/ miércoles 2 de junio de 2021

"BambúLimón", uno de los sitios favoritos de Cuautla

Consolidado como un restaurante del gusto de los cuautlenses, es el sueño de una pareja que no se rindió ante las dificultades de la pandemia

“BambúLimón” es un restaurante que, en los últimos siete años, se ha consolidado como uno de los favoritos en Cuautla. Es un espacio que la gente suele elegir para festejar cumpleaños, proponer matrimonio, para ofrecer conferencias de prensa y, en general, desayunar o comer en un lugar agradable con los amigos o la familia. Para Jessica y Eduardo, los responsables del restaurante, “Bambú Limón” es su hijo más pequeño.

La comparación no es gratuita: hace siete años, después de haber dado vida a sus dos primeros hijos, Jessica Huitrón y Eduardo Martínez unieron sus profesiones como no podía ser de otro modo: ella, administradora de empresas; él, chef profesional. En ningún otro lugar como aquí se han sentido tan contentos con lo que hacen todos los días. Y el entusiasmo con el que “BambúLimón” abrió sus puertas en aquel momento parece seguir intacto.

“El sueño obvio de los dos era tener un restaurante. Nos encanta la comida, el bien comer, y queríamos algo que nos gustara a nosotros, pero que también le agradara a todas las personas”, recuerda Jessica.

Entonces, como ocurre también con los hijos, buscaron el nombre. Tiempo atrás, Eduardo ya había abierto un pequeño restaurante en Cancún que también se llamó “BambúLimón”. Aunque puede relacionarse con la cultura asiática, región donde esta planta se emplea en diversas áreas, Jessica asegura que surgió en una lluvia de ideas en la que ambos buscaban algo que transmitiera frescura:

“Surgió con una lluvia de ideas entre los dos. Queríamos algo diferente, algo original, pero que sonara fresco, que sonara a frescura. Estuvimos buscando nombres y nombres hasta que ese nos gustó, y ha funcionado bien”, explica.

Cuando este restaurante nació, ambos decidieron bautizarlo con el mismo nombre.

Un chef apasionado

Eduardo es un apasionado de la cocina. No está aquí por accidente ni por azares de la vida. Desde joven supo lo que quería hacer y se sigue esforzando para hacerlo mejor.

“Tratamos de cuidar mucho el servicio, la comida, el montaje de los platos y hacer sentir a los clientes como en casa. Eso es parte de la filosofía del restaurante, va por ahí, y a las personas que probaron en los primeros años el restaurante les gustó. La gente te recomienda. ¿Cómo logramos que la gente viniera hasta aquí cuando no estamos en una avenida principal? Pues por recomendación, cuidando todos los detalles. Eso es parte de un negocio: servicio, comida, calidad”, afirma.

El restaurante, efectivamente, no está ubicado en una avenida principal de la ciudad. A orillas del río Cuautla, donde el municipio es más tropical que urbano, “BambúLimón” se encuentra en la calle Felipe Neri de la colonia Emiliano Zapata. A cambio del beneficio que podría representar una ubicación céntrica, donde los vehículos circulen todo el tiempo a unos metros de la entrada, los comensales gozan de un ambiente tranquilo, un clima fresco y el buen humor del personal. Para muestra de ello, el propio Eduardo, cuyo rostro aparece sonriendo en cada una de las cartas que entregan los meseros, así como en las publicaciones en la página de Facebook del restaurante.

“Es mucho trabajo, esfuerzo y amor a lo que hacemos, pero sobre todo el gusto y que nos hemos preocupado en los productos. Todo se prepara al momento, así que la calidad de los alimentos es muy importante. Tenemos un chef que se preocupa mucho por eso y por el sabor de los alimentos”, presume Jessica.

