Las aguas profundas de la península de Baja California, concretamente de Los Cabos, poseen un alto potencial geotérmico, capaz de abastecer de energía a esta zona turística.
En la última evaluación que hizo la Comisión Reguladora de Energía con una compañía extranjera, se determinó que en Baja California Sur hasta 40 por ciento de la energía puede ser producida por recursos renovables, pero sólo se toman en cuenta las fuentes solar y eólica, no así la geotermia y las mareas.
No obstante, Rosa María Prol, investigadora del Departamento de Recursos Naturales del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, resaltó que el potencial geotérmico es de mucho más de 500 megawatts y existen puntos que pueden ser explotados en prácticamente toda la península.
Tras 10 años de buscar áreas con las características idóneas, desde Mexicali, Tijuana y Ensenada hasta Los Cabos, Prol y su grupo de investigación encontraron “chimeneas” marinas, o salidas importantes de fluidos, la mayor parte dióxido de carbono, que al mezclarse con el agua de mar se acidifica.
María Prol explicó que es un hallazgo importante porque las áreas donde hay salidas de fluidos hidrotermales en zonas de dispersión oceánica están más al Sur, en la cresta oceánica del Pacífico oriental, pero en Los Cabos no hay una frontera activa de placas tectónicas, por lo que se considera una corteza continental sin actividad geotérmica, pero al parecer ahí existe un área con fracturas muy profundas que permiten la circulación del agua de mar a profundidades que alcanzan temperaturas muy altas.
La universitaria indicó que ella y su equipo estuvieron por primera vez en Los Cabos entre 2004 y 2006; “nos enteramos que había pozos con más de 90 grados; cuando fuimos a obtener muestras calculamos que la temperatura del yacimiento era cercana a los 200 grados, lo que sugirió que se podría producir mucha energía”, relató.
Desde entonces, han buscado otorgarle importancia a este recurso, así que iniciaron un proyecto para buscar en la parte continental el yacimiento, pero no tuvieron suerte, sin embargo, casi 10 años después de investigación y trabajo, les concedieron dos semanas en el buque Puma para hacer la búsqueda en el mar. “La intención era medir la temperatura del fondo marino, y después de varias gestiones conseguimos que fuera a 100 metros”, señaló, pero mencionó que al cubrir un área mayor, detectaron en la ecosonda y el perfilador (TOPAS) del buque las “chimeneas” marinas.
Con la exploración a mayor profundidad, los universitarios esperan encontrar temperaturas que podrían hacer funcionar turbinas; “con las mediciones de flujo de calor determinaríamos cuál sería el incremento real de temperatura con la profundidad y la ubicación del yacimiento, lo que posibilitaría hacer un pozo direccional hacia el mar y de ahí obtener energía para Los Cabos”, reiteró.