/ jueves 14 de abril de 2022

Caníbal publica en la web “hombres dispuestos a ser devorados”

Ahí va aquel hombre robusto caminando a paso lento, con gafas y un discreto sombrero. Algunas partes de su cuerpo permanecen inmóviles, debido a que sus manos están esposadas. Lleva puesto un uniforme vistoso color naranja que sugiere que se trata de un delincuente peligroso.

Armin Meiwes puede salir de la prisión para dar paseos cortos acompañado de dos agentes. Las personas a su alrededor, observan incrédulas y recuerdan esas facciones duras que transmite a través de su mirada. ¡Claro!, se trata del aquel individuo alemán que en el año 2001, fue acusado de comerse a Bernd Jürgen Brandes.

Todo comenzó en la web. Bernd Jürgen se sintió atraído por las locas aspiraciones de Armin, a quien pronto conoció en persona durante un fin de semana, y en el cual pusieron a prueba sus instintos caníbales.

Ese encuentro lleno de adrenalina y euforia provocó que Brandes le pidiera a Meiwes le amputase el pene.

Guiado por su estado de excitación, Meiwes lo hizo. Así que tomó una gran cantidad de alcohol y medicamentos para reducir el dolor.

Mientras el verdugo cortaba el miembro viril en dos trozos para cocinarlos, el débil, pero entusiasmado Brandes ingería sus genitales.

La escena estaba repleta de sangre, locura y una felicidad no comprendida para los ojos que meses después verían el video.

En la mente de Armin -una que otra vez- pasaban pensamientos sobre qué motivos llevaron a la víctima a ofrecerse, sin embargo, la oportunidad de matar y devorar estaba frente así mismo, y esa coincidencia no la dejaría pasar inadvertida.

De este modo Armin dio rienda suelta a sus aversiones. Terminó por completo con la vida de Bernd Jürgen Brandes en la mesa de descuartizar. Conservó la carne y la consumió durante los días posteriores

El ingeniero informático de 61 años admitió que tuvieron que pasar más de 35 años para que hiciera realidad su mayor anhelo “el primer bocado fue, por supuesto, muy extraño”, pero tras haberse consumado, también confesó que tuvo la sensación de que estaba logrando una conexión interna perfecta a través de la carne de aquel ingeniero berlinés.

// Una gélida mañana de diciembre //

La mañana del 10 de diciembre de 2002, la policía de Rotemburgo acudió a una gran mansión del siglo XVIII, situada a las afuera de esa ciudad. Luego de un reporte a la comisaría, se atendió al llamado y denuncia de un estudiante originario de la ciudad austriaca de Inssbruck, que notificaba a los gendarmes sobre un anuncio de internet cuya información solicitaba conocer a un hombre apuesto, de entre 18 y 40 años, dispuesto a ser devorado.

A la vez, el chico comenzó a contarles acerca de este terrible relato. Les dijo que tras leer el aviso, contactó al supuesto caníbal. Luego, le preguntó a cuántas personas había comido, a lo que Armin respondió que solamente a una. Pero que tenía experiencia.

Días posteriores siguieron intercambiando mensajes, hasta que pudo obtener su dirección.

Una vez logrado su cometido, el joven acudió a la oficina de la policía a reportar el acontecimiento que aquel extraño de la web, le había confesado.

Pasaron algunas horas, los gendarmes se digirieron a la casa de Meiwes, ingresaron a la vivienda y cuando uno de ellos se fue hasta la cocina encontró un refrigerador sellado pero encendido, al abrir se encontró con paquetes de carne extraña. Al respecto, Meiwes dijo que era de jabalí.

No obstante, se llevaron algunos restos de esa carne para analizarla. Continuaron con la rutina de hurgar en todo rincón de esa enorme casa y encontraron más pistas, pues hallaron un cráneo que había sido enterrado en el jardín.

De igual forma, incautaron su computadora, una cámara de video, algunas cintas, un hacha, tres cuchillos y un delantal de carnicero que tenía.

Lo que jamás imaginaron es lo que había en aquellas cintas, pues era sorprendente y al mismo tiempo, espeluznante. Algo que jamás habían visto en sus carreras policiacas. Y que sin duda, va más allá de lo que cualquiera de nosotros haya visto.

Soñaba con comerse a sus amigos de clase

Armin Meiwes desde niño soñó con comerse a sus compañeros de colegio. Más aún. Cuando leyó el cuento de Hansel y Gretel, se obsesionó con el capítulo donde la bruja los engordaba para intentar comérselos.

Nacido en Essen, Alemania, Armin tuvo en apariencia una infancia feliz. Aunque tal vez sus trastornos comenzaron a cimentarse en su hogar. Su padre era un hombre frío y duro con él. Y en suma, ignoraba su desarrollo. Su madre era una mujer dominante y bastante controladora.

