/ miércoles 21 de julio de 2021

[Juntos Crecemos] Imprenta Digrafi es un estilo de vida

Luis Martín y Juan Carlos hicieron del oficio su modo de subsistir; la pandemia cambió la dinámica, pero poco a poco se están recuperando

La vida de los hermanos Luis Martín y Juan Carlos Rodríguez es la imprenta. Tan contundente como eso. De niños, Luis y Juan crecieron viendo cómo su abuelo y su padre imprimían todos los días recibos, formatos e invitaciones, en una época en que las maravillas de la tecnología moderna todavía no aparecían y era asombroso ver cómo cada palabra y cifra cobraba forma a través de las tablas y las tipografías de aquel taller. Todavía es algo asombroso.

“La imprenta le trabajó muchos años al ayuntamiento. Desde 1920, más o menos. Después fallece mi abuelo y quedan en el taller mi tío Lino, mi papá y mi tío Javier. Después mi papá se casa, se independiza y abre la Imprenta Rodríguez”, recuerda Juan Carlos.

La Imprenta Rodríguez se ubica actualmente en la calle Angustias de Calleja, entre los restos de las vías de la máquina de vapor 279 y la delegación de la Cruz Roja, en el municipio de Cuautla. Tal como su padre, Juan Carlos sigue haciendo recibos y formatos en el taller y, en una de las paredes, conserva una foto enmarcada del hombre que les enseñó el oficio a él y su hermano. Sigue haciendo encargos de papelería para oficinas, despachos y ayuntamientos y afirma que el negocio es uno de los favoritos de la gente por el compromiso y el trato que ha marcado toda su historia.

“Tratamos de no engañar al cliente, de cumplirle. La fecha de entrega que prometemos es la fecha en que entregamos”, dice.

Luis y Juan son herederos de una tradición y fieles representantes de una era: la que inició Gutemberg en el siglo XV con la invención de la imprenta. Hoy, desde luego, las cosas no se hacen igual, pero eso no significa que los hermanos no sepan cómo es que se hacían antes.

“Nosotros venimos de la imprenta tradicional: las tablas que tenías que trabajar con tipografía y, como dice mi hermano, prácticamente formatear todo el texto que fuera, hacerlo letra por letra. Ibas armando todo lo que querías que fuera impreso. Lo digital nos vino a facilitar las cosas, porque nos ahorra todo ese trabajo, de tener que formar cada letra, vino a hacer las cosas más sencillas, pero el resultado final sigue dependiendo de la creatividad de uno”, agrega Carlos.

Hoy los hermanos trabajan unidos, pero de manera independiente: mientras que Carlos sigue enfocado en la imprenta comercial, en la misma línea que inició su padre, Martín inició hace dos décadas un negocio propio, junto a su esposa Celia. En la Imprenta Digrafi, Martín y su equipo de colaboradores se enfocan en el ramo social, diseñando e imprimiendo invitaciones, sellos de goma, calendarios, tarjetas de presentación, tazas y otros artículos.

La tradición del trabajo en la imprenta ha ido de generación en generación /Fotos: Gude Servín

Imprimiendo recuerdos

Pocos lo vemos así a primera vista, pero cuando recibimos una invitación a un bautizo, unos quince años o una boda estamos recibiendo, en realidad, un recuerdo físico, un documento estilizado que podremos contemplar una y otra vez, adornado con letras en relieve, así como distintos colores y formas. A la hora de diseñar invitaciones existe todo un mundo de posibilidades.

“Este establecimiento surgió allá por el año 2000. La Imprenta Rodríguez dejó a un lado todo lo social, como las invitaciones, así que mi esposa fue la que me animó a tomar este ramo de los trabajos sociales. Ella era una persona muy creativa y muy trabajadora, así que ella empezó a diseñar y yo a imprimir. Ella les daba el acabado. De ahí fue donde surgió el negocio”, narra Luis.

La Imprenta Digrafi se ubica en el Centro Histórico, sobre la calle Proclama de Morelos y a espaldas del palacio municipal. Dentro, Luis trabaja todos los días con la misma pasión con la que empezó al lado de su esposa, buscando que cada una de las invitaciones que entrega sea en sí misma un resultado satisfactorio para sus clientes, un mantra que comparte con el resto del personal.

“Siempre nos hemos esforzado por la calidad, ante todo. A las personas que están en el taller lo que les inculco es que el trabajo lo hagan como si fuera para ellos. Si pegaron chueco algo, se quita y se pone bien, que vaya correctamente para que el cliente esté satisfecho, porque si uno se va satisfecho lo comunica a dos o tres más y eso es bueno para nosotros. Hasta ahora lo hemos hecho siempre con mucho cuidado, para que el trabajo sea impecable y presentable”, afirma Luis.

Con cada trabajo, la disciplina inicia desde que el cliente llega y explica lo que quiere. Posteriormente, el equipo se hace cargo de depurar la idea del cliente y hacerla realidad.

