El 6 de agosto, el poblado de Ocotepec celebró la Fiesta Patronal del Divino Salvador, considerada una de las más importantes porque reúne a los cuatro barrios y recibe a miles de visitantes de Morelos y la Ciudad de México.
Esta festividad inicia desde el 2 de agosto, con la llegada de las promesas de cada uno de los barrios hacia la Parroquia del Divino Salvador; primero el Barrio de la Candelaria, al siguiente día el de Santa Cruz, después el de Dolores y finalmente el de Los Ramos el día 5 de agosto.
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"El día 6 de agosto es el día más importante de la festividad. Desde las 6 de la mañana se inició con las tradicionales Mañanitas en honor a Nuestro Santo Patrón, con cuetes y el repique de campañas. A las siete de la mañana se recibió a las promesas que vienen de las comunidades de pueblos vecinos y la Ciudad de México principalmente", destacó Manuel Rendón Flores, servidor de la parroquia del Divino Salvador.
Asimismo, este día se da la llegada de las promesas de las diversas comunidades, que en esta ocasión son alrededor de 15, entre ellas Tlaltenango, Chamilpa, Ahuatepec y Santa Catarina. Así como de la Ciudad México como San Miguel Topilejo y Santo Tomás Ajusco.
Las promesas que las personas llevan a la parroquia son obsequios para la fiesta, como velas, ceras, flores y gruesas de cuetes.
Al rededor del mediodía se realiza la celebració de la Misa solemne y por la tarde el tradicional Brinco del Chinelo, con las comparsas de los cuatro barrios.
Y la fiesta culmina el día 7 de agosto con la procesión a partir de las 16:00 horas por los distintos barrios, inciando en el barrio de Santa Cruz, pasando por Candelaria, Ramos y Dolores.
¿Cómo surge esta tradición?
De acuerdo a los pobladores, la Fiesta del Divino Salvador surge a raíz de la participación de soldados originarios de Ocotepec en las tropas mexicanas, durante la Batalla de Puebla el 5 de mayo de 1862.
Se dice que un contingente de soldados de Ocotepec participaron en esa batalla, y cuando regresaron triunfantes a Ocotepec, los pobladores celebraron su victoria el 6 de agosto de 1862, con una misa solemne en honor al Divino Salvador y como agradecimiento de ese triunfo por haber derrotado al ejército francés y con el tiempo se volvió una tradición.
La celebración se suspendió en 1910 por la Revolución Mexicana. Durante la Guerra Cristera de 1926 a 1929 la Iglesia fue cerrada tras este conflicto religioso, para evitar su destrucción, y finalmente el gobierno y la iglesia llegaron a arreglos en junio de 1929 reanudando el culto y los templos, pero el gobierno siguió con la persecución.
En 1937 durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, se llegó a la paz definitiva y se reaunudaron las fiestas en el pueblos. Actualmente, la fiesta del pueblo con más de 100 años de tradición, es considerada una de las más importantes en Morelos.
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