A los 26 de edad, después de estudiar gastronomía en Cuernavaca, Eduardo viajó de Cuautla a Barcelona para especializarse panadería en la escuela de gastronomía “L'Escola de Forners”, que promueve iniciativas formativas y de estudio que contribuyan a la mejora continua de los profesionales y que sirve como puerta de entrada para los interesados en el sector, según se lee en el sitio oficial de la institución española. Durante su estancia en Europa, Eduardo trabajó en restaurantes de Francia y Andorra. De regreso a América, viajó a Estados Unidos y trabajó en una cadena de restaurantes de cocina mexicana. Él los llama vuelos.

“Ha sido un vuelo gastronómico interesante. Algunos años ya trabajando en esto. Y culminas como chef con la experiencia y el vuelo para que este proyecto funcione. Ese es el tema”, sostiene.

La recomendación de los clientes ha sido vital para la supervivencia del lugar / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Hecho en casa

“Bienvenido a casa” es lo primero que uno lee cuando entra a “BambúLimón”. Como en la mesa de casa, todo lo que se sirve en el restaurante fue hecho en su cocina, desde los atractivos platillos franceses dignos de ser fotografiados antes de llevárselos a la boca, hasta el pan con el que se acompaña al café.

“Eduardo tiene una especialidad en panadería y aquí todos los días se hace el pan que se sirve en el restaurante, no nada más el pan de caja, sino que todas las mañanas sale pan dulce del horno y se lo ofrecemos a nuestros comensales recién salido. Las conchas son una maravilla, calientitas, recién horneadas para disfrutar con el café, así como mucha variedad del pan”, afirma Jessica.

El menú se despliega con sabores que recorren la comida tradicional mexicana, como los chilaquiles, viajando hasta el otro lado del planeta, con la presentación de platillos europeos como el Croque-madame (uno de los favoritos del chef) o el Croque-monsieur. En total, el restaurante ofrece 50 desayunos diferentes. Además, cada fin de semana se tiende un bufet con 30 opciones distintas.

“Es un bufet muy grande. Me atrevería a decir que en cantidad de platillos es el más grande de Morelos”, asegura Eduardo.

Eduardo y Jessica supieron conjuntar sus carreras profesionales y sacar adelante el negocio / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Superando la pandemia

Tras seis años de crecimiento, la tranquilidad de “Bambú Limón” se vio interrumpida en marzo de 2020 debido a la contingencia sanitaria por la pandemia de la covid-19. Eduardo y Jessica lo recuerdan bien. Para toda persona dedicada a la industria restaurantera se trató de un amargo episodio que apenas recientemente parece ir dando lugar a uno nuevo:

“¿Qué pasó realmente? Que dejas de vender, y entre más grande es el restaurante más complicada es su operación, más colaboradores, y truenas. BambúLimón no cerró ningún día, pero sí nos obligó a tocar puertas”, relata Eduardo.

En los momentos más complicados, tuvo que salir del restaurante y buscar él mismo a los clientes. Por ejemplo, empezó a preparar comida para los trabajadores de una refresquera.

“Toqué puertas en la Pepsi y empecé a darles de comer o desayunar a todos sus colaboradores. Ahí es un poquito para intentar no tronar, y así tuve que buscar por todos lados: hacíamos comida para llevar, hice una carta especial de pedidos. Nunca cerramos, pero trabajamos casi a puerta cerrada”, recuerda él.

Mucha parte fue el trabajo y mucha más fue la voluntad. Gracias a esos dos factores, que Jessica y Eduardo contagiaron a sus colaboradores, “BambúLimón” atravesó el periodo más difícil y empezó a recuperarse.

“La verdad es que siempre lo vimos con optimismo. Siempre pensamos que teníamos que salir de esta. Nunca dejamos de trabajar, de buscarle. Dicen que también cuando hay momentos difíciles son áreas de oportunidad, así que no dejamos de buscarle por dónde, ni cómo, y también cuidando a nuestros clientes y colaboradores”, recuerda ella.

Actualmente, el restaurante está en servicio de lunes a domingo en un horario de las 8:00 a las 17:30 horas y conserva el servicio a domicilio a través de su línea telefónica (735 264 9022) y de su página de Facebook (“BambuLimon”).

