De comida banquetera y otras delicias

Castrando Ando

Oswaldo Salazar

  · sábado 19 de octubre de 2019

Todos los días, cientos de mensajes, campañas e iniciativas promueven a través de todos los canales y plataformas, una tendencia -parece avasalladora- encaminada hacia “el buen comer”.

La perspectiva de sus postulados apunta hacia la preparación casi inmaculada de los alimentos, en ambientes muy controlados y carentes de cualquier ingrediente o añadido, que le aporte calorías, grasas o sabores que no coincidan con la moda fitness de los estereotipos actuales.

Sin embargo, disidente como he tratado de ser y para no permitir la homogeneización de las costumbres alimenticias así tan fácil, hoy trataré de rescatar un rinconcito callejero donde se come más allá de lo sabroso.

Doña Maguito madruga todos los días para preparar la canasta con la que alimenta a muchos de los burócratas del Tribunal Superior de Justicia de Morelos, justo en la banqueta de enfrente.

Desde las ocho de la mañana puedes escuchar el tradicional grito con el que te avisa que el desayuno está listo: ¡Tacooox! Qué le servimos güero ¡hay tacox!

No sé por qué razón o qué variante convierte sus tacos en tacox, lo que si hay que decir es que esta estrategia de marketing le ha funcionado para mantenerse en el gusto de sus clientes por más de 20 años.

Doña Maguito cocina un poco salado, ella dice que es porque siempre lo hace contenta y tiene para todos los gustos: de milanesa, pechuga empanizada, torta de papa, torta de carne, huevo duro, chile relleno, asadura, bistec en salsa, costilla, mole, rollo de jamón, queso y un montón de variedades más.

Todo lo complementa con una deliciosa -pero picosa- salsa verde con aguacate, rajas de manzano y cebolla, o para los mas tradicionalistas, las clásicas rajas en aceite con papas. Además te ofrece para acompañar, un puñito de cacahuates salados y los imperdibles nopales, que redondean el desayuno.

Mención aparte, doña Maguito tiene las imperdibles quesadillas doradas de papa con pollo, que son una delicia y que con las que generalmente, los gordos y glotones llenamos ese pequeño huequito que siempre queda.

Además de su sazón inconfundible, comer con Maguito te ofrece la experiencia única de aprender a malabarear tu plato, vaso, servilleta y complementos, sobre un banquito de plástico y en un espacio de 30 centímetros cuadrados, a escaso medio metro de la parada de las rutas. Y me cae que me cambio de nombre si no te avientas un acorazado, unas quesadillas y un agua con 50 pesitos.

Busca a Doña Maguito en la esquina de Fray Bartolomé de las Casas y Leyva, casi en el semáforo, en la bajada de las escaleras del tianguis de los plateros, en el Centro de Cuernavaca. Abre de 8 de la mañana a 3 de la tarde y también puedes pedir para llevar, por supuesto.


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