/ sábado 3 de octubre de 2020

[ESPECIAL] Eleva violencia costo de la vida en Morelos

Empresarios y abogados coinciden en que cada día la seguridad y la paz se ven más lejanos en la entidad

¿Cuánto cuesta para los ciudadanos la seguridad?, ¿por qué para quienes constitucionalmente recae la responsabilidad hoy parecen omisos, desinteresados y cuando es peor cómplices?

Algunos refieren que a partir del sexenio del panista Felipe Calderón las cosas se salieron de control y desde entonces la tranquilidad desapareció en todo el territorio nacional, hubo que convivir con la violencia, los asesinatos a plena luz del día, y los robos y asaltos.

El 2 de octubre se recuerda como el Día Internacional de la No Violencia, en honor de Mahatma Gandhi, y que hoy, en las condiciones actuales, al menos en México y Morelos, la paz parece cada día más lejana.

¿Pero en realidad existe esta premisa?, porque hoy desafortunadamente para las personas cada día la seguridad, la tranquilidad y la paz cuesta dinero tenerla, y sobre todo el resguardo de los bienes cada vez cuesta mucho comprarla.

Al respecto, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) Cuernavaca, Antonio Sánchez Purón, señaló que desafortunadamente el aumento de la violencia ha provocado, en principio, el cierre de negocios, pero adicionalmente hoy se requiere mayor inversión en cámaras de videovigilancia, el monitoreo de una alarma, el tener que armar un negocio con algunas medidas extras para que no sea penetrado.

Toda esta inversión de recursos económicos y materiales puede traer como consecuencia fatal, cuando aumenta la inseguridad, el cierre de un negocio, y, además, el despido de los trabajadores y los trámites que se deben realizar en este sentido; “la afectación muchas veces va hasta el patrimonio del empresario”.

Con el paso de los años, aceptó, ha aumentado la seguridad de los negocios, si en un principio se invertían entre un cinco o diez por ciento hoy se invierte hasta un 20 por ciento en sistema de seguridad, porque es evidente que el propio delincuente va evolucionando y encontrando la forma de poder penetrar o violar los sistemas, lo que implica que se busca mayor tecnología, y si la tecnología ya no está actualizada entonces el negocio se queda en una situación vulnerable.

Lo que es cierto es que cada día es mucho más costosa la seguridad, sobre todo porque si una parte de los recursos que en lugar de destinarlos a una mayor ampliación, crecimiento o inversión se debe gastar mejor en seguridad, desde cerraduras, cortinas gruesas, videocámaras, personal, protecciones son un gran número de aditamentos para que un negocio convertirla en fortaleza. Sin embargo no solo se gasta en esta parte sino también en otro tema fiscal que es otra parte que tal vez no se ve, pero que también se debe atender.

A su vez Isaí Zebadua integrante del bufete Jurídico Valle de México, planteó que la violencia no es más que un círculo vicioso entre el delito y su resultado económico. Es decir, mirar a quién beneficia el delito para encontrar al delincuente, “así pues la violencia en una de sus expresiones es un nexo causal entre el resultado económico y el delito a beneficio de quien lo comete pero no sólo tiene una cara lucrativa sino que además como en toda actividad comercial tiene mermas y estas mermas se ven reflejadas en la debilidad institucional del Estado para atenderla ya que los recursos que se invierten en los generadores de violencia son superiores a los recursos que se erogan para subsanar los estragos de la misma e incluso son superiores para combatir a la violencia”.

Y aunque la gente invierte casi un 30 por ciento de sus recursos para tener seguridad en todos los aspectos, la mayoría no cuenta con esa capacidad económica para poner alcanzar esa protección como resultado, las familias personas y empresas hoy estén invirtiendo más y gastando para acudir a una justicia que en principio debería ser gratuita pronta y expedita para defender su derecho.

Isaí Zebadua, advirtió que desafortunadamente en las oficinas gubernamentales el ciudadano común debe invertir recursos económicos en profesionales del derecho y a veces lastimosamente hasta en dádivas para que de manera paliativa se le procure y administre justicia y el Estado por su lado en un doble discurso eroga presupuesto para pago de funcionarios y para el funcionamiento de todo el aparato indispensable para la procuración prevención y administración de justicia, pero que nunca llega o llega muy tarde.