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“BambúLimón” es un restaurante que, en los últimos siete años, se ha consolidado como uno de los favoritos en Cuautla. Es un espacio que la gente suele elegir para festejar cumpleaños, proponer matrimonio, para ofrecer conferencias de prensa y, en general, desayunar o comer en un lugar agradable con los amigos o la familia. Para Jessica y Eduardo, los responsables del restaurante, “Bambú Limón” es su hijo más pequeño.

La comparación no es gratuita: hace siete años, después de haber dado vida a sus dos primeros hijos, Jessica Huitrón y Eduardo Martínez unieron sus profesiones como no podía ser de otro modo: ella, administradora de empresas; él, chef profesional. En ningún otro lugar como aquí se han sentido tan contentos con lo que hacen todos los días. Y el entusiasmo con el que “BambúLimón” abrió sus puertas en aquel momento parece seguir intacto.

“El sueño obvio de los dos era tener un restaurante. Nos encanta la comida, el bien comer, y queríamos algo que nos gustara a nosotros, pero que también le agradara a todas las personas”, recuerda Jessica.

Entonces, como ocurre también con los hijos, buscaron el nombre. Tiempo atrás, Eduardo ya había abierto un pequeño restaurante en Cancún que también se llamó “BambúLimón”. Aunque puede relacionarse con la cultura asiática, región donde esta planta se emplea en diversas áreas, Jessica asegura que surgió en una lluvia de ideas en la que ambos buscaban algo que transmitiera frescura:

“Surgió con una lluvia de ideas entre los dos. Queríamos algo diferente, algo original, pero que sonara fresco, que sonara a frescura. Estuvimos buscando nombres y nombres hasta que ese nos gustó, y ha funcionado bien”, explica.

Cuando este restaurante nació, ambos decidieron bautizarlo con el mismo nombre.

Un chef apasionado

Eduardo es un apasionado de la cocina. No está aquí por accidente ni por azares de la vida. Desde joven supo lo que quería hacer y se sigue esforzando para hacerlo mejor.

“Tratamos de cuidar mucho el servicio, la comida, el montaje de los platos y hacer sentir a los clientes como en casa. Eso es parte de la filosofía del restaurante, va por ahí, y a las personas que probaron en los primeros años el restaurante les gustó. La gente te recomienda. ¿Cómo logramos que la gente viniera hasta aquí cuando no estamos en una avenida principal? Pues por recomendación, cuidando todos los detalles. Eso es parte de un negocio: servicio, comida, calidad”, afirma.

El restaurante, efectivamente, no está ubicado en una avenida principal de la ciudad. A orillas del río Cuautla, donde el municipio es más tropical que urbano, “BambúLimón” se encuentra en la calle Felipe Neri de la colonia Emiliano Zapata. A cambio del beneficio que podría representar una ubicación céntrica, donde los vehículos circulen todo el tiempo a unos metros de la entrada, los comensales gozan de un ambiente tranquilo, un clima fresco y el buen humor del personal. Para muestra de ello, el propio Eduardo, cuyo rostro aparece sonriendo en cada una de las cartas que entregan los meseros, así como en las publicaciones en la página de Facebook del restaurante.

“Es mucho trabajo, esfuerzo y amor a lo que hacemos, pero sobre todo el gusto y que nos hemos preocupado en los productos. Todo se prepara al momento, así que la calidad de los alimentos es muy importante. Tenemos un chef que se preocupa mucho por eso y por el sabor de los alimentos”, presume Jessica.

A los 26 de edad, después de estudiar gastronomía en Cuernavaca, Eduardo viajó de Cuautla a Barcelona para especializarse panadería en la escuela de gastronomía “L'Escola de Forners”, que promueve iniciativas formativas y de estudio que contribuyan a la mejora continua de los profesionales y que sirve como puerta de entrada para los interesados en el sector, según se lee en el sitio oficial de la institución española. Durante su estancia en Europa, Eduardo trabajó en restaurantes de Francia y Andorra. De regreso a América, viajó a Estados Unidos y trabajó en una cadena de restaurantes de cocina mexicana. Él los llama vuelos.

