En el centro de Cuernavaca las parejas de enamorados olvidaron este 14 de febrero la sana distancia y con ello el llamado a evitar abrazos o besos como fuente principal de contagios de Covid-19, pues no faltaron las parejas que demostraron su afecto en plena contingencia, unos más discretos que otros, lo que permitió a los comerciantes reactivar la economía luego de varios meses de afectaciones.
Una de las comerciantes, Erika, compartió que para este 14 de febrero decidieron traer sólo “50 ramos de flores cuando en otros años traíamos entre 150 y hasta 200 por día y se terminan, es verdad que cada vez menos las personas regalan flores, pero este año la situación está peor”.
El dicho de que “al que madruga Dios lo ayuda” no aplicó para ellos pues, aunque salieron de madrugada de sus casas las ventas no tuvieron los resultados esperados.
Del otro lado estaba don Diego, una persona de la tercera edad que junto a su hijo aprovecharon el día para ofrecer en 60 pesos a las parejas una fotografía con marco de cartón para el recuerdo, siendo esta la oportunidad para tratar de recuperarse de las pérdidas que ha tenido a lo largo del año.
Los globos tuvieron cierta demanda, pues incluso había padres de familia que acompañaban a sus hijos a comprar el regalo a esa persona especial “tengo de 15 pesos los corazones más pequeños, de 20 peso, también los medianos de 60 peso y los más grandes 150 pesos, no aumentamos el precio de semanas anteriores porque realmente las ventas han sido pocas”, dijo otra vendedora.
A Eduardo se le vio ir y venir varias veces en calles del centro buscando el regalo ideal para su amiga, con la que ha compartido experiencias desde hace dos años, y hoy quiso festejarla saliendo temprano de su casa para comprar el desayuno que compartió con ella.
En Tepetates, Diego Ramírez fue a la “mera hora” a comprar el regalo para su novia, el cual consistió en una tarjeta, “vamos empezando pero tengo varios años de conocerla y sólo le llevaré esta cartita, un ramo de flores, a diferencia de otros años será solo así el festejo y no con convivios como en años pasados”.
Por otra parte, César Leyva lleva a su esposa una rosa que será entregada de manos de su hijo.
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CITA:
“Todo el año he tenido que guardarme por la pandemia porque no nos dejan trabajar, por eso venimos desde temprano para que nos vaya bien y vender lo más que se pueda”. Diego, fotógrafo del centro de Cuernavaca.
