/ lunes 6 de mayo de 2024

La Inteligencia Artificial y su impacto en el aprendizaje

Por Noemí Mirza Ramírez García

La Inteligencia Artificial (IA) ha estado presente en nuestras vidas desde hace un par de décadas y ha tenido un crecimiento acelerado en los últimos años, facilitando el desarrollo en diversos sectores de la sociedad, como lo son el comercio, el trasporte, la agricultura, la salud y por supuesto la educación. El uso que se le da a la IA en cada esfera social es diverso, pero, se puede resumir que gracias a este tipo de tecnología es posible: automatizar procesos, predecir comportamientos y tendencias bajo el modelamiento de datos y el análisis predictivo, tener asistentes o tutores virtuales que brinden información o retroalimentación, y procesar información con la finalidad de simplificar tareas o actividades.

En el sector educativo, por ejemplo, el alcance de la IA se observa en las múltiples aplicaciones que permiten obtener imágenes, resúmenes, preguntas de análisis, presentaciones similares a power point y mapas mentales; en general, con la IA es posible generar cualquier tipo de documento académico (ensayo, protocolo de investigación o artículo) o recurso educativo; a partir de una simple solicitud en cuestión de segundos las herramientas y aplicaciones vinculadas con la IA son capaces de analizar diversas fuentes de información y devolver el producto solicitado lo que facilita la entrega de tareas escolares o cualquier compromiso académico.

Hablando de los beneficios de la IA en la educación, además de los ya mencionados; este tipo de tecnología permite personalizar el aprendizaje de acuerdo a las necesidades de cada estudiante a partir del análisis del su desempeño, puede ofrecer al alumnado opciones (ejercicios, actividades, lecturas) para repasar o aprender nuevos contenidos tomando como referencia los saberes consolidados. Otro de los alcances que tiene la IA, es que puede cumplir con el rol de tutor, es decir, puede enseñar de manera fácil y accesible contenidos, mostrar ejemplos para una mejor compresión, corregir y señalar sus errores o equivocaciones, así como mostrar sus logros en su desempeño.

La IA además de favorecer al estudiantado, en la práctica del docente su uso resulta útil, dado que facilita la elaboración de recursos educativos, ayuda en la optimización de tiempos en su quehacer debido a que permite la creación de planeaciones didácticas, instrumentos de evaluación y puede proporcionar una revisión de los trabajos escolares en cuanto a la redacción, el estilo, la estructura, plagio y empleo de la propia IA durante su elaboración.

Sin duda, los beneficios de la IA en la educación son amplios y diversos, en cuanto a reducción de tiempo, el acceso a la información, la orientación y la asesoría; pero, cómo el aprendizaje puede verse afectado o potencializado al usar este tipo de tecnologías. Sí se considera la brecha generacional en el uso de la tecnología, la probabilidad de que los estudiantes utilicen la IA está muy por encima de lo que la usa el profesorado, lo que representa una oportunidad formativa en el cuerpo docente que aún no conoce o no sabe cómo utilizar la IA y desconoce que es una herramienta que facilita el desarrollo de ciertas actividades en su práctica; es importante señalar que el uso de la IA no es una sustitución explicita de sus quehaceres, actividades como la planeación y la elaboración de recursos deben ser revisados, ajustados y aprobados por el docente una vez que la aplicación haya generado el producto solicitado, ya que al ser elaborados por una máquina estos materiales pueden resultar imprecisos, confusos, reiterativos o simples para el grado de profundidad que se desea abordarse en los contenidos. Aunque es posible optimizar el tiempo de elaboración de estos recursos con la IA, es importante señalar que la calidad del producto generado puede ser diverso considerando las capacidades o alcances que puedan tener las distintas aplicaciones; lo mismo sucede con la revisión de los trabajos escolares, y el tipo de aplicación empleada para ejecutar dicha tarea; no obstante, no se niega la utilidad que tienen este tipo de tecnología considerando la carga de trabajo que implica la docencia; más aún, si estás permiten identificar plagio o un abuso por parte del alumnado.

