/ sábado 2 de octubre de 2021

La apatía ha socavado las movilizaciones estudiantiles

Los estudiantes han cambiado sus estrategias de lucha, pero también perdieron muchos de los ideales que impulsaban la resistencia civil

Las necesidades económicas y culturales de los estudiantes mexicanos y morelenses originaron en su momento las luchas estudiantiles por un verdadero cambio en el país y en el estado, las cuales podría considerarse, han ido en decadencia porque los jóvenes están viviendo una sociedad de derechos; sin embargo, en algunas zonas de México y claro, todavía, el alumnado, tiene que tomar las calles para exigir el respeto a sus derechos, como ocurre con la Normal Rural de Amilcingo.

De acuerdo con la investigadora Renate Marsiske, un movimiento estudiantil es la expresión de un conjunto de fuerzas sociales que en él alcanzan una manifestación peculiar: puede ser expresión de exigencias de grupos sociales que encuentran en la juventud universitaria a su vocero. Los actores muchas veces no representan un poder en sí, sino en relación con otros grupos sociales.

No es un secreto para nadie que el año 1968 fue el parteaguas de la vida política y social del país, derivado de un movimiento estudiantil y su subsecuente aplastamiento.

El doctor, Óscar Daniel Moreno, profesor del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) refiere en la investigación Representación social de un movimiento estudiantil a través de dos visiones, el estado y la comunidad: el caso de la formación de la colonia Rubén Jaramillo en 1973, que el movimiento estudiantil se dividió en dos grandes ramificaciones: la primera, que sólo abogaba por la democratización de las universidades, principalmente en la elección del rector, buscaba que los gobiernos locales dejaran de entrometerse en esa decisión que, según los estudiantes, sólo correspondía a la institución superior.

La segunda fue aquella que llevó el movimiento al exterior de las aulas con la clara intención de derrocar al gobierno e instaurar otro tipo de política. De esta ramificación nació la conocida guerrilla mexicana.

En Morelos los movimientos estudiantiles no sólo se registraron en la Máxima Casa de Estudios, sino también en las preparatorias donde los estudiantes tomaban acciones contundentes para presionar al gobierno a cambiar alguna política pública o decisión gubernamental en beneficio de la ciudadanía en general.

Por ejemplo, en la Preparatoria 1 de Cuernavaca el estudiantado llegó a secuestrar camiones y hasta quemarlos para presionar al gobierno en turno bajara el costo del pasaje; esta acción duraba el tiempo que fuera necesario hasta que las autoridades cedieran, logrando el respeto y la no agresión por parte de los gobernantes.

Sin embargo, en la actualidad se podría considerar que los ideales revolucionarios ya no están tan presentes en la vida estudiantil; además de que ante las nuevas tecnologías las marchas y manifestaciones se han mudado al sofá.

El expresidente universitario, de la Preparatoria 1 y de la Secundaria 1, Jorge Meade Ocaranza, recordó a El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla que el origen de muchos jóvenes universitarios y de nivel medio superior, que eran casi populares, pertenecían a una familia de trabajadores y campesinos, de gente con una cultura del esfuerzo que traían en la sangre; además de que contaban con catedráticos que más que trabajadores, tenían vocación por enseñar, con una formación muy sólida, progresista y avanzada.

Aunque persisten las manifestaciones de estudiantes, el eco no ha sido el mismo que en las antiguas movilizaciones / Gude Servín | El Sol de Cuautla

El origen revolucionario de los jóvenes morelenses, aseguró, estuvo influenciado en la sensibilización y la necesidad de luchar y reivindicar la situación diaria del estado, “los estudiantes se sentían en automático parte de una institución comprometida con la población”.

Actualmente, refirió, se ha perdido esta motivación, ha existido un desencanto y apatía por el entorno social ante el cambio de la plantilla de profesores y el extracto directo, la convivencia física en las escuelas, aunado a la llegada de las redes sociales, puesto que anteriormente las redes sociales eran en los baños, salones y muros donde expresaban su inconformidad.

Para el catedrático el activismo antigobierno se transformó en acción social por la falta de compromiso ideológico de sus líderes o dirigentes, quienes se mantienen menos informados, así como por el control que se ha presenciado por parte del gobierno y las autoridades universitarias a las organizaciones estudiantiles, “empezaron a intervenir más, si bien había relación con el gobierno y las autoridades, era más autónomo, fueron perdiendo autonomía los grupos estudiantiles”.

“Yo creo que hoy los jóvenes están viviendo una sociedad de derechos, hay muchas causas que nosotros buscamos, desde la autonomía de la universidad, hasta otra serie de derechos que hoy existen. Hoy esta generación lo que tiene que hacer es que esos derechos que se conquistaron se cumplan y no queden nada más como eso. Esta generación tiene demandas resueltas que antes eran demandas de los estudiantes”.

José Teodoro Lavín León, presidente del Grupo Empresarial Morelos y estudiante de El Colegio de Morelos, consideró que la geopolítica ha cambiado al mundo a partir de la llegada del internet y de las redes sociales que nos han transformado, obteniendo información al instante de cualquier parte del mundo, lo cual antes ni se imaginaba que pudiera ocurrir.

