/ jueves 12 de diciembre de 2019

Esta es la fe que mueve corazones

Millones de personas celebran hoy a la Virgen; agradecen los milagros y elevan plegarias en espera de ser escuchados

"Todos somos Guadalupanos" es la frase que se escucha decir a cerca del 90 por ciento de mexicanos que profesan o son creyentes de la religión católica, quienes este 12 de diciembre estarán festejando a la Virgen de Guadalupe, al cumplir 488 años de su aparición al indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac.

Los festejos inician desde nueve días antes, con el novenario a la virgen morena, en donde personas se reúnen en capillas, iglesias, casas y calles para celebrar a quien representa a María Santísima, a quien siempre lleva de la mano al encuentro con el padre misericordioso, llevando en su sema a su hijo Jesucristo.

La religión en México

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en su último Censo de Población y Vivienda realizado en 2010, el 82.7 por ciento de la población dijo ser católico

Sin embargo, existe una clara diferencia entre ser católico y ser guadalupano, puesto que desde hace muchos años los mexicanos se han sentido más identificados con la imagen de la Virgen de Guadalupe que con cualquier otro de la religión.

Hoy en día, el ser guadalupano es una clara muestra de unión, pero sobre todo de fe en Dios, para encontrar la paz y cumplir milagros y resolver problemas por medio de su intermediación.

488 años de su aparición

De acuerdo al relato de la iglesia, el 9 de diciembre de 1531, Juan Diego iba caminando rumbo al Convento de Tlatelolco para oír misa, al amanecer llegó al pie del Tepeyac, de repente oyó música que parecía el canto de miles de pájaros, muy sorprendido se paró, alzó su vista a la cima del cerro y vio que estaba iluminado con una luz extraña, cesó la música y en seguida oyó una dulce voz procedente de lo alto de la colina, llamándole: "Juanito; querido Juan Dieguito".

Juan subió presurosamente y al llegar a la cumbre vio a la Santísima Virgen María su hermosura y mirada bondadosa llenaron su corazón de gozo infinito mientras escuchó las palabras tiernas que ella le dirigió a él, hablándole en azteca le dijo que ella era la Inmaculada Virgen María, Madre del Verdadero Dios. Le dijo que su deseo más vehemente era tener un templo allá en el llano donde, como madre piadosa, mostraría todo su amor y misericordia a él y a los suyos y a cuantos solicitaren su amparo "Y para realizar lo que mi clemencia pretende, irás a la casa del Obispo de México y le dirás que yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo; que aquí en el llano me edifique un templo...".

Cuando Juan llegó a la casa del Obispo Zumárraga y fue llevado a su presencia, le dijo todo lo que la Madre de Dios le había dicho, pero el Obispo parecía dudar de sus palabras, pidiéndole volver otro día para escucharle más despacio.

El día 12 de diciembre, Juan Diego estuvo ante el Obispo Fray Juan de Zumárraga, después de que la virgen curó a su tío que estaba moribundo, le contó los detalles de la cuarta aparición de la Santísima Virgen, abrió su tilma para mostrarle las flores, las cuales cayeron al suelo. En este instante, ante la inmensa sorpresa del Señor Obispo y sus compañeros, apareció la imagen de la Santísima Virgen María maravillosamente pintada con los más hermosos colores sobre la burda tela de su manto.

Es por ello que desde hace 488 años, se celebra en México y en otras parte del mundo la aparición de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego, ahora San Juan Diego, en el cerro del Tepeyac.

"Gualupita", santuario a la Virgen del Tepeyac

La construcción de la capilla de "Gualupita" se da alrededor del año de 1580, en lo que entonces era el barrio de Xochitengo, misma que fue realizada a base de la fuerza de manos indígenas.

De acuerdo a la historia, esta capilla serviría como una cohesión religiosa y control social, pues reforzó la formación de los procesos de congregación para los fieles de la región, situando a Cuautla como un importante centro de poder para las poblaciones aledañas.

De acuerdo con el Cronista de la Ciudad, Samuel Hernández Beltrán, después de que pasó el Cristo del Señor de Xochitengo a la iglesia del Señor del Pueblo en 1830, la capilla de Gualupita quedó como santuario de la Virgen del Tepeyac; "derivado de la gran adoración al Señor del Xochitengo se decidió cambiar de lugar al Cristo Crucificado, en ese momento la Virgen de Guadalupe toma su lugar, naciendo así una tradición de más de de 180 años".

