Hace unos días, la hondureña Miriam Celaya, una de las centroamericanas que busca llegar a Estados Unidos en la caravana de migrantes, hizo un desafortunado comentario sobre los frijoles que le ofrecieron para comer en su paso por México, lo que suscitó miles de reacciones de desaprobación en redes sociales por parte de los mexicanos. Los ciudadanos del país salieron en defensa de este alimento que forma parte de la canasta básica, aunque lo cierto es que el apego que México le tiene a esta semilla parece ir desapareciendo con el paso de los años.
Así lo indica el Panorama Agroalimentario de la Dirección de Investigación y Evaluación Económica y Sectorial de Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) del Banco de México, publicado en 2016. Dicho documento revela que el consumo per cápita de frijol en México ha ido a la baja en los últimos 30 años: en la década de 1980, cada persona consumía un promedio de 16 kilogramos de frijol al año, mientras que para ese entonces el consumo era de 8.4 kilogramos.
Lo anterior se puede atribuir a diversos factores, entre los que se pueden mencionar la migración, el urbanismo, cambios en el poder adquisitivo de la población en general y la incorporación de la mujer a la actividad laboral
Refiere el análisis.