Con respecto a una carta emitida por el canciller de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa para monseñor Ramón Castro Castro, donde alerta a la Iglesia Católica de Morelos sobre un supuesto sacerdote que acude a diferentes diócesis del país presentando falsa documentación, el canciller mencionó que el supuesto padre de nombre Ángel Antonio Pérez, había sido ordenado por el monseñor José de Jesús González Hernández en el año 2020, sin embargo, González Hernández inició su ministerio en 2022.
Ante esto, se le cuestionó al vicario general de la diócesis de Cuernavaca, el padre Tomás Toral Nájera si en la capital morelense se ha encontrado con la presencia de falsos sacerdotes, por lo que mencionó que desde 2018 cerca de 10 pseudo sacerdotes fueron identificados, los cuales van desde exseminaristas que no completaron sus estudios hasta personas que sólo son creyentes pero no recibieron una formación eucarística.
El padre Tomás mencionó que desde hace casi cuatro años se han hecho cerca de tres notificaciones a las diócesis y los párrocos para alertar de los falsos sacerdotes que no cuentan con validez sacerdotal de la Iglesia Católica Romana, es decir, no han sido debidamente ordenados ante la Iglesia.
La comunidad es alertada ya que muchas veces no hay diferencia entre los ritos que realizan, porque como se mencionó anteriormente, son exseminaristas, o son personas laicas que han aprendido el rito, o bien personas que han fundado otras iglesias, que frente a la feligresía no dicen lo que son y se presentan como católicos.
La validez oficial del sacramento es lo que puede identificar a los sacerdotes verdaderos de los que no, externó el vicario general, asimismo, explicó que este sacramento tiene materia y forma llamado así teológicamente; es decir, un sacerdote tuvo que ser ordenado por un obispo con indicaciones del vaticano.
Señaló que normalmente cuando están en el proceso de ordenación sacerdotal, las personas comienzan a identificarlos; asimismo, el vicario explicó que su ordenación se hace con la fórmula consecratoria, la imposición de las manos y acrismar las mismas, con esto se vuelve válido y lícito ya que fue realizado por un obispo e indicado por el vaticano.
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