/ domingo 6 de enero de 2019

Con el mejor regalo: Mantienen viva ilusión y esperanza

A pesar de que cada vez es más difícil, los abuelos Carmen y Salvador ayudan a los Reyes Magos

Hace 10 años, como pareja, "fueron Reyes Magos"; hoy, como abuelos, Carmen y Salvador incentivan la esperanza en sus nietos de la visita de los Reyes Magos a los hogares para llevar regalos. Hoy enfrentan que los niños son más incrédulos y los precios muy altos, pero no dudan en caminar entre el tumulto para buscar algo que guste a los reyes del hogar.

El peregrinar es tedioso, cansado y muy largo hasta encontrar algo que se acomode a las cartas que previamente fueron sustraídas cuidadosamente de los calcetines debajo del árbol de Navidad. La esperanza de ver la sonrisa de los niños compensa las vicisitudes que encuentran.

Carmen, armada con mayor paciencia que Salvador, no quiere dejar al último la compra de los juguetes, así que convenció a su esposo para buscar un pretexto y salir al centro de Cuernavaca; "tenemos que hacer unos trámites", dijeron, para que ninguno de sus nietos fuera a querer acompañarlos. "Además, nos vamos a tardar", sentenciaron.

Con el argumento perfecto desayunaron y salieron temprano, para que no les agarre la noche. Al llegar al primer cuadro encontraron las calles llenas y la gente iba y gritaba, preguntaba precios, revisaba las supuestas ofertas.

Un juguete les gustó.

-¿Cuánto cuesta?, preguntó Carmen.

"180, está barato, llévelo".

Se miraron desanimados, en la colonia cuesta 120, le dijo a su marido. El desánimo no llega y siguen caminando; los comerciantes gritan sus ofertas. Hay de todo: ropa, zapatos, juguetes de control remoto, muñecas, peluches, carros que no hacen nada pero son los más baratos.


PETICIONES

En su carta los dos nietos piden algo que se mueva, un súper carro de control en 800 pesos

Aun así caminan y observan más cosas, han pasado muchos años por eso mismo, que el dinero destinado a los reyes a veces era poco o insuficiente pero siempre llegaban contentos a casa porque encontraban el regalo adecuado para sus hijos y ahora los nietos.

Finalmente, se detienen en un puesto con juguetes que son "clones", aunque el vendedor les aseguró que son originales están en remate, son dinosaurios: uno que le frotas la cresta, ruge y lanza agua, el otro extiende una especie de alas de colores, son de buen tamaño, eso los convenció, por los dos pagaron 700 pesos, al menos estaba dentro del presupuesto.

Contentos se dirigieron a su casa, una vez más pudieron decir que misión cumplida, no saben qué tan contentos quedarán los nietos pero "los Reyes Magos" llegarán a casa una vez más.


Hace 10 años, como pareja, "fueron Reyes Magos"; hoy, como abuelos, Carmen y Salvador incentivan la esperanza en sus nietos de la visita de los Reyes Magos a los hogares para llevar regalos. Hoy enfrentan que los niños son más incrédulos y los precios muy altos, pero no dudan en caminar entre el tumulto para buscar algo que guste a los reyes del hogar.

El peregrinar es tedioso, cansado y muy largo hasta encontrar algo que se acomode a las cartas que previamente fueron sustraídas cuidadosamente de los calcetines debajo del árbol de Navidad. La esperanza de ver la sonrisa de los niños compensa las vicisitudes que encuentran.

Carmen, armada con mayor paciencia que Salvador, no quiere dejar al último la compra de los juguetes, así que convenció a su esposo para buscar un pretexto y salir al centro de Cuernavaca; "tenemos que hacer unos trámites", dijeron, para que ninguno de sus nietos fuera a querer acompañarlos. "Además, nos vamos a tardar", sentenciaron.

Con el argumento perfecto desayunaron y salieron temprano, para que no les agarre la noche. Al llegar al primer cuadro encontraron las calles llenas y la gente iba y gritaba, preguntaba precios, revisaba las supuestas ofertas.

Un juguete les gustó.

-¿Cuánto cuesta?, preguntó Carmen.

"180, está barato, llévelo".

Se miraron desanimados, en la colonia cuesta 120, le dijo a su marido. El desánimo no llega y siguen caminando; los comerciantes gritan sus ofertas. Hay de todo: ropa, zapatos, juguetes de control remoto, muñecas, peluches, carros que no hacen nada pero son los más baratos.


PETICIONES

En su carta los dos nietos piden algo que se mueva, un súper carro de control en 800 pesos

Aun así caminan y observan más cosas, han pasado muchos años por eso mismo, que el dinero destinado a los reyes a veces era poco o insuficiente pero siempre llegaban contentos a casa porque encontraban el regalo adecuado para sus hijos y ahora los nietos.

Finalmente, se detienen en un puesto con juguetes que son "clones", aunque el vendedor les aseguró que son originales están en remate, son dinosaurios: uno que le frotas la cresta, ruge y lanza agua, el otro extiende una especie de alas de colores, son de buen tamaño, eso los convenció, por los dos pagaron 700 pesos, al menos estaba dentro del presupuesto.

Contentos se dirigieron a su casa, una vez más pudieron decir que misión cumplida, no saben qué tan contentos quedarán los nietos pero "los Reyes Magos" llegarán a casa una vez más.


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