Aunque cierran bien tarde, al filo de las tres de la mañana, la verdad es que no llegué bien a tiempo para probar varias de las recomendaciones que mucha gente me hizo, sobre los tacos de “El Cuñado".
Este cuñado, que no es el mismo de los tacos de chivo de Cuernavaca, se dedica a hacer felices a los panzones de Jiutepec, y se instala todas las noches en el crucero de Tejalpa, justo en la esquina de la farmacia del Ahorro, a partir de las 21:30 y si llegas despuesito de las dos, corres el riesgo de encontrar lo último; aún así vale mucho la pena.
Son tacos de cabeza de res para los trasnochados, o para mucha banda que por su sabor, prefiere esperarse a la ya muy noche para jambarse unos buenos tacuches. Así como yo que llegué por encargo directo a pedir de todo, aunque solo alcancé unos surtidos.
Debo insistir en que los de cabeza no son mis predilectos, aún así he ido agarrando callo para disfrutar la consistencia blandita y hasta gelatinosa de un buen taco surtido que mezcla unos buenos trozos de carne maciza y una revoltura interesante de gorditos, cueros y cartílagos, que bien sazonaditos, pueden convertirte en adicto.
Empecé con los dos de rigor con todo; esa creo yo, es la medida ideal para irle midiendo el agua a los camotes y poder abortar la misión en caso de fracaso. Sin embargo, llegando a la última mordida del primero, le anticipé al Cuñado, que iba a tener que ir confeccionándome otro par igual.
Cuando estaba recibiendo el tercero y el cuarto me di cuenta que faltaba el consomé: lo sirvieron calientito y nada grasoso, con sus garbanzos, cilantro y cebolla, listo para recibir el jugo de dos limones para quedar exacto.
De ahí no paré hasta sumar siete. Más por salud que por ganas, tuve que suspender la misión para volver otro día por la revancha y para explorar lo amplio de la carta. Por cierto que las semillitas que pedí fueron por mucho las mejores que he comido en los últimos meses.
En “El Cuñado" que tiene página de Face y todo -según dicen-, los buenos así buenos, buenísimos, son los de lengua. Pero también hay quien habla maravillas de los de sesos, cachete, trompa y ojo. Hace poco, un amigo que se cree mi ex amigo, publicó unas fotos de infarto de los de tripa, mientras aseguraba que los machitos estaban como para quemar las naves.
En fin, espero que sea pronto cuando pueda constatar por mi mismo, lo que otras lenguas finas andan diciendo de este puesto naranja y famoso, ahí mero en el crucero de Tejas.