera en que abordemos y vivamos este proceso reflejará nuestra madurez, tolerancia y determinación como sociedad para construir un futuro más inclusivo y justo.

*Profesor de Derecho Civil y Derecho Familiar de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.