“No siendo esto suficiente nunca y por si fuera poco el estado en ese doble discurso recibe además del ciudadano dádivas que van a bolsillos personales lacerando aún más a las víctimas del delito, la violencia entonces desde mi punto de vista es causa y efecto del delito la mezquindad y la avaricia económica de delincuentes y funcionarios que merma y lacera únicamente a las víctimas”.

El también abogado penalista, Enrique Paredes Sotelo, consideró que el tema es complicado, sobre todo porque la violencia evidentemente impacta fuerte cuando se cometen delitos patrimoniales como por ejemplo el robo con violencia en casas o negocios, o por mínimo que sea tiene un impacto económico.

Sobre cuanto invierten las familias en materia de seguridad seria incalculable porque siempre hay diferentes montos, sin embargo cuando se trata de actos que afectan la vida o las lesiones se debe tomar en cuenta que se priva de la vida a una persona que es útil y productiva, el impacto y las repercusiones son a mayor escala, “porque incide en los impuestos, en el PIB inclusive que genera el estado, o cuando una persona productiva se lesiona o se mata el Estado deja de ganar, aunado a las consecuencias que sufre la familia por la privación de la vida”.

Pero el gasto por la seguridad es siempre grande sin importar si pierde la vida alguien o no, porque además a veces no se contempla por ejemplo hacer gastos hospitalarios, sin importar que tengan o no seguridad social, en caso contrario el gasto es mayor, y el estado o la autoridad no los paga aunque debería ser su obligación.

Enrique Paredes, comentó que cada día la inversión para la seguridad es incalculable, aunque es un tema que abarca infinidad de líneas, desde la el daño a los delitos patrimoniales como es el impacto al ciudadano en sus bienes por el robo, o si hay una lesiones se debe gastar en la atención medica que puede llegar a ser elevada, y no se ve la responsabilidad que debiera tener el estado al no garantizar mejores condiciones y deja en el desamparo a las familias, por eso por donde se le quiera ver hoy es incalculable el monto para tener seguridad en el estado.


¿Cuánto cuesta para los ciudadanos la seguridad?, ¿por qué para quienes constitucionalmente recae la responsabilidad hoy parecen omisos, desinteresados y cuando es peor cómplices?

Algunos refieren que a partir del sexenio del panista Felipe Calderón las cosas se salieron de control y desde entonces la tranquilidad desapareció en todo el territorio nacional, hubo que convivir con la violencia, los asesinatos a plena luz del día, y los robos y asaltos.

El 2 de octubre se recuerda como el Día Internacional de la No Violencia, en honor de Mahatma Gandhi, y que hoy, en las condiciones actuales, al menos en México y Morelos, la paz parece cada día más lejana.

¿Pero en realidad existe esta premisa?, porque hoy desafortunadamente para las personas cada día la seguridad, la tranquilidad y la paz cuesta dinero tenerla, y sobre todo el resguardo de los bienes cada vez cuesta mucho comprarla.

Al respecto, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco) Cuernavaca, Antonio Sánchez Purón, señaló que desafortunadamente el aumento de la violencia ha provocado, en principio, el cierre de negocios, pero adicionalmente hoy se requiere mayor inversión en cámaras de videovigilancia, el monitoreo de una alarma, el tener que armar un negocio con algunas medidas extras para que no sea penetrado.

Toda esta inversión de recursos económicos y materiales puede traer como consecuencia fatal, cuando aumenta la inseguridad, el cierre de un negocio, y, además, el despido de los trabajadores y los trámites que se deben realizar en este sentido; “la afectación muchas veces va hasta el patrimonio del empresario”.

Con el paso de los años, aceptó, ha aumentado la seguridad de los negocios, si en un principio se invertían entre un cinco o diez por ciento hoy se invierte hasta un 20 por ciento en sistema de seguridad, porque es evidente que el propio delincuente va evolucionando y encontrando la forma de poder penetrar o violar los sistemas, lo que implica que se busca mayor tecnología, y si la tecnología ya no está actualizada entonces el negocio se queda en una situación vulnerable.