Y es que en el caso del alumnado, el empleo de la IA puede generar un abuso en su uso y desinformación, lo que puede representar un obstáculo para el aprendizaje si se intenta sustituir las habilidades cognitivas que el estudiante debe desarrollar; en su implementación él debe ser crítico y analítico sobre el producto de obtenido y ver de qué manera lo puede mejorar incorporando sus propias ideas o integrando lo aprendido en clase. En este sentido, el estudiante debe emplear la IA como recurso y no una dependencia en el que se suprimen habilidades de comunicación oral, escrita o de investigación; es una responsabilidad y un ejercicio ético su implementación en los deberes escolares si lo que se busca es favorecer el aprendizaje.

En suma, la responsabilidad y la ética en la implementación de la IA debe ser una constante tanto para estudiantes como en el profesorado; sin embargo, en el caso de éste último, resulta funcional su acompañamiento dentro de las practicas escolares de los estudiantes, es decir, que el empleo de la IA forme parte de las estrategias didácticas que se implementan para potenciar el aprendizaje, señalando o estableciendo las directrices sobre su empleo, paraque de está manera no se eximan o cuarten el desarrollo de habilidades cognitivas, comunicativas o de investigación en los estudiantes. No es posible prohibir el uso de estas tecnologías en el aula, considerando su crecimiento acelerado y su accesibilidad, resulta imposible garantizar que no las emplean los estudiantes en sus tareas escolares, pero es factible direccionar y racionalizar su uso, paraque sirvan como un recurso en el aprendizaje y no un obstáculo para el mismo.

NOEMÍ MIRZA RAMÍREZ GARCÍA es licenciada en Psicología Social, Maestra en Psicología (2018), con residencia en Evaluación Educativa, Especialista en Género. En la Dirección de Formación e Innovación Educativa del Instituto Politécnico Nacional fue Coordinadora de la Red de género de la Unidad (2022-2023) y ocupó el puesto de jefa de Departamento de Evaluación y Seguimiento de las Prácticas Docentes (2018-2023).

Por Noemí Mirza Ramírez García

La Inteligencia Artificial (IA) ha estado presente en nuestras vidas desde hace un par de décadas y ha tenido un crecimiento acelerado en los últimos años, facilitando el desarrollo en diversos sectores de la sociedad, como lo son el comercio, el trasporte, la agricultura, la salud y por supuesto la educación. El uso que se le da a la IA en cada esfera social es diverso, pero, se puede resumir que gracias a este tipo de tecnología es posible: automatizar procesos, predecir comportamientos y tendencias bajo el modelamiento de datos y el análisis predictivo, tener asistentes o tutores virtuales que brinden información o retroalimentación, y procesar información con la finalidad de simplificar tareas o actividades.

En el sector educativo, por ejemplo, el alcance de la IA se observa en las múltiples aplicaciones que permiten obtener imágenes, resúmenes, preguntas de análisis, presentaciones similares a power point y mapas mentales; en general, con la IA es posible generar cualquier tipo de documento académico (ensayo, protocolo de investigación o artículo) o recurso educativo; a partir de una simple solicitud en cuestión de segundos las herramientas y aplicaciones vinculadas con la IA son capaces de analizar diversas fuentes de información y devolver el producto solicitado lo que facilita la entrega de tareas escolares o cualquier compromiso académico.

Hablando de los beneficios de la IA en la educación, además de los ya mencionados; este tipo de tecnología permite personalizar el aprendizaje de acuerdo a las necesidades de cada estudiante a partir del análisis del su desempeño, puede ofrecer al alumnado opciones (ejercicios, actividades, lecturas) para repasar o aprender nuevos contenidos tomando como referencia los saberes consolidados. Otro de los alcances que tiene la IA, es que puede cumplir con el rol de tutor, es decir, puede enseñar de manera fácil y accesible contenidos, mostrar ejemplos para una mejor compresión, corregir y señalar sus errores o equivocaciones, así como mostrar sus logros en su desempeño.

