Hablar de los juguetes mexicanos es hablar del pasado de la historia, del talento de artistas y artesanos que han enriquecido con sus creaciones el mundo de los niños de ayer, dice el artista plástico, escritor y cronista Emmanuel Espín Pineda.
Tenemos que distinguir entre los de plástico, vidrio, el latón, la hojalata, los huajes, el papel maché, los de madera, arcilla, trapo y otros elementos para elaborarlos, refiere.
En antaño, la imaginería popular recreaba en los juguetes, primero, la vida beligerante, y, después, la vida cotidiana, se reproducían a escala y en infinidad de materiales y estilos, todo tipo de oficios y enceres de la vida real que, sin caer en clichés, según las estadísticas, los más vendidos siempre han sido para las niñas, las muñecas, y, para los niños, los carritos.
Los juguetes en México han existido desde la época prehispánica, se han encontrado vestigios de peonzas, hasta pequeñas figurillas de arcilla de caninos con ruedas en sus patas, canicas de barro y algunas estatuillas en columpios.
En la época colonial se reproducen a la manera europea, en madera y en plomo: caballitos, soldaditos, espadas y otros enseres bélicos para los niños; para las niñas llegaron hermosas muñecas de porcelana a la Nueva España de la Nao de China.
Sin embargo, no fue hasta principios del siglo XX que la producción masiva de juguetes se consolida como un bien de consumo, primero en 1910-1920 como un producto artesanal hecho de madera, tela, lámina, cartón, etc, y de 1970 hasta la fecha, gracias al plástico, se reprodujeron millones luchadores, caballitos, toritos, muñecas, juegos de té, pelotas, pistolas, entre otros.
Según el coleccionista e historiador japonés, Roberto Shimizu, director del museo del juguete antiguo de México, nuestro país tuvo su época de oro en la producción juguetera de 1900 a 1960, consolidándose dentro de los cinco países más importantes en dicha actividad.
Con la entrada del siglo XXI, las actividades lúdicas migraron a las redes y al ciberespacio, generando nuevas tecnologías que ocasionaron que la niñez mexicana se volviera más sedentaria, causando serios problemas de obesidad que lleva a una juventud de personas con problemas de salud.
Aunque la industria juguetera ha vivido sus mejores años con la globalización, la robotización de muchos juguetes ha propiciado que la actividad lúdica con juguetes “tradicionales” actualmente se encuentre en declive, ya que se destina su elaboración a pequeñas minorías.