Lo que es cierto es que cada día es mucho más costosa la seguridad, sobre todo porque si una parte de los recursos que en lugar de destinarlos a una mayor ampliación, crecimiento o inversión se debe gastar mejor en seguridad, desde cerraduras, cortinas gruesas, videocámaras, personal, protecciones son un gran número de aditamentos para que un negocio convertirla en fortaleza. Sin embargo no solo se gasta en esta parte sino también en otro tema fiscal que es otra parte que tal vez no se ve, pero que también se debe atender.

A su vez Isaí Zebadua integrante del bufete Jurídico Valle de México, planteó que la violencia no es más que un círculo vicioso entre el delito y su resultado económico. Es decir, mirar a quién beneficia el delito para encontrar al delincuente, “así pues la violencia en una de sus expresiones es un nexo causal entre el resultado económico y el delito a beneficio de quien lo comete pero no sólo tiene una cara lucrativa sino que además como en toda actividad comercial tiene mermas y estas mermas se ven reflejadas en la debilidad institucional del Estado para atenderla ya que los recursos que se invierten en los generadores de violencia son superiores a los recursos que se erogan para subsanar los estragos de la misma e incluso son superiores para combatir a la violencia”.

Y aunque la gente invierte casi un 30 por ciento de sus recursos para tener seguridad en todos los aspectos, la mayoría no cuenta con esa capacidad económica para poner alcanzar esa protección como resultado, las familias personas y empresas hoy estén invirtiendo más y gastando para acudir a una justicia que en principio debería ser gratuita pronta y expedita para defender su derecho.

Isaí Zebadua, advirtió que desafortunadamente en las oficinas gubernamentales el ciudadano común debe invertir recursos económicos en profesionales del derecho y a veces lastimosamente hasta en dádivas para que de manera paliativa se le procure y administre justicia y el Estado por su lado en un doble discurso eroga presupuesto para pago de funcionarios y para el funcionamiento de todo el aparato indispensable para la procuración prevención y administración de justicia, pero que nunca llega o llega muy tarde.

“No siendo esto suficiente nunca y por si fuera poco el estado en ese doble discurso recibe además del ciudadano dádivas que van a bolsillos personales lacerando aún más a las víctimas del delito, la violencia entonces desde mi punto de vista es causa y efecto del delito la mezquindad y la avaricia económica de delincuentes y funcionarios que merma y lacera únicamente a las víctimas”.

El también abogado penalista, Enrique Paredes Sotelo, consideró que el tema es complicado, sobre todo porque la violencia evidentemente impacta fuerte cuando se cometen delitos patrimoniales como por ejemplo el robo con violencia en casas o negocios, o por mínimo que sea tiene un impacto económico.

Sobre cuanto invierten las familias en materia de seguridad seria incalculable porque siempre hay diferentes montos, sin embargo cuando se trata de actos que afectan la vida o las lesiones se debe tomar en cuenta que se priva de la vida a una persona que es útil y productiva, el impacto y las repercusiones son a mayor escala, “porque incide en los impuestos, en el PIB inclusive que genera el estado, o cuando una persona productiva se lesiona o se mata el Estado deja de ganar, aunado a las consecuencias que sufre la familia por la privación de la vida”.

Pero el gasto por la seguridad es siempre grande sin importar si pierde la vida alguien o no, porque además a veces no se contempla por ejemplo hacer gastos hospitalarios, sin importar que tengan o no seguridad social, en caso contrario el gasto es mayor, y el estado o la autoridad no los paga aunque debería ser su obligación.

Enrique Paredes, comentó que cada día la inversión para la seguridad es incalculable, aunque es un tema que abarca infinidad de líneas, desde la el daño a los delitos patrimoniales como es el impacto al ciudadano en sus bienes por el robo, o si hay una lesiones se debe gastar en la atención medica que puede llegar a ser elevada, y no se ve la responsabilidad que debiera tener el estado al no garantizar mejores condiciones y deja en el desamparo a las familias, por eso por donde se le quiera ver hoy es incalculable el monto para tener seguridad en el estado.


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