/ martes 15 de diciembre de 2020

Ghost, el musical, primera obra de gran producción que se estrena en plena pandemia

Dai Liparoti, Agustín Argüello y Alex Brizuela, junto con Lorena de la Garza protagonizan el musical

De sus 50 años de vida, Jaime Matarredona ha dedicado 35 de ellos al teatro: “Primero como asistente de dirección, inicié montajes universitarios y experimentales, yo vengo de este mundo. Después me integré a las filas de Ocesa básicamente como production stage manager pero les dije ‘yo también soy director’, y fui muy afortunado que inmediatamente me empezaron a dar dirección de obras”, cuenta.

En este tiempo el desafío más grande que enfrentó fue cuando los teatros pararon un par de semanas para detener la ola de contagios de la influenza AH1N1 en 2008; “pero nunca me imaginé esto”, dice refiriéndose a los más de seis meses en los que permanecieron vacías las butacas de los teatros por la emergencia sanitaria del coronavirus.

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Cuando los foros retomaron actividades, Jaime Matarredona volvió a dirigir Defendiendo al cavernícola y Los monólogos de la vagina, que regresaron a dar funciones frente a un público que no supera el 30 por ciento del aforo permitido. Además de convertirse en el director asociado en México de Ghost, el musical, producción que estrenará mañana y que se convertirá en el primer montaje de gran escala en debutar en medio de la pandemia.

“Profesionalmente y anímicamente esta producción es un oasis. Han sido meses muy duros de mucha incertidumbre, sin saber lo que va a pasar con nuestro oficio y nuestras carreras. Yo me cuestionaba mucho y pienso que lo único que sé hacer y que he hecho en mi vida es teatro. Y cuando el teatro queda así de desterrado de las actividades es durísimo. No he perdido la esperanza y está claro que va a pasar. El hecho de tener ahorita la oportunidad de poder trabajar en este proyecto ha sido para mí un destello de esperanza tremendo, es un gran reto”, cuenta el director.

Ghost, el musical es una adaptación que Bruce Joel Rubin realizó a partir del guion de la película por la que ganó un Oscar. La trama es similar a la de la película pero hay una palabra que describe por completo la esencia del la historia: la resiliencia, “sobre cómo los seres humanos tenemos que adaptarnos y encontrar la manera de sobrellevar estas cosas y sobrevivir”, dice el director.

Al igual que Molly sobrevive la pérdida de su amado Sam, Jaime Matarredonda ha superado los meses que pasó alejado de los escenarios, pero también los problemas de salud que le provocó la Covid-19 en abril, cuando tuvo que pasar tres semanas hospitalizado para superar esta enfermedad.

“Estuve muy grave y a consecuencia de eso tuve un problema digestivo: se me generaron muchos trombos –coágulos de sangre que permanecen en los vasos sanguíneos–; esta enfermedad genera eso principalmente en el sistema respiratorio, pero a mí me lo provocó en el sistema digestivo”.

Esta situación le causó problemas en el intestino grueso, por lo que “me tuvieron que cortar una parte. Estuve hospitalizados dos veces en este periodo: la primera tres semanas y la segunda una, por una operación programada. Esto me ha dejado consecuencias emocionales y físicas”, confiesa.

Jaime Matarredonda reconoce que hay cierta coincidencia entre su historia y la que trata Ghost, el musical, aunque no se anima a decir cuál: “Creo que aún no agarro perspectiva, la verdad. Todavía necesito darle tiempo a mis emociones para que encuentres cómo se conecta, no lo quiero forzar. Pero puedo decir que siempre he visto el teatro y a los que lo hacemos como sobrevivientes y como innovadores. Y ahora nos vamos a adaptar de alguna manera a la nueva realidad”.

Puede que el siguiente paso del teatro sea perder la oportunidad de hacer espectáculos masivos y que “terminemos haciendo cosas más chiquitas y se vuelve una licencia del teatro más intima. A lo mejor terminamos haciendo teatro inmersivo con distancia. O hacemos cosas híbridas”, se atreve a vislumbrar.

Lo cierto es que el impacto que ha tenido el coronavirus en el teatro es innegable y ahora es momento de adaptarse, de ser resilientes. Por eso ahora, Jaime Matarredona trabaja en otro proyecto que se trata de “un espectáculo inmersivo virtual, porque esto nos tiene que llevar a otro lugar por medio de la expresión, porque además el teatro es de las artes que reflejan más inmediatamente la realidad que estamos viviendo”.