"Todos somos Guadalupanos" es la frase que se escucha decir a cerca del 90 por ciento de mexicanos que profesan o son creyentes de la religión católica, quienes este 12 de diciembre estarán festejando a la Virgen de Guadalupe, al cumplir 488 años de su aparición al indio Juan Diego en el cerro del Tepeyac.

Los festejos inician desde nueve días antes, con el novenario a la virgen morena, en donde personas se reúnen en capillas, iglesias, casas y calles para celebrar a quien representa a María Santísima, a quien siempre lleva de la mano al encuentro con el padre misericordioso, llevando en su sema a su hijo Jesucristo.

La religión en México

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en su último Censo de Población y Vivienda realizado en 2010, el 82.7 por ciento de la población dijo ser católico

Sin embargo, existe una clara diferencia entre ser católico y ser guadalupano, puesto que desde hace muchos años los mexicanos se han sentido más identificados con la imagen de la Virgen de Guadalupe que con cualquier otro de la religión.

Hoy en día, el ser guadalupano es una clara muestra de unión, pero sobre todo de fe en Dios, para encontrar la paz y cumplir milagros y resolver problemas por medio de su intermediación.

488 años de su aparición

De acuerdo al relato de la iglesia, el 9 de diciembre de 1531, Juan Diego iba caminando rumbo al Convento de Tlatelolco para oír misa, al amanecer llegó al pie del Tepeyac, de repente oyó música que parecía el canto de miles de pájaros, muy sorprendido se paró, alzó su vista a la cima del cerro y vio que estaba iluminado con una luz extraña, cesó la música y en seguida oyó una dulce voz procedente de lo alto de la colina, llamándole: "Juanito; querido Juan Dieguito".

Juan subió presurosamente y al llegar a la cumbre vio a la Santísima Virgen María su hermosura y mirada bondadosa llenaron su corazón de gozo infinito mientras escuchó las palabras tiernas que ella le dirigió a él, hablándole en azteca le dijo que ella era la Inmaculada Virgen María, Madre del Verdadero Dios. Le dijo que su deseo más vehemente era tener un templo allá en el llano donde, como madre piadosa, mostraría todo su amor y misericordia a él y a los suyos y a cuantos solicitaren su amparo "Y para realizar lo que mi clemencia pretende, irás a la casa del Obispo de México y le dirás que yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo; que aquí en el llano me edifique un templo...".

Cuando Juan llegó a la casa del Obispo Zumárraga y fue llevado a su presencia, le dijo todo lo que la Madre de Dios le había dicho, pero el Obispo parecía dudar de sus palabras, pidiéndole volver otro día para escucharle más despacio.

El día 12 de diciembre, Juan Diego estuvo ante el Obispo Fray Juan de Zumárraga, después de que la virgen curó a su tío que estaba moribundo, le contó los detalles de la cuarta aparición de la Santísima Virgen, abrió su tilma para mostrarle las flores, las cuales cayeron al suelo. En este instante, ante la inmensa sorpresa del Señor Obispo y sus compañeros, apareció la imagen de la Santísima Virgen María maravillosamente pintada con los más hermosos colores sobre la burda tela de su manto.

Es por ello que desde hace 488 años, se celebra en México y en otras parte del mundo la aparición de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego, ahora San Juan Diego, en el cerro del Tepeyac.

"Gualupita", santuario a la Virgen del Tepeyac

La construcción de la capilla de "Gualupita" se da alrededor del año de 1580, en lo que entonces era el barrio de Xochitengo, misma que fue realizada a base de la fuerza de manos indígenas.

De acuerdo a la historia, esta capilla serviría como una cohesión religiosa y control social, pues reforzó la formación de los procesos de congregación para los fieles de la región, situando a Cuautla como un importante centro de poder para las poblaciones aledañas.

De acuerdo con el Cronista de la Ciudad, Samuel Hernández Beltrán, después de que pasó el Cristo del Señor de Xochitengo a la iglesia del Señor del Pueblo en 1830, la capilla de Gualupita quedó como santuario de la Virgen del Tepeyac; "derivado de la gran adoración al Señor del Xochitengo se decidió cambiar de lugar al Cristo Crucificado, en ese momento la Virgen de Guadalupe toma su lugar, naciendo así una tradición de más de de 180 años".

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