El elefante blanco de 452 metros de longitud que durante nueva años ha visto inversiones millonarias, y al no llegar a ningún fue cerrado pero ya la gente le encontró utilidad y se ha convertido en la pista de trotar más cara del mundo con una inversión de 156 millones de pesos. El llamado Puente Apatlaco o el Puente sin fin fue terminado con dinero del pasado y actual sexenio pero al topar con pared fue cerrado.
Y aunque hoy los autos no transitan por ahí los ciudadanos comenzaron a usarlo por la falta de espacios para ejercitarse y el desesperante encierro. Al fin el gigante de 75 metros en su parte más larga y sus más de 400 metros de longitud resultó algo atractivo para muchos con aspiraciones de atleta.
Pero la emoción les duró poco el pasado jueves por la mañana personal de la subsecretaría de Protección Civil de Cuernavaca acudió al lugar para solicitar a casi medio centenar de personas se retiraran del lugar, ya que una persona cayó al vacío y aún no se sabe si fue accidental o a propósito que se arrojó desde esa altura perdiendo la vida.
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"Hay mucho coraje y frustración porque salimos para apoyar a la gente y entienda que debe resguardarse; tomandonos el tiempo para explicarles las consecuencias y gravedad del virus y te tiren de loco y te digan que eso no existe da mucho coraje" expresa un integrante de la caravana de voceo que desde hace dos meses todo el día de lunes a domingo no han parado de hacer recomendaciones en colonias y poblado.
"Es muy frustrante, pasamos y la gente como si nada, como si no hubiera escuchado el llamado, en algunos lados te contestan con groserías o señas obscenas, molesta porque en mi situación personal la llegada de mi hija (tres semanas ) me preocupa mucho que los hospitales y clínicas se están saturando por personas que nunca tomaron en cuenta lo que les podía pasar y por su irresponsabilidad muchos otros se ven afectados", dijo José, otro de los integrantes de las células desplegadas por la comuna capitalina, al terminar el recorrido por el centro de cuernavaca, donde nuevamente se ve una alta presencia de personas que van y vienen o se quedan en el primer cuadro cono si nada pasara.
Ya son dos meses que estos hombres sin descanso de lunes a domingo, todo el día y gran parte de la noche recorren la ciudad haciendo los llamados. Pero la gente no los toma en cuenta. "Nos tira de a locos", dicen ambos decepcionados.
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