A pesar del carácter de ambos progenitores, él vivió una época boyante.

Armin y su gran secreto

Armin guardaba un gran secreto. Durante su infancia había logrado juntar una cantidad considerable de muñecas, con las que jugaba cuando su madre no estaba. En una ocasión, tomó una de esas muñecas. La cortó en partes y simuló comérsela. Es cuando se dio cuenta que su deseo no podía parar. Tenía que hacerlo.

Al paso de los meses, comenzó a ver videos sobre mataderos de animales para ver cómo era el proceso de cortarlos.

Eventualmente dio el gran salto en internet, pues se introdujo en foros de canibalismo. Y el resto, es historia.

Cuando salió a la luz el crimen tan atroz que había cometido, muchos de sus vecinos quedaron impactados, pues percibían que era un hombre tranquilo, responsable y trabajador. Rápidamente, los medios lo comenzaron a llamar “el caníbal de Rotemburgo”.

Desde luego fue enviado a un examen psicológico que informó que Armin no tenía ninguna enfermedad mental, porque diferenciaba el bien del mal. Y todo lo que sus acciones conllevaban.

El juicio de Armin se convirtió en el más famoso de la historia de Alemania, no solo por la brutalidad del homicidio sino también por la peculiaridad de las circunstancias. Un factor determinante fue el consentimiento de la víctima para ejecutar ese acto. Era una especie de eutanasia ilegal. El caso marcó un antes y un después en la justicia alemana.

Pero en mayo de 2006, fue hallado culpable de asesinato y condenado a cadena perpetua. Por lo que podía salir en libertad pasando los 15 años en prisión, luego de que se descubriera que Armin le había cortado el cuello a Brandes.

Actualmente permanece en prisión, aunque se desconoce en cuál porque continuamente lo cambian por razones de seguridad.

Hasta la fecha, el caníbal alemán afirma que no cometió ningún crimen. Lo cierto es que al darse a conocer este suceso, el mundo entero habló de él. Incluso el grupo de metal Rammstein escribió una canción en honor a este hecho “main teil” (mi parte).

Y ello me hace pensar que probablemente, este sea uno de los casos más impresionantes debido al desarrollo de los acontecimientos. Pues la víctima deseaba de forma voluntaria, ser sacrificada. Mientras que Armin cumplía su fantasía “el deseo de convertir a otro hombre en parte de sí mismo”.

Ahí va aquel hombre robusto caminando a paso lento, con gafas y un discreto sombrero. Algunas partes de su cuerpo permanecen inmóviles, debido a que sus manos están esposadas. Lleva puesto un uniforme vistoso color naranja que sugiere que se trata de un delincuente peligroso.

Armin Meiwes puede salir de la prisión para dar paseos cortos acompañado de dos agentes. Las personas a su alrededor, observan incrédulas y recuerdan esas facciones duras que transmite a través de su mirada. ¡Claro!, se trata del aquel individuo alemán que en el año 2001, fue acusado de comerse a Bernd Jürgen Brandes.

Todo comenzó en la web. Bernd Jürgen se sintió atraído por las locas aspiraciones de Armin, a quien pronto conoció en persona durante un fin de semana, y en el cual pusieron a prueba sus instintos caníbales.

Ese encuentro lleno de adrenalina y euforia provocó que Brandes le pidiera a Meiwes le amputase el pene.

Guiado por su estado de excitación, Meiwes lo hizo. Así que tomó una gran cantidad de alcohol y medicamentos para reducir el dolor.

Mientras el verdugo cortaba el miembro viril en dos trozos para cocinarlos, el débil, pero entusiasmado Brandes ingería sus genitales.

La escena estaba repleta de sangre, locura y una felicidad no comprendida para los ojos que meses después verían el video.

En la mente de Armin -una que otra vez- pasaban pensamientos sobre qué motivos llevaron a la víctima a ofrecerse, sin embargo, la oportunidad de matar y devorar estaba frente así mismo, y esa coincidencia no la dejaría pasar inadvertida.

De este modo Armin dio rienda suelta a sus aversiones. Terminó por completo con la vida de Bernd Jürgen Brandes en la mesa de descuartizar. Conservó la carne y la consumió durante los días posteriores

El ingeniero informático de 61 años admitió que tuvieron que pasar más de 35 años para que hiciera realidad su mayor anhelo “el primer bocado fue, por supuesto, muy extraño”, pero tras haberse consumado, también confesó que tuvo la sensación de que estaba logrando una conexión interna perfecta a través de la carne de aquel ingeniero berlinés.