La IA además de favorecer al estudiantado, en la práctica del docente su uso resulta útil, dado que facilita la elaboración de recursos educativos, ayuda en la optimización de tiempos en su quehacer debido a que permite la creación de planeaciones didácticas, instrumentos de evaluación y puede proporcionar una revisión de los trabajos escolares en cuanto a la redacción, el estilo, la estructura, plagio y empleo de la propia IA durante su elaboración.

Sin duda, los beneficios de la IA en la educación son amplios y diversos, en cuanto a reducción de tiempo, el acceso a la información, la orientación y la asesoría; pero, cómo el aprendizaje puede verse afectado o potencializado al usar este tipo de tecnologías. Sí se considera la brecha generacional en el uso de la tecnología, la probabilidad de que los estudiantes utilicen la IA está muy por encima de lo que la usa el profesorado, lo que representa una oportunidad formativa en el cuerpo docente que aún no conoce o no sabe cómo utilizar la IA y desconoce que es una herramienta que facilita el desarrollo de ciertas actividades en su práctica; es importante señalar que el uso de la IA no es una sustitución explicita de sus quehaceres, actividades como la planeación y la elaboración de recursos deben ser revisados, ajustados y aprobados por el docente una vez que la aplicación haya generado el producto solicitado, ya que al ser elaborados por una máquina estos materiales pueden resultar imprecisos, confusos, reiterativos o simples para el grado de profundidad que se desea abordarse en los contenidos. Aunque es posible optimizar el tiempo de elaboración de estos recursos con la IA, es importante señalar que la calidad del producto generado puede ser diverso considerando las capacidades o alcances que puedan tener las distintas aplicaciones; lo mismo sucede con la revisión de los trabajos escolares, y el tipo de aplicación empleada para ejecutar dicha tarea; no obstante, no se niega la utilidad que tienen este tipo de tecnología considerando la carga de trabajo que implica la docencia; más aún, si estás permiten identificar plagio o un abuso por parte del alumnado.

Y es que en el caso del alumnado, el empleo de la IA puede generar un abuso en su uso y desinformación, lo que puede representar un obstáculo para el aprendizaje si se intenta sustituir las habilidades cognitivas que el estudiante debe desarrollar; en su implementación él debe ser crítico y analítico sobre el producto de obtenido y ver de qué manera lo puede mejorar incorporando sus propias ideas o integrando lo aprendido en clase. En este sentido, el estudiante debe emplear la IA como recurso y no una dependencia en el que se suprimen habilidades de comunicación oral, escrita o de investigación; es una responsabilidad y un ejercicio ético su implementación en los deberes escolares si lo que se busca es favorecer el aprendizaje.

En suma, la responsabilidad y la ética en la implementación de la IA debe ser una constante tanto para estudiantes como en el profesorado; sin embargo, en el caso de éste último, resulta funcional su acompañamiento dentro de las practicas escolares de los estudiantes, es decir, que el empleo de la IA forme parte de las estrategias didácticas que se implementan para potenciar el aprendizaje, señalando o estableciendo las directrices sobre su empleo, paraque de está manera no se eximan o cuarten el desarrollo de habilidades cognitivas, comunicativas o de investigación en los estudiantes. No es posible prohibir el uso de estas tecnologías en el aula, considerando su crecimiento acelerado y su accesibilidad, resulta imposible garantizar que no las emplean los estudiantes en sus tareas escolares, pero es factible direccionar y racionalizar su uso, paraque sirvan como un recurso en el aprendizaje y no un obstáculo para el mismo.

NOEMÍ MIRZA RAMÍREZ GARCÍA es licenciada en Psicología Social, Maestra en Psicología (2018), con residencia en Evaluación Educativa, Especialista en Género. En la Dirección de Formación e Innovación Educativa del Instituto Politécnico Nacional fue Coordinadora de la Red de género de la Unidad (2022-2023) y ocupó el puesto de jefa de Departamento de Evaluación y Seguimiento de las Prácticas Docentes (2018-2023).