“Cuando levantamos un pedido hacemos una pequeña entrevista con cliente, donde le pedimos sus datos y, en este caso de las invitaciones, sus datos personales, el día, la hora, el nombre de la iglesia donde se vaya a realizar el evento y el jardín. Empezamos a platicar con ellos qué colores van a manejar el día del evento y les damos dos o tres propuestas. Ellos eligen una y nosotros hacemos el formato, la captura de los datos, dos o tres bosquejos con diferente tipo de letra que le mandamos al cliente para que autorice uno y de ahí empezamos a hacer la elaboración de la invitación, que puede estar lista en ocho días, aunque pueden ser hasta doce, dependiendo del grado de dificultad”, explica.

Digrafi se dedica a realizar trabajos para eventos sociales, como bodas, XV años / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Afrontando la pandemia

Todo establecimiento comercial sufrió con la pandemia y las restricciones sanitarias marcadas por las autoridades de salud. Para las imprentas de los hermanos Rodríguez, el efecto empezó a percibirse con la cancelación de fiestas y reuniones masivas, lo que llevó a las familias a posponer bodas y celebraciones presenciales.

“Nos pegó mucho. Todo el año pasado estuvimos en espera, por lo mismo de que se suspendieron todas las fiestas y reuniones. Estuvimos prácticamente sacando otro tipo de trabajos que eran los sellos de goma, porque todo lo comercial estuvo parado: no se hacían tarjetas, no se hacían notas, en los negocios hubo restricciones. Hubo negocios a los que no les permitieron abrir, así que las ventas pararon”, recuerda Luis Martín.

La Imprenta Digrafi permaneció cerrada durante tres meses, una temporada difícil que sólo recientemente parecía quedar atrás pero que ahora, con el riesgo de la tercera ola de contagios, parece que no querer irse del todo.

“Ahorita empezaron a moverse un poquito más las cosas, pero con la tercera ola otra vez se está asentando el trabajo, nos está afectando nuevamente. Por otro lado, cuando empezamos a retomar las actividades los pedidos bajaron, porque si antes eran de 50 invitaciones en adelante, después nos pedían 15 o 20”, agrega Luis.

Pero los hermanos son optimistas. Sobre todo, son trabajadores. Cuando la pandemia hizo que salir a la calle se convirtiera en un riesgo, encontraron en las redes sociales un fuerte apoyo. Así, los clientes podían comunicarse con ellos a través de Facebook y, desde ahí, solicitar sus pedidos y limitarse a recogerlos en el negocio, una modalidad que los hermanos siguen implementando. La Imprenta Digrafi se encuentra en Facebook como “Digrafi Invitaciones”, mientras que la Imprenta Rodríguez se encuentra como “Imprenta Rodríguez”.

Los hermanos Rodríguez aprendieron el oficio de su abuelo y su padre / Gude Servín | El Sol de Cuautla

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La vida de los hermanos Luis Martín y Juan Carlos Rodríguez es la imprenta. Tan contundente como eso. De niños, Luis y Juan crecieron viendo cómo su abuelo y su padre imprimían todos los días recibos, formatos e invitaciones, en una época en que las maravillas de la tecnología moderna todavía no aparecían y era asombroso ver cómo cada palabra y cifra cobraba forma a través de las tablas y las tipografías de aquel taller. Todavía es algo asombroso.

“La imprenta le trabajó muchos años al ayuntamiento. Desde 1920, más o menos. Después fallece mi abuelo y quedan en el taller mi tío Lino, mi papá y mi tío Javier. Después mi papá se casa, se independiza y abre la Imprenta Rodríguez”, recuerda Juan Carlos.

La Imprenta Rodríguez se ubica actualmente en la calle Angustias de Calleja, entre los restos de las vías de la máquina de vapor 279 y la delegación de la Cruz Roja, en el municipio de Cuautla. Tal como su padre, Juan Carlos sigue haciendo recibos y formatos en el taller y, en una de las paredes, conserva una foto enmarcada del hombre que les enseñó el oficio a él y su hermano. Sigue haciendo encargos de papelería para oficinas, despachos y ayuntamientos y afirma que el negocio es uno de los favoritos de la gente por el compromiso y el trato que ha marcado toda su historia.

“Tratamos de no engañar al cliente, de cumplirle. La fecha de entrega que prometemos es la fecha en que entregamos”, dice.

Luis y Juan son herederos de una tradición y fieles representantes de una era: la que inició Gutemberg en el siglo XV con la invención de la imprenta. Hoy, desde luego, las cosas no se hacen igual, pero eso no significa que los hermanos no sepan cómo es que se hacían antes.

“Nosotros venimos de la imprenta tradicional: las tablas que tenías que trabajar con tipografía y, como dice mi hermano, prácticamente formatear todo el texto que fuera, hacerlo letra por letra. Ibas armando todo lo que querías que fuera impreso. Lo digital nos vino a facilitar las cosas, porque nos ahorra todo ese trabajo, de tener que formar cada letra, vino a hacer las cosas más sencillas, pero el resultado final sigue dependiendo de la creatividad de uno”, agrega Carlos.

