A los pies del volcán Popocatépetl, algunas tradiciones se niegan a desaparecer con el tiempo. Es lo que ocurre en Tetela del Volcán, un municipio donde, una vez al mes, la gente sigue realizando rituales de petición de lluvias para que sus cultivos reciban agua con la cual crecer y dar frutos. Tetela del Volcán, en lo alto de Morelos, es una tierra fértil en crecen aguacates, duraznos, zarzamoras y un sinfín de frutas.
De acuerdo con Miguel Arenas, integrante del grupo Cultura Tetela, el ritual de petición de lluvia ha sobrevivido durante siglos en el municipio.
El ritual tiene un origen ligado estrechamente con el ciclo agrícola, que va desde el tratamiento y el arado de la tierra, la siembra, hasta la cosecha, explica.
Los rituales, agrega, se realizan en los meses de mayo y junio, y están a cargo de un curandero, al que también se le llama “temporalero”.
Estas personas tienen una gran importancia para la comunidad, desde tiempos ancestrales según creencias y costumbres, ya que son los encargados de controlar y dirigir los fenómenos naturales, principalmente la lluvia.
En Tetela del Volcán, este ritual no sólo es conservado por las generaciones mayores, sino que la tradición también ha sido adoptada por los más jóvenes.
Además de conservar esta tradición, los habitantes de Tetela también mantienen arraigadas otras costumbres que han llegado al grado de ser consideradas como patrimonio cultural intangible del estado, como los Sayones, personajes coloridos cuyas danzas y sombreros visten las empinadas calles de la cabecera municipal durante la Semana Santa. Más recientemente, el municipio ha consolidado “La Huehuenchada”, una actividad en la que adultos y niños, disfrazados, salen a las calles a bailar al ritmo de Acapulco Tropical en el marco del Día de Muertos.
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