[Diversia] Discursos de odio persisten en México

En pleno 2022, la discriminación y violencia persiste; urgente, frenar la homofobia

Susana Paredes | El Sol de Cuernavaca

  · martes 18 de enero de 2022

Gráfico: El Sol de Cuernavaca

¿Sabías que las expresiones de intolerancia hacia la homosexualidad mediante un lenguaje hostil, burlesco y ofensivo, de inferioridad o exclusión, se considera discriminatorio y, en ocasiones, constituye un discurso de odio?

Cada 17 de mayo se celebra el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia con motivo de la eliminación de la homosexualidad como enfermedad en las listas de la Organización Mundial de la Salud en 1990; en 2019, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto mediante el cual declara el 17 de mayo como Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, la Lesbofobia, Transfobia y la Bifobia, destacando acciones para lograr que las personas de la diversidad dejen de vivir con miedo.

Sin embargo, en la actualidad se siguen registrando actos homofóbicos en diversas aristas de la sociedad, desde el trabajo, el hogar, la vida personal y hasta en espacios públicos y privados, como ocurrió hace una semana en un parque de diversiones de la Ciudad de México, donde una pareja del mismo sexo fue increpada por los guardias de seguridad y encargados del parque con la excusa de que las muestras de afecto no estaban toleradas, lo que trajo consigo que la sociedad se uniera y se avivara el debate sobre la homofobia.

En el amparo directo en revisión 2806/2012, ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) emitieron un criterio en el cual se establece que el discurso homófobo constituye una categoría de lenguaje discriminatorio y, en ocasiones, de discursos de odio.

Señalaron que la homofobia es el rechazo de la homosexualidad, teniendo como componente primordial la repulsa irracional hacia la misma, o la manifestación arbitraria en su contra y, por ende, implica un desdén, rechazo o agresión a cualquier variación en la apariencia, actitudes, roles o prácticas sexuales, mediante el empleo de los estereotipos de la masculinidad y la feminidad.

Dicho tratamiento discriminatorio, afirman, implica una forma de inferiorización, mediante una asignación de jerarquía a las preferencias sexuales, confiriendo a la heterosexualidad un rango superior. Esta aversión suele caracterizarse por el señalamiento de las personas homosexuales como inferiores o anormales, lo cual da lugar a lo que se conoce como discurso homófobo, mismo que consiste en la emisión de una serie de calificativos y valoraciones críticas relativas a la condición homosexual y a su conducta sexual, y suele actualizarse en los espacios de la cotidianeidad, por lo tanto, refieren, generalmente se caracteriza por insinuaciones de homosexualidad en un sentido burlesco y ofensivo, mediante el empleo de un lenguaje que se encuentra fuertemente arraigado en la sociedad.

En consecuencia, los ministros indican que resulta claro que aquellas expresiones en las cuales exista una referencia a la homosexualidad, no como una opción sexual personal -misma que es válida dentro de una sociedad democrática, plural e incluyente-, sino como una condición de inferioridad o de exclusión, constituyen manifestaciones discriminatorias, toda vez que una categoría como la preferencia sexual, respecto a la cual la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos expresamente veda cualquier discriminación en torno a la misma, no puede ser válidamente empleada como un aspecto de diferenciación peyorativa.


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