“Ha sido un vuelo gastronómico interesante. Algunos años ya trabajando en esto. Y culminas como chef con la experiencia y el vuelo para que este proyecto funcione. Ese es el tema”, sostiene.

La recomendación de los clientes ha sido vital para la supervivencia del lugar / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Hecho en casa

“Bienvenido a casa” es lo primero que uno lee cuando entra a “BambúLimón”. Como en la mesa de casa, todo lo que se sirve en el restaurante fue hecho en su cocina, desde los atractivos platillos franceses dignos de ser fotografiados antes de llevárselos a la boca, hasta el pan con el que se acompaña al café.

“Eduardo tiene una especialidad en panadería y aquí todos los días se hace el pan que se sirve en el restaurante, no nada más el pan de caja, sino que todas las mañanas sale pan dulce del horno y se lo ofrecemos a nuestros comensales recién salido. Las conchas son una maravilla, calientitas, recién horneadas para disfrutar con el café, así como mucha variedad del pan”, afirma Jessica.

El menú se despliega con sabores que recorren la comida tradicional mexicana, como los chilaquiles, viajando hasta el otro lado del planeta, con la presentación de platillos europeos como el Croque-madame (uno de los favoritos del chef) o el Croque-monsieur. En total, el restaurante ofrece 50 desayunos diferentes. Además, cada fin de semana se tiende un bufet con 30 opciones distintas.

“Es un bufet muy grande. Me atrevería a decir que en cantidad de platillos es el más grande de Morelos”, asegura Eduardo.

Eduardo y Jessica supieron conjuntar sus carreras profesionales y sacar adelante el negocio / Gude Servín | El Sol de Cuautla

Superando la pandemia

Tras seis años de crecimiento, la tranquilidad de “Bambú Limón” se vio interrumpida en marzo de 2020 debido a la contingencia sanitaria por la pandemia de la covid-19. Eduardo y Jessica lo recuerdan bien. Para toda persona dedicada a la industria restaurantera se trató de un amargo episodio que apenas recientemente parece ir dando lugar a uno nuevo:

“¿Qué pasó realmente? Que dejas de vender, y entre más grande es el restaurante más complicada es su operación, más colaboradores, y truenas. BambúLimón no cerró ningún día, pero sí nos obligó a tocar puertas”, relata Eduardo.

En los momentos más complicados, tuvo que salir del restaurante y buscar él mismo a los clientes. Por ejemplo, empezó a preparar comida para los trabajadores de una refresquera.

“Toqué puertas en la Pepsi y empecé a darles de comer o desayunar a todos sus colaboradores. Ahí es un poquito para intentar no tronar, y así tuve que buscar por todos lados: hacíamos comida para llevar, hice una carta especial de pedidos. Nunca cerramos, pero trabajamos casi a puerta cerrada”, recuerda él.

Mucha parte fue el trabajo y mucha más fue la voluntad. Gracias a esos dos factores, que Jessica y Eduardo contagiaron a sus colaboradores, “BambúLimón” atravesó el periodo más difícil y empezó a recuperarse.

“La verdad es que siempre lo vimos con optimismo. Siempre pensamos que teníamos que salir de esta. Nunca dejamos de trabajar, de buscarle. Dicen que también cuando hay momentos difíciles son áreas de oportunidad, así que no dejamos de buscarle por dónde, ni cómo, y también cuidando a nuestros clientes y colaboradores”, recuerda ella.

Actualmente, el restaurante está en servicio de lunes a domingo en un horario de las 8:00 a las 17:30 horas y conserva el servicio a domicilio a través de su línea telefónica (735 264 9022) y de su página de Facebook (“BambuLimon”).

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