Hoy los hermanos trabajan unidos, pero de manera independiente: mientras que Carlos sigue enfocado en la imprenta comercial, en la misma línea que inició su padre, Martín inició hace dos décadas un negocio propio, junto a su esposa Celia. En la Imprenta Digrafi, Martín y su equipo de colaboradores se enfocan en el ramo social, diseñando e imprimiendo invitaciones, sellos de goma, calendarios, tarjetas de presentación, tazas y otros artículos.

La tradición del trabajo en la imprenta ha ido de generación en generación /Fotos: Gude Servín

Imprimiendo recuerdos

Pocos lo vemos así a primera vista, pero cuando recibimos una invitación a un bautizo, unos quince años o una boda estamos recibiendo, en realidad, un recuerdo físico, un documento estilizado que podremos contemplar una y otra vez, adornado con letras en relieve, así como distintos colores y formas. A la hora de diseñar invitaciones existe todo un mundo de posibilidades.

“Este establecimiento surgió allá por el año 2000. La Imprenta Rodríguez dejó a un lado todo lo social, como las invitaciones, así que mi esposa fue la que me animó a tomar este ramo de los trabajos sociales. Ella era una persona muy creativa y muy trabajadora, así que ella empezó a diseñar y yo a imprimir. Ella les daba el acabado. De ahí fue donde surgió el negocio”, narra Luis.

La Imprenta Digrafi se ubica en el Centro Histórico, sobre la calle Proclama de Morelos y a espaldas del palacio municipal. Dentro, Luis trabaja todos los días con la misma pasión con la que empezó al lado de su esposa, buscando que cada una de las invitaciones que entrega sea en sí misma un resultado satisfactorio para sus clientes, un mantra que comparte con el resto del personal.

“Siempre nos hemos esforzado por la calidad, ante todo. A las personas que están en el taller lo que les inculco es que el trabajo lo hagan como si fuera para ellos. Si pegaron chueco algo, se quita y se pone bien, que vaya correctamente para que el cliente esté satisfecho, porque si uno se va satisfecho lo comunica a dos o tres más y eso es bueno para nosotros. Hasta ahora lo hemos hecho siempre con mucho cuidado, para que el trabajo sea impecable y presentable”, afirma Luis.

Con cada trabajo, la disciplina inicia desde que el cliente llega y explica lo que quiere. Posteriormente, el equipo se hace cargo de depurar la idea del cliente y hacerla realidad.

“Cuando levantamos un pedido hacemos una pequeña entrevista con cliente, donde le pedimos sus datos y, en este caso de las invitaciones, sus datos personales, el día, la hora, el nombre de la iglesia donde se vaya a realizar el evento y el jardín. Empezamos a platicar con ellos qué colores van a manejar el día del evento y les damos dos o tres propuestas. Ellos eligen una y nosotros hacemos el formato, la captura de los datos, dos o tres bosquejos con diferente tipo de letra que le mandamos al cliente para que autorice uno y de ahí empezamos a hacer la elaboración de la invitación, que puede estar lista en ocho días, aunque pueden ser hasta doce, dependiendo del grado de dificultad”, explica.

Digrafi se dedica a realizar trabajos para eventos sociales, como bodas, XV años / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Afrontando la pandemia

Todo establecimiento comercial sufrió con la pandemia y las restricciones sanitarias marcadas por las autoridades de salud. Para las imprentas de los hermanos Rodríguez, el efecto empezó a percibirse con la cancelación de fiestas y reuniones masivas, lo que llevó a las familias a posponer bodas y celebraciones presenciales.

“Nos pegó mucho. Todo el año pasado estuvimos en espera, por lo mismo de que se suspendieron todas las fiestas y reuniones. Estuvimos prácticamente sacando otro tipo de trabajos que eran los sellos de goma, porque todo lo comercial estuvo parado: no se hacían tarjetas, no se hacían notas, en los negocios hubo restricciones. Hubo negocios a los que no les permitieron abrir, así que las ventas pararon”, recuerda Luis Martín.

La Imprenta Digrafi permaneció cerrada durante tres meses, una temporada difícil que sólo recientemente parecía quedar atrás pero que ahora, con el riesgo de la tercera ola de contagios, parece que no querer irse del todo.

“Ahorita empezaron a moverse un poquito más las cosas, pero con la tercera ola otra vez se está asentando el trabajo, nos está afectando nuevamente. Por otro lado, cuando empezamos a retomar las actividades los pedidos bajaron, porque si antes eran de 50 invitaciones en adelante, después nos pedían 15 o 20”, agrega Luis.

Pero los hermanos son optimistas. Sobre todo, son trabajadores. Cuando la pandemia hizo que salir a la calle se convirtiera en un riesgo, encontraron en las redes sociales un fuerte apoyo. Así, los clientes podían comunicarse con ellos a través de Facebook y, desde ahí, solicitar sus pedidos y limitarse a recogerlos en el negocio, una modalidad que los hermanos siguen implementando. La Imprenta Digrafi se encuentra en Facebook como “Digrafi Invitaciones”, mientras que la Imprenta Rodríguez se encuentra como “Imprenta Rodríguez”.

Los hermanos Rodríguez aprendieron el oficio de su abuelo y su padre / Gude Servín | El Sol de Cuautla

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