// Una gélida mañana de diciembre //

La mañana del 10 de diciembre de 2002, la policía de Rotemburgo acudió a una gran mansión del siglo XVIII, situada a las afuera de esa ciudad. Luego de un reporte a la comisaría, se atendió al llamado y denuncia de un estudiante originario de la ciudad austriaca de Inssbruck, que notificaba a los gendarmes sobre un anuncio de internet cuya información solicitaba conocer a un hombre apuesto, de entre 18 y 40 años, dispuesto a ser devorado.

A la vez, el chico comenzó a contarles acerca de este terrible relato. Les dijo que tras leer el aviso, contactó al supuesto caníbal. Luego, le preguntó a cuántas personas había comido, a lo que Armin respondió que solamente a una. Pero que tenía experiencia.

Días posteriores siguieron intercambiando mensajes, hasta que pudo obtener su dirección.

Una vez logrado su cometido, el joven acudió a la oficina de la policía a reportar el acontecimiento que aquel extraño de la web, le había confesado.

Pasaron algunas horas, los gendarmes se digirieron a la casa de Meiwes, ingresaron a la vivienda y cuando uno de ellos se fue hasta la cocina encontró un refrigerador sellado pero encendido, al abrir se encontró con paquetes de carne extraña. Al respecto, Meiwes dijo que era de jabalí.

No obstante, se llevaron algunos restos de esa carne para analizarla. Continuaron con la rutina de hurgar en todo rincón de esa enorme casa y encontraron más pistas, pues hallaron un cráneo que había sido enterrado en el jardín.

De igual forma, incautaron su computadora, una cámara de video, algunas cintas, un hacha, tres cuchillos y un delantal de carnicero que tenía.

Lo que jamás imaginaron es lo que había en aquellas cintas, pues era sorprendente y al mismo tiempo, espeluznante. Algo que jamás habían visto en sus carreras policiacas. Y que sin duda, va más allá de lo que cualquiera de nosotros haya visto.

Soñaba con comerse a sus amigos de clase

Armin Meiwes desde niño soñó con comerse a sus compañeros de colegio. Más aún. Cuando leyó el cuento de Hansel y Gretel, se obsesionó con el capítulo donde la bruja los engordaba para intentar comérselos.

Nacido en Essen, Alemania, Armin tuvo en apariencia una infancia feliz. Aunque tal vez sus trastornos comenzaron a cimentarse en su hogar. Su padre era un hombre frío y duro con él. Y en suma, ignoraba su desarrollo. Su madre era una mujer dominante y bastante controladora.

A pesar del carácter de ambos progenitores, él vivió una época boyante.

Armin y su gran secreto

Armin guardaba un gran secreto. Durante su infancia había logrado juntar una cantidad considerable de muñecas, con las que jugaba cuando su madre no estaba. En una ocasión, tomó una de esas muñecas. La cortó en partes y simuló comérsela. Es cuando se dio cuenta que su deseo no podía parar. Tenía que hacerlo.

Al paso de los meses, comenzó a ver videos sobre mataderos de animales para ver cómo era el proceso de cortarlos.

Eventualmente dio el gran salto en internet, pues se introdujo en foros de canibalismo. Y el resto, es historia.

Cuando salió a la luz el crimen tan atroz que había cometido, muchos de sus vecinos quedaron impactados, pues percibían que era un hombre tranquilo, responsable y trabajador. Rápidamente, los medios lo comenzaron a llamar “el caníbal de Rotemburgo”.

Desde luego fue enviado a un examen psicológico que informó que Armin no tenía ninguna enfermedad mental, porque diferenciaba el bien del mal. Y todo lo que sus acciones conllevaban.

El juicio de Armin se convirtió en el más famoso de la historia de Alemania, no solo por la brutalidad del homicidio sino también por la peculiaridad de las circunstancias. Un factor determinante fue el consentimiento de la víctima para ejecutar ese acto. Era una especie de eutanasia ilegal. El caso marcó un antes y un después en la justicia alemana.

Pero en mayo de 2006, fue hallado culpable de asesinato y condenado a cadena perpetua. Por lo que podía salir en libertad pasando los 15 años en prisión, luego de que se descubriera que Armin le había cortado el cuello a Brandes.

Actualmente permanece en prisión, aunque se desconoce en cuál porque continuamente lo cambian por razones de seguridad.

Hasta la fecha, el caníbal alemán afirma que no cometió ningún crimen. Lo cierto es que al darse a conocer este suceso, el mundo entero habló de él. Incluso el grupo de metal Rammstein escribió una canción en honor a este hecho “main teil” (mi parte).

Y ello me hace pensar que probablemente, este sea uno de los casos más impresionantes debido al desarrollo de los acontecimientos. Pues la víctima deseaba de forma voluntaria, ser sacrificada. Mientras que Armin cumplía su fantasía “el deseo de convertir a otro hombre en parte de sí mismo”.