La regulación de la venta y consumo de productos “chatarra” en el estado de Oaxaca para combatir la obesidad infantil atrajo el interés de cámaras de diputados en varios estados del país, incluido Morelos, pero esta medida, de acuerdo con especialistas del ramo, tan solo la punta del iceberg, pues sobre ella deben existir otras acciones que las mismas autoridades deben propiciar como es un entorno saludable a que a su vez empuje a la población a asumir esta cultura de cuidado a la salud.
La investigadora del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Ana Cecilia Munguía Serrano, indicó que para atacar un problema de salud pública como es la obesidad y el sobrepeso es importante avanzar en niveles más abajo antes del marco jurídico.
“No es tan sencillo; jamás se ha dicho que una sola medida va a ser la solución de un problema tan complejo. La obesidad se debe tratar a diferentes niveles, que haya intervenciones que van más enfocadas al cambio de comportamiento al individual, a los cambios del hogar, de la educación.
"Primero es la atención primaria, los entornos alimentarios como es el etiquetado, la restricción de comida chatarra en las escuelas, la regulación de la publicidad, al sistema alimentación que tiene que ver con la producción y luego viene el máximo nivel que es el marco legal que son las modificaciones en la Ley”, sentenció.
Si bien la Ley ayuda, dijo, no debe ser la única vía para atacar este mal que coloca al país en el lugar número uno a nivel mundial en obesidad y sobrepeso infantil.
“El consumo de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas tiene relación con el desarrollo de la obesidad y con ello enfermedades crónicas como son la diabetes e hipertensión, principal causa de mortalidad en México; alrededor del 36 por ciento de los niños desarrollan estas enfermedades y el 38 por ciento son adolescentes”.
Explicó que la Ley es una buena medida para proteger el interés superior del niño y el derecho a la salud de la población, "pero también las estrategias deben ir enfocadas a generar un entorno saludable que propicie las decisiones del individuo; no podemos decirle a la población que tome agua en lugar de refrescos, que consuma frutas y verduras si hay un entorno que propicia estas decisiones”.
Cuando existen comunidades que no tienen acceso al agua potable “o tienes toda esa publicidad agresiva y engañosa que te dice que comer un producto chatarra es saludable o un cereal que es saludable cuando no lo es”.
Según la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), los menores comienzan a consumir bebidas azucaradas desde los cero años de vida, convirtiéndolos en adultos que desarrollarán enfermedades crónicas
