Oriundo del poblado de San Andrés estado de México, colindante con el municipio de Coatlán del Río, Morelos, don Fernando Ocampo Franco, de 76 años, este 10 de mayo deambulaba por las calles del centro de Cuernavaca, vendiendo sus bolsitas con limones a diez pesos, como lo hace constantemente trayendo también frutas como plátano, zapote, mango verde que compra en las huertas de la región para venir a vender a la capital, pero esta vez no se regresará pronto a su pueblo.
Ay amigo, tal vez vaya a la casa de mi hermana a la colonia Delicias, mi sobrina me dijo que fuera que iban a hacer mole
El vendedor quien aún se ve fuerte y pleno en sus facultades físicas y mentales, aunque con lento andar, recorre las solitarias calles ofreciendo sus limones a la poca gente que encuentra a su paso.
Al ser entrevistado, explica que su madre murió hace muchos años, al igual que su primera esposa con la que tuvo dos hijos, quien era originaria de Cocoyotla, Morelos, por lo que se casó con su segunda esposa vecina del estado de México con la tuvo dos hijos, pero aclara, ella se fue para Los Estados Unidos.
Explica que a veces hace trabajos como jornalero en los cultivos de su pueblo y los alrededores y le pagan con limones, con fruta, según sea el caso, pero asegura que al menos en el caso de los limones, los vende mucho mejor y más rápido en Chalma, Estado de México, que aquí, donde le compran por cientos.
Luego de que explica que una arpilla, una especie de costal trae aproximadamente 900 limones, mismos que acaba en un día allá en el Estado de México y cuando viene a Cuernavaca, esta tarda en venderla hasta tres días.
Recuerda que cuando era joven él sembraba en "tres tareas" que eran de su padre, que son 30 mil metros de tierras del cultivo, calabacitas, tomate, caña, arroz, pero asegura que ahora a la fecha ya no conviene cultivar la tierra, no se gana lo suficiente y es mucho el trabajo el que hay que estar realizando para cuidar los cultivos hasta la cosecha.
Por ello mejor, explica, que muchas veces él sólo realiza para los agricultores de la región, labores de limpieza, quitando la maleza, la hierba y todo lo necesario para que se logre la cosecha y ya le pagan con producto y es lo que se viene a vender a Cuernavaca, pues reconoce:
… el tiempo pasa muy rápido y ya está uno viejo y hay que aprovechar que aún puedo seguir trabajando
Insiste en que está sólo, que su madre murió hace muchos años, su primera esposa también murió y la segunda se fue, por lo que no tiene con quien festejar este 10 de mayo, aunque recuerda que hace unos días se encontró a su sobrina en el centro de Cuernavaca y lo invitó que fuera a su casa, "que iba a haber mole", entonces a ver si voy, vive en la colonia Delicias, aunque expresa, los hijos de mi hermana ya están grandes y toman mucho.
“Uno a esta edad ya no puede tomar, "imagínate se da uno un mal golpe en una pata, ya no voy a poder trabajar, tuviera 45 ó 50 años pues todavía, pero con 76 años ya no se puede", enfatiza y se aleja caminando lentamente, tal vez con la intención de acudir pese a todo a festejar con su hermana.