El padre de Lavín León, don Teodoro Lavín González fue rector de la UAEM y uno de los mejores, a decir de exalumnos. Tomó posesión de la rectoría en un momento donde todas las escuelas y facultades, estaban en paro repartidas por calle Cuauhtemotzin en el centro de Cuernavaca. A su padre le tocó inaugurar el actual campus universitario, a la par que la preparatoria de Jojutla, Cuautla y el Palacio de Gobierno.

El también académico puntualizó que actualmente la situación del estado y estudiantil es diferente, en especial ante la llegada del Covid-19 que vino a modificar la relación entre personas, complicando a los dirigentes la cercanía con sus agremiados.

“Los líderes estudiantes ahora no tienen ni siquiera estudiantes con los cuales trabajar porque la situación es complicada con la pandemia estamos alejados unos de otros”.

Los normalistas, en pie de lucha

Si se tiene que derramar sangre, así tendrá que ser, pero la escuela normal rural de Amilcingo no desaparecerá. Así se expresan pobladores de Temoac, municipio donde se localiza la escuela normal rural Emiliano Zapata.

Por años este plantel ha sido semillero de mujeres que no sólo logran una formación académica, sino también una formación política, basada en los principios del socialismo.

La escuela normal rural Emiliano Zapata de Amilcingo es producto de la lucha histórica del pueblo, la cuál inició en 1973 ante la necesidad de contar con una escuela de carácter profesional.

El profesor Vinh Flores Laureano (luchador social), uno de los principales propulsores de ello, que junto con otras personas de la comunidad de Amilcingo fueron quienes hicieron realidad contar con esta institución.

Como resultado de varias movilizaciones, las autoridades estatales, representadas por el gobernador del estado de Morelos, Felipe Rivera Crespo, y las autoridades federales, se vieron presionadas para dar una respuesta a dicha demanda, la cual fue atendida el día 30 de mayo de 1974.

Sin embargo, de acuerdo con lo que cuentan los pobladores de la comunidad, las movilizaciones para su fundación, generaron más tarde represión y muerte de quienes encabezaron el movimiento, incluyendo a Vinh Flores, quien fue asesinado el 7 de septiembre de 1976.

Jorge Velázquez, originario de la comunidad de Amilcingo y exestudiante de la escuela normal rural Lázaro Cárdenas del Río de Tenería Estado de México, dijo que esta normal año con año ha estado en lucha.

“Las escuelas normales se hicieron para apoyar a la gente de campo que quiera seguir estudiando y salir adelante”.

Con información de Dulce Gaviña


Las necesidades económicas y culturales de los estudiantes mexicanos y morelenses originaron en su momento las luchas estudiantiles por un verdadero cambio en el país y en el estado, las cuales podría considerarse, han ido en decadencia porque los jóvenes están viviendo una sociedad de derechos; sin embargo, en algunas zonas de México y claro, todavía, el alumnado, tiene que tomar las calles para exigir el respeto a sus derechos, como ocurre con la Normal Rural de Amilcingo.

De acuerdo con la investigadora Renate Marsiske, un movimiento estudiantil es la expresión de un conjunto de fuerzas sociales que en él alcanzan una manifestación peculiar: puede ser expresión de exigencias de grupos sociales que encuentran en la juventud universitaria a su vocero. Los actores muchas veces no representan un poder en sí, sino en relación con otros grupos sociales.

No es un secreto para nadie que el año 1968 fue el parteaguas de la vida política y social del país, derivado de un movimiento estudiantil y su subsecuente aplastamiento.

El doctor, Óscar Daniel Moreno, profesor del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) refiere en la investigación Representación social de un movimiento estudiantil a través de dos visiones, el estado y la comunidad: el caso de la formación de la colonia Rubén Jaramillo en 1973, que el movimiento estudiantil se dividió en dos grandes ramificaciones: la primera, que sólo abogaba por la democratización de las universidades, principalmente en la elección del rector, buscaba que los gobiernos locales dejaran de entrometerse en esa decisión que, según los estudiantes, sólo correspondía a la institución superior.

La segunda fue aquella que llevó el movimiento al exterior de las aulas con la clara intención de derrocar al gobierno e instaurar otro tipo de política. De esta ramificación nació la conocida guerrilla mexicana.

En Morelos los movimientos estudiantiles no sólo se registraron en la Máxima Casa de Estudios, sino también en las preparatorias donde los estudiantes tomaban acciones contundentes para presionar al gobierno a cambiar alguna política pública o decisión gubernamental en beneficio de la ciudadanía en general.

Por ejemplo, en la Preparatoria 1 de Cuernavaca el estudiantado llegó a secuestrar camiones y hasta quemarlos para presionar al gobierno en turno bajara el costo del pasaje; esta acción duraba el tiempo que fuera necesario hasta que las autoridades cedieran, logrando el respeto y la no agresión por parte de los gobernantes.

Sin embargo, en la actualidad se podría considerar que los ideales revolucionarios ya no están tan presentes en la vida estudiantil; además de que ante las nuevas tecnologías las marchas y manifestaciones se han mudado al sofá.