El director también prepara los detalles para montar en algún punto del próximo año el musical de Aladino, aunque cualquier plan a futuro pueda cambiar de último momento.

De sus 50 años de vida, Jaime Matarredona ha dedicado 35 de ellos al teatro: “Primero como asistente de dirección, inicié montajes universitarios y experimentales, yo vengo de este mundo. Después me integré a las filas de Ocesa básicamente como production stage manager pero les dije ‘yo también soy director’, y fui muy afortunado que inmediatamente me empezaron a dar dirección de obras”, cuenta.

En este tiempo el desafío más grande que enfrentó fue cuando los teatros pararon un par de semanas para detener la ola de contagios de la influenza AH1N1 en 2008; “pero nunca me imaginé esto”, dice refiriéndose a los más de seis meses en los que permanecieron vacías las butacas de los teatros por la emergencia sanitaria del coronavirus.

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Cuando los foros retomaron actividades, Jaime Matarredona volvió a dirigir Defendiendo al cavernícola y Los monólogos de la vagina, que regresaron a dar funciones frente a un público que no supera el 30 por ciento del aforo permitido. Además de convertirse en el director asociado en México de Ghost, el musical, producción que estrenará mañana y que se convertirá en el primer montaje de gran escala en debutar en medio de la pandemia.

“Profesionalmente y anímicamente esta producción es un oasis. Han sido meses muy duros de mucha incertidumbre, sin saber lo que va a pasar con nuestro oficio y nuestras carreras. Yo me cuestionaba mucho y pienso que lo único que sé hacer y que he hecho en mi vida es teatro. Y cuando el teatro queda así de desterrado de las actividades es durísimo. No he perdido la esperanza y está claro que va a pasar. El hecho de tener ahorita la oportunidad de poder trabajar en este proyecto ha sido para mí un destello de esperanza tremendo, es un gran reto”, cuenta el director.

Ghost, el musical es una adaptación que Bruce Joel Rubin realizó a partir del guion de la película por la que ganó un Oscar. La trama es similar a la de la película pero hay una palabra que describe por completo la esencia del la historia: la resiliencia, “sobre cómo los seres humanos tenemos que adaptarnos y encontrar la manera de sobrellevar estas cosas y sobrevivir”, dice el director.

Al igual que Molly sobrevive la pérdida de su amado Sam, Jaime Matarredonda ha superado los meses que pasó alejado de los escenarios, pero también los problemas de salud que le provocó la Covid-19 en abril, cuando tuvo que pasar tres semanas hospitalizado para superar esta enfermedad.

“Estuve muy grave y a consecuencia de eso tuve un problema digestivo: se me generaron muchos trombos –coágulos de sangre que permanecen en los vasos sanguíneos–; esta enfermedad genera eso principalmente en el sistema respiratorio, pero a mí me lo provocó en el sistema digestivo”.

Esta situación le causó problemas en el intestino grueso, por lo que “me tuvieron que cortar una parte. Estuve hospitalizados dos veces en este periodo: la primera tres semanas y la segunda una, por una operación programada. Esto me ha dejado consecuencias emocionales y físicas”, confiesa.

Jaime Matarredonda reconoce que hay cierta coincidencia entre su historia y la que trata Ghost, el musical, aunque no se anima a decir cuál: “Creo que aún no agarro perspectiva, la verdad. Todavía necesito darle tiempo a mis emociones para que encuentres cómo se conecta, no lo quiero forzar. Pero puedo decir que siempre he visto el teatro y a los que lo hacemos como sobrevivientes y como innovadores. Y ahora nos vamos a adaptar de alguna manera a la nueva realidad”.

Puede que el siguiente paso del teatro sea perder la oportunidad de hacer espectáculos masivos y que “terminemos haciendo cosas más chiquitas y se vuelve una licencia del teatro más intima. A lo mejor terminamos haciendo teatro inmersivo con distancia. O hacemos cosas híbridas”, se atreve a vislumbrar.

Lo cierto es que el impacto que ha tenido el coronavirus en el teatro es innegable y ahora es momento de adaptarse, de ser resilientes. Por eso ahora, Jaime Matarredona trabaja en otro proyecto que se trata de “un espectáculo inmersivo virtual, porque esto nos tiene que llevar a otro lugar por medio de la expresión, porque además el teatro es de las artes que reflejan más inmediatamente la realidad que estamos viviendo”.

El director también prepara los detalles para montar en algún punto del próximo año el musical de Aladino, aunque cualquier plan a futuro pueda cambiar de último momento.

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