El expresidente universitario, de la Preparatoria 1 y de la Secundaria 1, Jorge Meade Ocaranza, recordó a El Sol de Cuernavaca y El Sol de Cuautla que el origen de muchos jóvenes universitarios y de nivel medio superior, que eran casi populares, pertenecían a una familia de trabajadores y campesinos, de gente con una cultura del esfuerzo que traían en la sangre; además de que contaban con catedráticos que más que trabajadores, tenían vocación por enseñar, con una formación muy sólida, progresista y avanzada.

Aunque persisten las manifestaciones de estudiantes, el eco no ha sido el mismo que en las antiguas movilizaciones / Gude Servín | El Sol de Cuautla

El origen revolucionario de los jóvenes morelenses, aseguró, estuvo influenciado en la sensibilización y la necesidad de luchar y reivindicar la situación diaria del estado, “los estudiantes se sentían en automático parte de una institución comprometida con la población”.

Actualmente, refirió, se ha perdido esta motivación, ha existido un desencanto y apatía por el entorno social ante el cambio de la plantilla de profesores y el extracto directo, la convivencia física en las escuelas, aunado a la llegada de las redes sociales, puesto que anteriormente las redes sociales eran en los baños, salones y muros donde expresaban su inconformidad.

Para el catedrático el activismo antigobierno se transformó en acción social por la falta de compromiso ideológico de sus líderes o dirigentes, quienes se mantienen menos informados, así como por el control que se ha presenciado por parte del gobierno y las autoridades universitarias a las organizaciones estudiantiles, “empezaron a intervenir más, si bien había relación con el gobierno y las autoridades, era más autónomo, fueron perdiendo autonomía los grupos estudiantiles”.

“Yo creo que hoy los jóvenes están viviendo una sociedad de derechos, hay muchas causas que nosotros buscamos, desde la autonomía de la universidad, hasta otra serie de derechos que hoy existen. Hoy esta generación lo que tiene que hacer es que esos derechos que se conquistaron se cumplan y no queden nada más como eso. Esta generación tiene demandas resueltas que antes eran demandas de los estudiantes”.

José Teodoro Lavín León, presidente del Grupo Empresarial Morelos y estudiante de El Colegio de Morelos, consideró que la geopolítica ha cambiado al mundo a partir de la llegada del internet y de las redes sociales que nos han transformado, obteniendo información al instante de cualquier parte del mundo, lo cual antes ni se imaginaba que pudiera ocurrir.

El padre de Lavín León, don Teodoro Lavín González fue rector de la UAEM y uno de los mejores, a decir de exalumnos. Tomó posesión de la rectoría en un momento donde todas las escuelas y facultades, estaban en paro repartidas por calle Cuauhtemotzin en el centro de Cuernavaca. A su padre le tocó inaugurar el actual campus universitario, a la par que la preparatoria de Jojutla, Cuautla y el Palacio de Gobierno.

El también académico puntualizó que actualmente la situación del estado y estudiantil es diferente, en especial ante la llegada del Covid-19 que vino a modificar la relación entre personas, complicando a los dirigentes la cercanía con sus agremiados.

“Los líderes estudiantes ahora no tienen ni siquiera estudiantes con los cuales trabajar porque la situación es complicada con la pandemia estamos alejados unos de otros”.

Los normalistas, en pie de lucha

Si se tiene que derramar sangre, así tendrá que ser, pero la escuela normal rural de Amilcingo no desaparecerá. Así se expresan pobladores de Temoac, municipio donde se localiza la escuela normal rural Emiliano Zapata.

Por años este plantel ha sido semillero de mujeres que no sólo logran una formación académica, sino también una formación política, basada en los principios del socialismo.

La escuela normal rural Emiliano Zapata de Amilcingo es producto de la lucha histórica del pueblo, la cuál inició en 1973 ante la necesidad de contar con una escuela de carácter profesional.

El profesor Vinh Flores Laureano (luchador social), uno de los principales propulsores de ello, que junto con otras personas de la comunidad de Amilcingo fueron quienes hicieron realidad contar con esta institución.

Como resultado de varias movilizaciones, las autoridades estatales, representadas por el gobernador del estado de Morelos, Felipe Rivera Crespo, y las autoridades federales, se vieron presionadas para dar una respuesta a dicha demanda, la cual fue atendida el día 30 de mayo de 1974.

Sin embargo, de acuerdo con lo que cuentan los pobladores de la comunidad, las movilizaciones para su fundación, generaron más tarde represión y muerte de quienes encabezaron el movimiento, incluyendo a Vinh Flores, quien fue asesinado el 7 de septiembre de 1976.

Jorge Velázquez, originario de la comunidad de Amilcingo y exestudiante de la escuela normal rural Lázaro Cárdenas del Río de Tenería Estado de México, dijo que esta normal año con año ha estado en lucha.

“Las escuelas normales se hicieron para apoyar a la gente de campo que quiera seguir estudiando y salir adelante”.

Con información de Dulce Gaviña


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